Aunque la mayoría de los maíces ya superaron el riesgo de achaparramiento, los expertos piden seguir monitoreando no solo para preservar a los maíces sembrados más tardíamente, sino también para seguir generando información relevante para manejar la plaga en las próximas campañas. Como era de esperarse para la época del año el 15° informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis registró una mayor presencia de la chicharrita, sobre todo en el norte del país, pero el escenario es promisorio.
Chicharrita: el 80% del maíz está a salvo del achaparramiento
El 15° informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis registró una mayor presencia de la plaga, como era de esperarse para la época del año, pero más del 80% de los maíces ya superaron la etapa de vulnerabilidad al achaparramiento
Chicharrita. Los expertos advierten que es importante estudiar qué pasa con la población del vector.
Basado en el relevamiento de 378 localidades maiceras de la Argentina entre el 24 de febrero y el 13 de marzo de 2025, el relevamiento mostró lo previsible: la chicharrita incrementó su presencia en todas las regiones, particularmente en las zonas endémicas del norte del país, como el NOA y el NEA.
“La buena noticia es que más del 80% de los cultivos de maíz ya está a salvo del complejo de enfermedades que transmite este vector, dado que ya se encuentra en etapas fenológicas reproductivas (R1-R6) o vegetativas tardías (VT), y en algunas localidades del Litoral o las regiones del Centro ya se está cosechando o cerca de hacerlo”, destaca el informe.
El control contra el achaparramiento
“En general se ve que obviamente aumentaron las poblaciones de chicharritas, por la época estival y porque se dejaron de hacer intervenciones químicas de control. Pero este aumento llegó demasiado tarde, cuando ya los cultivos se encuentran fuera de la etapa de susceptibilidad”, explicó Alejandro Vera, investigador de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) y coordinador de la Red.
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No obstante, el experto insistió en que, de cara al futuro, “es importante estudiar qué pasa con la población del vector. Por eso es preciso seguir monitoreando, independientemente de que el cultivo esté protegido: hay que seguir viendo cómo fluctúa en el tiempo la dinámica de esta población, para seguir generando información. Cuanta más información recolectemos, más precisos vamos a ser para la toma de decisiones”, indicó.