Productores, científicos, técnicos, referentes públicos y privados, empresarios e inversores nacionales y internacionales del sector agropecuario y tecnológico participaron en Paraná del II Congreso Internacional de Maíz (CIM), con debates sobre innovación, desarrollo, sustentabilidad, novedades tecnológicas y proyecciones y desafíos.
Agregar valor y abrir mercados, los desafíos para el maíz
El gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet; el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Juan José Bahillo; el ministro de Agricultura de Córdoba, Sergio Busso; y el presidente de Maizar, Pedro Vigneau, encabezaron el acto inaugural del encuentro que contó con más de 2.000 asistentes.
El maíz es de las principales cadenas agroindustriales de las provincias de la Región Centro (Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe), organizadoras del congreso junto con Maizar y Maizall.
Bioeconomía
Es también clave para la bioeconomia, a partir del desarrollo de industrias que le agreguen valor. Joaquín Guyot, gerente de Syngenta semillas, recordó que el grano acompaña a la humanidad “hace miles de años, y en los últimos 20 ó 30 tuvo una evolución fenomenal para generar valor, con unos 600 usos”. Además, sirve para reemplazar muchos materiales de industrias pesadas, inclusive el petróleo, que son una de las causas del cambio climático, por lo que el maíz “es un cultivo muy amigable con el medio ambiente”, agregó.
El gobernador de Entre Ríos subrayó que el maíz “es fundamental para las cadenas de producción”.
Por su parte, el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, recordó que hubo “40 años con casi la misma superficie sembrada” con el grano, hasta que a partir de 2010 se inició un ascenso que llegó en 2022 a duplicar las hectáreas destinadas y hasta casi siete veces más la producción.
El funcionario nacional convocó a trabajar de forma mancomunada para “agregar valor, acortar las brechas de rendimiento, abrir más mercados y demostrar la huella de carbono del maíz en Argentina”. Hizo hincapié en ese último punto, ya que consideró que la Unión Europea “quiere condicionar con barreras arancelarias” a la producción latinoamericana como “causantes del cambio climático”, pero pidió “no poner la responsabilidad en los productores”.
A su turno el presidente de Maizar, Pedro Vigneau, dijo que “más que pensar en exportar grano, que Argentina hoy exporta el 70% como grano”, puntualizó en trabajar para “transformar el grano con menor huella ambiental del mundo en alimentos, bienes y servicios”.
Mostró su traje “hecho de almidón de maíz” al igual que sus zapatillas, aunque detalló que fueron producidos fuera del país, por lo que pidió “consensuar y desarrollar un plan entre todos los actores, para transformar el maíz en Argentina, y cerca de donde realiza la fotosíntesis”.
Argentina es el país “con la menor huella de carbono del mundo, tiene una de las cuencas fotosintéticas más importantes del mundo”, y el maíz “es capaz de capturar más dióxido de carbono que otras plantas”, añadió Vigneau.
Por su parte, el director de la Sociedad Rural Argentina (SRA) Andrés Costamagna destacó la investigación y análisis genómico en bovinos que realiza la entidad junto con el Conicet para obtener mayor eficiencia y precisión en la selección de genes y el genotipado.
El objetivo principal es crear una base de datos con “la genómica de todas las especies argentinas”, para luego realizar una “selección de quienes produzcan menos emisiones y menos huella ambiental, incluso antes de que una ternera tenga crías”, comentó.
En el congreso se coincidió en que la Argentina “está preparada” para enfrentar los desafíos y obligaciones ambientales que demandará el mundo en los próximos años. El presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), Gustavo Idígoras, resaltó que actualmente, “no todos los mercados piden sustentabilidad pero mañana si” y señaló que Europa “domina la agenda de comercio internacional en el mundo donde la seguridad alimentaria no es relevante, pero sí la sustentabilidad”.
Detalló que se reclamarán lotes libres de deforestación y los productores no venderán maíz “sin una foto geosatelital que demuestre que el lote no fue deforestado más allá de media hectárea”.
Si bien Idígoras consideró que el sector “piensa distinto” y hay que buscar “primero alimentar al mundo y después ver cómo proteger el medio ambiente”, resaltó que Argentina “está bastante preparada” para enfrentar los desafíos.
También adelantó que se lanzará una plataforma para demostrar que el 100% de la soja y ganado argentino sea libre de deforestación.
Nueva biotecnología
En el marco del congreso, el Inta y la empresa multinacional Syngenta presentaron sus avances sobre en una nueva biotecnología que busca mejorar la degradación del almidón del maíz y potenciar la industria de transformación del grano, destacó Joaquín Guyot, gerente de Syngenta semillas.
La compañía lanzará una biotecnología que incorpora a la semilla y grano de maíz una alta concentración de la enzima alfa milasa, que mejorará la degradación del almidón de ese maíz y potenciar la industria de transformación del grano.
El avance permitirá obtener un almidón más degradable, y así mejorar la digestibilidad en los animales, la ganancia de peso en animales y su carne, y la producción de litros de leche. Además, permitirá transformar el maíz en etanol, ya que la alfa milasa “es un insumo sintético y podría ser reemplazado por un bio insumo que esté dentro del propio grano de maíz”.
Por otra parte, una joven estudiante de la carrera de Ingeniería Agronómica de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba, presentó su proyecto de tesis por el cual crea un mapa asociativo de genes entre la bacteria espirilos (Spirillum) y los distintos tipos de maíz, con el objetivo de reducir el uso de agroquímicos.
La bacteria “lo que hace es fijar nitrógeno en el maíz, lo que permite reducir los fertilizantes”, explicó Guadalupe Villacosta, de 24 años, que intenta desarrollar un análisis en todas las líneas del grano para detectar en cuál es más eficiente la simbiosis.