Al grano hay que cuidarlo, y es clave el trato que se le da en la poscosecha. Ante la proximidad de la trilla y la importante producción que se prevé que dejará esta campaña agrícola, la Asociación Argentina de Poscosecha de Granos (Aposgran) realizó la jornada "Estrategias para una exigente cosecha gruesa" que se enfocó especialmente sobre cómo actuar frente a los cambios que genera la prohibición del uso de Diclorvos (DDVP), que comenzó a regir para la campaña de granos gruesos 2018/19.
Estrategias para el cuidado del grano en la poscosecha
Por Patricia Martino
Durante el encuentro que se desarrolló en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) diferentes especialistas hablaron sobre la situación internacional en el comercio de maíz y soja, los desafíos que se vienen para cumplir con los requerimientos internacionales en una campaña que se vislumbra como histórica, se repasaron las novedades en materia comercial y sanitaria, se expusieron alternativas para el manejo de granos con exceso de humedad y se presentaron pautas de manejo ante la prohibición del DDVP.
La apertura de la jornada, contó con una nutrida afluencia de público, estuvo a cargo de Hugo García de la Vega, presidente de Aposgran. El máximo referente de la entidad especializada en pos cosecha de granos planteó la necesidad de implementar buenas prácticas en el trabajo "para hacer las cosas bien".
En ese sentido, sostuvo que en el último tiempo que "desdibujó" la operación de recepción de mercadería y planteó que si no se cuentan con muestras representativas de los lotes los resultados analíticos no van a ser los correctos y su conservación se diluye. "Almacenamos mercadería que muchas veces no sabemos en qué condiciones están, si son aptas para almacenarse directamente o si necesita un acondicionamiento previo. Esto lleva a problemas de foco de temperatura, destrucción de una materia prima que tenemos que cuidar. Nuestra función es conservar y cuidar, mantener la calidad y la inocuidad de la mercadería que recibimos", subrayó.
De la Vega habló de otro tema que preocupa en el sector: la conservación del grano en los silo bolsas. "Originalmente los silos bolsas comenzaron como un almacenaje de urgencia, hoy en día y más con el volumen que vamos a tener en esta campaña van a ser muchas toneladas almacenadas en este sistema de almacenamiento. Hemos visto problemas de almacenaje, no por el silo bolsa en sí que es una buena opción, sino por la metodología que se usa. No es lo mismo almacenar por uno o dos meses, que por siete", destacó.
El presidente de Aposgran también se refirió a la problemática que se presenta cuando se encuentra insectos y los cambios en el tratamiento a partir de la prohibición del uso de DDVP. "Hoy no tenemos el Diclorvos, la molécula que nos salvaba de insectos y nos encontramos con que no sabemos qué hacer y eso es porque no nos fuimos preparando. La falta del Diclorvos se suplanta con trabajar con buenas prácticas pero todavía no somos capaces de trabajar con buenas prácticas de almacenaje y eso nos lleva a preocuparnos porque ya no tenemos el bombero del Diclorvos", detalló.
Garantizar la inocuidad es uno de los temas clave para la comercialización internacional de los granos. De la Vega indicó que hay que esmerarse para que el país no pierda mercados, no pierda clientes como ya ocurrió en algunos casos. "Cuidemos el tema de la inocuidad, no usemos plaguicidas para matar insectos. Si aplicamos mal los plaguicidas vamos a tener otro gran problema con la inocuidad", insistió al tiempo que pidió "trabajar con disciplina".
La reciente prohibición del DDVP y las nuevas pautas de manejo en la poscosecha fue uno de los paneles más esperados. El ingeniero agrónomo Ricardo Bartosik, jefe de grupo de calidad agroalimentaria del Inta Balcarce e investigador del Conicet señaló que Argentina como país exportador de agroalimentos debe tomar en cuenta "los límites máximos de residuos en productos de origen vegetal que establecen los diferentes países para preservar la salud de los consumidores".
"Los límites máximos de residuos afectan al comercio mundial de alimentos, afectaron mercados de Argentina. De ahora en más será algo que tendremos que convivir permanentemente, hoy es el DDVP, mañana será otro, hay un cuestionamiento muy fuerte en Europa por el glifosato", advirtió Bartosik.
En rigor, explicó que la aplicación de insecticida genera residuos en los granos y esos residuos ofrecen protección sobre el ataque de plagas durante el almacenamiento pero si están en esceso afectan la inocuidad de los granos.
Bartosik relató que el DDVP es un producto viejo y, debido a ciertos antecedentes relacionados a su toxicidad en humanos, es que se lo prohibió en la mayoría de los países. Los residuos se detectaron hasta seis meses después de su aplicación. En Argentina se utilizaba mucho porque brinda un control rápido de plagas, en 6 horas ya se registraba un control 100 por ciento efectivo mientras que otros productos actúan en menor proporción, recién pasadas las 12 horas alcanzan efectividad total.
"El DDVP no tiene reemplazo. Hay que cambiar la estrategia en el control de plagas. Pasar de un enfoque reactivo a uno preventivo, afianzar el uso de herramientas complementarias y profesionalizar el control de plagas", instó Bartosik.
El especialista detalló las herramientas disponibles para el control integrado son la limpieza de las instalaciones, prelimpieza del grano, descorazonado, aireación/refrigeración, control químico, tierras de diatomea, atmósferas modificadas y monitoreo.
"Cuidemos el control químico, usemoslo bien, sino cada vez va haber menos", advirtió el ingeniero agrónomo.
Requisito externo. "Los desafíos para cumplir con los requerimientos internacionales en una campaña que se vislumbra como histórica" fue el panel que estuvo a cargo de María Marta Rebizo, gerente de Asuntos Económicos y Comerciales de la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) y del Centro de Exportadores de Cereales (CEC).
Ante una campaña excepcional para el maíz y muy buena para soja, que podría rondar los 47 millones de toneladas para el cereal y unos 53 millones de toneladas para la oleaginosa y con el comercio internacional marcado por la disputa comercial entre Estados Unidos y China que hace que "la molienda caiga", Rebizo detalló que los controles en maíz son complejos porque llegamos a más de 100 mercados, con estándares de base y con algunos países más exigentes, pero esto no ocurre tanto en soja.
La licenciada en economía recordó a los asistentes a la jornada de Aposgran que la red de controles para la exportación está integrada por controles del país de origen como los que exige Senasa y en los países de destino como ocurre con algunas normas en China y en Cuba.
Además, explicó que pueden venir requisitos especiales de exportación a China, por pedido de Sinograin que realiza las compra por el Estado, para el almacenamiento ya que la mercadería argentina llega en el verano chino y la temperatura es muy alta.
Actualmente la tolerancia por grano quebrado en soja es de 20/30 por ciento pero el objetivo es que se ubique entre 8/6 por ciento y en granos daños por calor es de 5 por ciento y se busca alcanzar sólo el 2/3 por ciento.
Sobre los controles fitosanitarios menciono que hay países que requieren análisis específicos de determinadas plagas por no estar presentes en ese mercado y exigen que se tomen muestras, pueden ser malezas, hongo, virus, bacterias que necesitan ir al laboratorio y su resultado puede demorar 15 días. Si se toma la muestra al embarcar y el análisis demora 15 días el exportador tiene que buscar otro destino si da positivo.
Países como Vietnam, Argelia, Arabia Saudita no requieren análisis especiales pero sí Egipto, Malasia, Jordania, Cuba.
En este marco, Rebizo consideró que puede abrirse una oportunidad ante la prohibición de usar DDVP en Argentina. "Puede ser una oportunidad para recuperar la Unión Europea", advirtió.
En tanto, mencionó que en maíz y sorgo los protocolos son muy exigentes en China y aún no se lograron exportar grandes cantidades. Es que el país asiático el maíz por una cuestión comercial lo compra a Estados Unidos y Ucrania y a la Argentina le cuesta llegar de una manera competitiva. En sorgo, dijo, es un gran comprador y hubo muchos intentos de Argentina pero una de las plagas que solicita que esté ausente es sorgo de alepo y es muy difícil de eliminar. Argentina planteó una tolerancia, ya que extraoficialmente Australia habría negociado una tolerancia con China.
Rebizo apuntó que hay destinos importantes de la comunidad andina, como Perú, Colombia pero hay una barrera arancelaria por el sistema que ellos tienen de franja de precios que activa derechos de importación cuando los precios caen. Además, como Estados Unidos negoció la eliminación, Colombia que supo ser el principal destino del maíz argentino ahora tiene como principal proveedor al país del norte.
Un mercado complejo es Irán , que exige la ausencia de un hongo que está presente en las cintas de embarques y hasta el momento no se encontró tratamiento efectivo. "Brasil nos ganó este mercado", señaló, aunque dijo que es un incógnita saber cómo logró combatir ese hongo.
Exigencias. Rebizo apuntó que cada vez más países reducen los límites máximos de residuos (LMR) de pesticidas. Si bien la Unión Europea fue pionera en ese sentido, India, China, Japón y Corea se suman a la tendencia e implementan sistemas que requieren de renovación periódica de autorización de sustancias. En noviembre de 2018 el Senasa prohibió el uso de DDVP porque varios países de destino de las exportaciones argentinas lo habían prohibido. El Diclorvos hizo perder mercado de la UE para maíz y aceite de girasol, también trajo problemas para la exportación de maíz y sorgo a Japón.
A partir de ahora las empresas exportadoras deben controlar estos límites y Senasa debe controlar el efectivo cumplimiento de los LMR vigentes para Argentina y de las prohibiciones de sustancias. Esta campaña se incluyó en los contratos de compra de granos una cláusula que establece una penalidad en caso de detectarse DDVP, para entrega de granos gruesos desde el 1º de marzo y para la campaña fina desde el 1º de octubre.
En ese sentido, puntualizó que la penalización para los camiones que lleguen a puerto con DDVP, según los contratos de compra de soja y maíz, tendrán una penalización de 20 dólares por tonelada en caso de detectarse. "Habrá que ver como se implementa. En paralelo trabajamos con Senasa para que haga controles, tenemos plan de 300 muestras que se va analizar en los acopios y Senasa definirá un sistema de penalización, que capaz no es inmediato pero sí habrá una vigilancia sobre ese acopio en que se detectó el producto", apuntó.
La gerente de Asuntos Económicos y Comerciales de Ciara-CEC remarcó que la exportación de granos y subproductos debe cumplir con numerosos controles internos y externos que no hay que descuidar. También consideró que es un desafío el aumento de países que establecen marcos regulatorios en materia de OGM y LMR de pesticidas. Por otra parte, estimó que la prohibición de DDVP es una oportunidad para exportar maíz a la UE y Japón, sorgo a Japón y aceite de girasol a la UE.
A modo de resumen, detalló que en materia fitosanitaria en general el sector está bien, pocos mercados requieren análisis especiales. "Resta mejorar condiciones de acceso en materia fitosanitaria para maíz en México y continuar viendo alternativas con Irán por stenocarpella", indicó al tiempo que planteó la oportunidad de negociación arancelaria con Colombia para el maíz.
En tanto, China hoy también es una oportunidad para la exportación del maíz y advirtió que en soja, Sinograin, puede establecer condiciones más estrictas para la reserva del Estado. En sorgo es un gran comprador así que propuso insistir con una tolerancia para el sorgo de Alepo.