El Congreso Internacional de Innovación Láctea abordó diferentes experiencias innovadoras de producción y acercó nuevas soluciones para problemáticas recurrentes del sector pero también se convirtió en un espacio para reflexionar sobre otras formas de gestión empresarial, una nueva manera de llevar adelante los negocios que en tiempos de pospandemia podría venir más que bien para recuperar la alicaída economía nacional e internacional.
El momento de la gestión empresarial en los establecimientos lácteos
Pedro Tarak, co fundador de Sistema B y Puentes Globales explicó la nueva genética empresarial de las empresas de triple impacto que integran un cambio de paradigma a nivel mundial. “Cuando yo nací éramos 2.700 millones de personas hoy somos un poco más que 7.300 millones de personas y seguimos teniendo la misma lógica y mentalidad de crecimiento infinito en una realidad finita que es la Tierra. Esto hace que pensemos que quizás la manera de habernos organizado desde la política, empresas y ONGS ya no se la mas óptima para poder dar respuesta en este momento a los problemas gigantes que tenemos a nivel global y local. Entonces, soy un ciudadano que desde el movimiento empresarial y desde el mundo de la inversión estamos repensando que significa crecer hoy en día, si más es mejor y cuál es el sentido del éxito de una empresa”, explicó el especialista, que también fue presidente de Sistema B Internacional y consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la OEA y el Banco Mundial.
Tarak, a su vez, es miembro del directorio de la Fundación Wellbeing Economy Foundation en el Reino Unido y co fundador de Emprendia, la primera Empresa B en Argentina, consultora de estrategia y comunicación cuyo propósito es que la sustentabilidad se convierta en core business y cuenta con una amplia trayectoria en acompañar a diversos emprendimientos y empresas del mundo en su camino de impacto social.
Durante su presentación Tarak presentó las principales características de las firmas que pertenecen al Sistema B: “Son empresas que elevaron su propósito a un bien común público, lo han incorporado a sus estatutos y lo han convertido en su núcleo de negocio. De esta forma, los grandes problemas se convierten en una oportunidad de negocio, en una solución que se lleva adelante con todos los actores del mercado”.
La propuesta de Sistema B apunta a una economía que pueda crear valor integral para el mundo. “Lo clave es que la empresa empieza a transformar su ADN pero sigue siendo empresa: el sentido de las empresas B es ir moviendo a todas las demás empresas hacia el mismo lugar”, explicó.
En concreto, la misión del movimiento es apoyar la construcción de ecosistemas favorables para Empresas B y otros actores económicos que utilizan la fuerza del mercado para dar solución a problemas sociales y ambientales.
Desafío profesional
Durante el panel “Capital humano, factor estratégico para la innovación”, Diego del Carril (Adecoagro), Fernando Preumayr, (Grupo Chiavassa), Nicolás Lyons (NSW, Australia) y Hugo Quattrochi (IFCN investigador y consultor) hablaron sobre innovación en las empresas y cómo encaran estas políticas en las compañías del sector.
“Desde la lechería tenemos una oportunidad enorme para generar espacios y que las nuevas generaciones con toda su riqueza y apertura mental nos puedan desafiar a nosotros y juntos generar soluciones o alternativas novedosas”, indicó del Carril.
En esa línea, Preumayr se refirió a “la atmosfera” del sector. “Hoy las nuevas generaciones dan paso a una gran incorporación de tecnología. Y hay dos conceptos que se entrecruza: procesos y personas. Porque la innovación no solamente se da a nivel tecnológico sino que también está dada en la forma de vincularse, de trabajar, de entenderse”, apunto.
El panel también abordó la disyuntiva sobre si líder se nace o se hace. “Es una mezcla probablemente de los dos conceptos”, sostuvo Lyons y explicó: “Hay condiciones innatas de algunas personas de ser más innovadoras, más creativas, pero el ambiente fomenta ese comportamiento y debería sacar lo mejor de las personas en forma individual y de todo el equipo, para el bien de la organización o de la empresa”, agregó.
Consultado sobre qué habilidades son hoy fundamentales para encarar proyectos de innovación, Quattrochi, reflexionó: “Hace falta balancear la actitud de la innovación para que no se transforme en innovacionitis. El balance entre tratar de mejorar las cosas pero no buscar reinventar la rueda, actitudes duras con actitudes más blandas, es decir, inteligencia emocional, la integración dentro de un equipo, la creación de confianza”.
Asimismo, Preumayr comentó sobre los desafíos y oportunidades de la lechería: “Coincido en el planteo de abrir la cabeza para que a la lechería pueda abrevar muchas más profesiones. Y eso pude brindar soluciones a un problema general que es el talento humano. La lechería debería poder dar vuelta este paradigma de ser un obstáculo y ser una actividad poco atractiva para convertirse en un impulsor del talento humano y de posibilidades hacia la gente joven”.
Al respecto, del Carril, abundó: “En la lechería tenemos una oportunidad muy grande, y debemos tener una apertura para alentar la diversidad en los equipos”.
Los cuatro especialistas se expresaron en torno a qué cambio les gustaría ver en la lechería. Quattrochi, consideró que “hay un gran desafío, por los próximos 5 a 7 años, respecto a que muchas empresas van a tener que tomar decisiones sobre su sucesión gerencial. Eso va a ser un factor determinante si van a seguir o no en la lechería, es decir la continuidad de la conducción de la empresa”.
En tanto, Fernando Preumayr, analizó: “Me gustaría ver una lechería con un ambiente que la haga atractiva, que la haga desafiante y que genere proyectos donde el camino sea la colaboración”.