El mes de octubre cerró con un 20% de la superficie nacional de maíz sembrada y las tan esperadas lluvias primaverales no lograron el abastecimiento hídrico necesario para cumplir en tiempo y forma con las siembras tempranas, y en muchos casos, la ventana llegó a su fin. Al mismo tiempo, durante las últimas semanas, los registros de precipitaciones también imposibilitaron un mayor progreso de las labores de siembra, con lo cual se confirma una importante migración de superficie temprana a fechas tardías.
El maíz tardío: claves para lograr mejorar los rindes
En este contexto, la agtech rosarina Sima (Sistema Integrado de Monitoreo Agrícola), presente en ocho países de América latina con más de 7,5 millones de hectáreas monitoreadas, analizó cuáles son los motivos que explican una evolución hacia siembras tardías y cómo maximizarlas.
“Por falta de información empírica, antes se pensaba que hacer un maíz tardío significaba resignar algunos quintales y por ello desvalorizar la producción, usando híbridos de menor potencial productivo o hacerlos con menor fertilización, debido a que los rindes esperados eran notablemente inferiores a los obtenidos en las implantaciones tempranas”, indicaron desde la agtech.
Sin embargo, detallaron que en la actualidad “numerosos ensayos demuestran que es posible elevar los pisos de rendimientos de maíces tardíos con un buen manejo agronómico, una correcta elección de genotipos y el cuidado fitosanitario que se requiere”.
En Argentina, el gran cambio productivo del maíz fue de la mano de poder atrasar las siembras desde la primavera hacia el inicio del verano. La campaña 2022/23 cerró con unas 10,5 millones de hectáreas sembradas con el cereal, de las cuales más del 60% correspondieron a siembras tardías.
“En este planteo, uno de los factores determinantes es la elección del híbrido”, plantearon desde Sima y señalaron que “está demostrado que la correcta selección de genotipos con adaptación al ambiente explican gran parte de los rendimientos obtenidos, dado que aseguran maximizar la eficiencia en el uso de los recursos”.
De ese modo, “los híbridos de ciclo más corto y con mayor resistencia a factores estresantes, como heladas tempranas, pueden ser ideales”, aseguraron.
En segundo lugar, la fecha de siembra dependerá de la región y de las condiciones climáticas. “La clave aquí es asegurarse de sembrar con buena disponibilidad de agua útil y en un momento que permita que el cultivo alcance la madurez antes de las heladas”, indicaron desde Sima.
En términos de nutrición, “el maíz tardío, al igual que el resto también requiere de una reposición de minerales para favorecer buen crecimiento inicial”, aseveraron. Para eso,” son necesarios análisis de suelo para determinar los niveles de nutrientes y en base a ello ajustar la fertilización prestando especial atención a nitrógeno, fósforo y potasio”, indicaron.
Agricultura inteligente
En cuanto a prácticas de manejo aconsejaron “realizar un manejo adecuado malezas antes de la siembra y durante el crecimiento del maíz, lo que garantiza la disminución de la población, la reducción de competencia por recursos y la calidad de cosecha. El uso de herbicidas pre-emergentes y selectivos en dosis ajustadas resultan un paquete efectivo”, indicó el equipo de Sima.
Uno de los beneficios del sistema de agricultura inteligente, que Sima ofrece, es el “control de severidad de enfermedades”, que puede ser realizado mediante una fotografía, y permite llevar de manera offline el registro con la descripción, fotos, protocolos y umbrales de todas las adversidades del cultivo, georefenciarlas y añadir videos, audios y notas.
A su vez, el maíz tardío a menudo requiere de una recolección temprana para esquivar las heladas. En este punto, la app de Sima dispone de una herramienta para “el control de pérdida de cosecha” que calcula en tiempo real el estado de la pérdida de la cosechadora, registrando los datos obtenidos, lo que permite calibrar la maquinaria para disminuir la pérdida en el momento preciso. Una vez cosechado, el correcto secado también juega un rol importante.
Por lo tanto, es recomendable trabajar en estrecha colaboración con especialistas zonales, tener información actualizada y estar familiarizados con las condiciones locales, para que las decisiones sean específicas para el cultivo en el ambiente a implantar.