El trigo de este ciclo se presentaba como la gran oportunidad para el sector agropecuario y para la economía argentina, pero el clima echó por tierra lo que se presentaba como una súper campaña. "A pesar de que se sembró un 30 por ciento más del cereal que el año pasado, el volumen cosechado será prácticamente similar al alcanzado en 2017", puntualizó el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Rosario.
El clima metió la cola en la cosecha récord del trigo
El diagnóstico también fue ratificado por el Panorama Agrícola Semanal (PAS) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires que detectó en los primeros lotes recolectados niveles de rendimiento "por debajo de los promedios regionales", como consecuencia de la falta de humedad en momentos críticos del llenado de grano y heladas que impactaron en el potencial.
La situación, aunque no adquiere los rangos de una crisis de productividad, es un golpe a la rentabilidad del productor agropecuario que encuentra en el trigo la liquidez disponible a fin de año para, entre otras cosas, afrontar el pago de las deudas y encarar con holgura la campaña de granos gruesos. Mucho más en un escenario de aceleración inflacionaria que afecta los costos, y una crisis de financiamiento que ya amenaza la siembra tardía de maíz. "La siembra del cereal grueso está retrasada en 6 puntos respecto a las últimas cinco campañas y muchos lotes podrían terminar pasando a soja", apuntó GEA.
Sin embargo, los ojos están puestos en el trigo. Según los reportes de la Bolsa de Rosario y de Cereales de Buenos Aires, el cereal en la zona núcleo "está jaqueado por la falta de agua y las heladas".
A priori ya se estima que se producirán sólo 160 mil toneladas más que en el ciclo 2017, pese a que se sembró mayor superficie y hubo más fertilización. Actualmente hay en la zona 580 mil hectáreas en condiciones "malas y regulares", apuntó GEA.
El clima tuvo un comportamiento errático que a lo largo del último mes y medio hacía renacer las posibilidades de una campaña récord y luego, ante la falta de humedad, echaba por tierra esas posibilidades. De hecho, las precipitaciones llegaron a la región del centro norte santafesino, sur de Santa Fe, pero en menor medida al oeste de Córdoba, que fue en todo momento la zona más crítica en materia de agua.
De hecho, durante la última semana se produjeron lluvias pero aisladas, con bajo volumen y corta duración, que no permitió acumular el nivel suficiente de humedad en una etapa tan crítica para el trigo. "En la última semana se octubre la recomposición de agua será dependiente de los flujos de humedad generados por el avance de la convergencia tropical hacia el hemisferio sur", indicó el especialista de GEA, José Luis Aiello.
También indicó que el clima más benevolente fue sobre los trigales de la provincia de Buenos Aires, donde aún se mantienen altas las expectativas.
En concreto, a pesar de que se sembraron 350 mil hectáreas este año, la producción apenas alcanzaría los 5,13 millones de toneladas de trigo, contra los 4,97 millones de toneladas de la campaña pasada. "Con 8,3 quintales menos de rinde que en el 2017/2018, la posibilidad del repechaje ante la sequía del verano se evapora por otro episodio de falta de agua", detalló el reporte de GEA.
Un 30 por ciento de los trigos de la región está comenzando el llenado de granos y gran parte de ellos están ubicados en el centro-sur de Santa Fe y este de Córdoba, las áreas con menores reservas de agua de la región.
Pero además, los informes productivos señalan que la escasez también deja vulnerables a los cuadros que vienen detrás, cómo el 40 por ciento que está en espigazón y floración, y a los más atrasados que tienen la espiga embuchada, el 30 por ciento restante. "Tras las heladas y sin el auxilio del agua, los cuadros en malas condiciones ocupan el 15 por ciento del área, los regulares el 25 por ciento", detalló el informe de producción de GEA.
Los daños por las heladas en el sudeste de Córdoba fueron de tal magnitud que se está evaluando en pasar un desecante para sembrarlos con soja de primera.
A eso también se le suma que las previsiones de lluvias fueron más modestas de las esperadas, en función de la alta volatilidad atmosférica. Aiello indicó que "el patrón de lluvias escasas y acotadas a una pequeña franja del este de la región volvió a imponerse" y esto quedó demostrado en los acumulados. La zona más beneficiada fue la de Rosario, donde cayeron 20,8 milímetros la semana pasad, seguido por Ramallo con 15 milímetros y Baradero con 14,8 milímetros. Mientras que en el resto los registros estuvieron por debajo.
Recorte de proyección. Con este escenario, el balance nacional también se acotó y hay un recorte de 2 millones de toneladas en la producción triguera de 2018. "En la primera estimación nacional se proyecta un volumen de 19 millones de toneladas, un 10 por ciento menos que lo previsto dos meses atrás", apuntaron los especialistas de la Bolsa de Rosario. De ese modo, quedaron atrás las posibilidades de alcanzar los 21 millones de toneladas.
Los números se consolidan a medida que van apareciendo los primeros mapas de rendimiento. Ya se estiman 3 quintales menos de los 34 quintales que se proyectaban, pese a que se produjo con una siembra récord de 6,32 millones de hectáreas y a la inversión más grande en fertilización que jamás se haya hecho en el cultivo.
El PAS de la Bolsa de Cereales porteña muestra que "si bien el progreso nacional aún no supera el 1 por ciento de la superficie apta, los primeros rendimientos relevados se ubicaron por debajo de los promedios regionales como consecuencia de la falta de humedad en momentos críticos del llenado de grano".
También detalla que en paralelo, las heladas registradas a principios de mes impactarían sobre el potencial de rendimiento de trigo y cebada sobre el sur de Córdoba, sur Santa Fe y Buenos Aires, principalmente en aquellos lotes que se encontraban en plena espigazón al momento de ocurrencia.
"En función de la cuantificación de las pérdidas registradas sobre los rendimientos esperados, no se descarta la posibilidad de registrar modificaciones sobre la actual proyección de producción de ambos cultivos", indicó el último PAS.
Excepción. Aunque la situación a nivel país muestra este escenario, los trigos en la provincia de Buenos Aires son los menos afectados por la variabilidad climática. Los últimos registros de GEA muestran que la condición buena a muy buena domina en el área. "Hubo zonas que recibieron menos precipitaciones, como el suroeste, y otras en el noreste que terminaron el mes de septiembre con acumulados de 150 a 200 milímetros y amenazas de excesos hídricos, pero las recientes lluvias de octubre se limitaron al sector sudeste con 10 a 25 milímetros y s esperar lograr, como media provincial, un rinde de 37,6 qq/ha", detalló.
En Buenos Aires si bien se mantiene cierta vulnerabilidad por la falta de agua en el sector suroeste, se destaca también la importancia que ha tenido el paso de los recientes frentes sobre toda la provincia. "Las últimas lluvias hicieron retroceder los efectos del desecamiento", indicó Aiello.
En esta provincia se espera que este año pueda expresar una productividad unitaria similar a la de la campaña pasada, y también una mejor calidad, dado los niveles de fertilización que se han aplicado.
En cambio, el contraste se da con la provincia de Córdoba, donde apenas se alcanzaría una marca provincial de 27,5 quintales, cuando el año pasado las primeras estimaciones la situaban con 7 quintales por encima de esta marca. En Santa Fe, una zona también complicada por la falta de agua, se lograrían 30,7 qq/ha cuando un año atrás se estimaba una media de 35 quintales.
En territorio santafesino también hay una gran variabilidad. "Hacia el norte, con las recientes lluvias se desarrollan en mejores condiciones, como también hacia el extremo sur de la provincia", indicó Aiello y detalló que el cereal transita el período crítico de espigazón, y predomina el estado bueno. "Pero en las zonas más afectadas la condición regular se va expandiendo sobre el 10 por ciento a 30 por ciento de los lotes", advirtió.
En tanto, en el área productiva de Chaco y Santiago del Estero la falta de agua se ha marcado en este último tiempo y a pocas semanas de comenzar la cosecha de los primeros lotes, se espera que se expresen resultados que estén por debajo de los rindes normales de la zona.