FAA: la rebelión de las bases
Por Sandra Cicaré
"La situación de los productores nucleados en la Federación Agraria (FAA) es de una incertidumbre muy grande, de mucha soledad, no estamos contenidos por la entidad, no tenemos un faro de referencia". La frase de Víctor Gasparini, miembro del consejo directivo, referente de la filial Oncativo y de la Mutual Federada, fue un resumen y un disparador para darle contenido al debate en la Asamblea Nacional Agraria que se realizó el miércoles en Rosario. Se trató de un multitudinario encuentro gremial que tuvo un alto nivel de representatividad de las regionales de la Pampa Húmeda y al mismo tiempo, se constituyó como un espacio crítico de cara al congreso federado que comenzó al día siguiente y al cual los presentes no asistieron y desconocieron su legitimidad.
El planteo de la multiplicidad de voces que se llegaron hasta Rosario fue una crítica cerrada a la falta de acción de la entidad en la defensa de las tradicionales banderas que le dieron origen, como el debate sobre una reforma agraria, una nueva ley de arrendamientos, políticas segmentadas para las retenciones, el impulso a las economías regionales o, más coyuntural, la quita del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias.
"La Federación Agraria está muda, lleva un año de silencio, de mudismo gremial", dijo Jorge Solmi, de la filial Pergamino de la entidad, quien junto a Ricardo Garcia de la filial Mansilla (Entre Ríos), Esteban Motta (Piamonte); Juan Carlos Rezzonico (Totoras) y Eduardo Zorazábal (Weelwright) arrancaron con la discusión que se extendió por varias horas en la sede de la Asociación Bancaria de Rosario, un espacio que vio excedida su capacidad y estuvo decorado con las banderas de las filiales presentes.
"Esta asamblea es producto de la bronca que hay en las entidades de base, en los dirigentes, en agricultores y todo el movimiento cooperativo y del complejo federado por la situación de inercia, inactividad y silencio de la conducción de la Federación", resumió el dirigente Omar Príncipe. El ex titular de la entidad, junto a otros dirigentes de peso como Jorge Petetta, presidente de Agricultores Federados Argentinos (AFA) o Juan Manuel Rossi , titular de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), fueron parte de la asamblea nacional que se gestó con distintos encuentros previos, primero en Chabás y luego en Oncativo, donde las bases dieron el mandato para este encuentro.
También estuvieron el representante de FAA ante el consejo directivo de Inta, Pablo Paillole, el histórico dirigente de la entidad Pedro Peretti, Ana Galmarini, referente del Movimiento de Mujeres en Lucha y el presidente de la Cooperativa de Carnes Alternativas, Ciriaco Fortuna. Además asistieron dirigentes políticos como la diputada nacional por el Movimiento Evita, Lucila de Ponti, entre otros.
El disparador de este malestar fue el documento con las propuestas que desde la actual conducción de FAA, que está a cargo de Carlos Achettoni, plantearon al gobierno en el marco de la mesa de enlace. "Estas propuestas no incluyen a los pequeños productores, a la agricultura familiar ni tampoco al movimiento cooperativo", agregó Príncipe.
Justamente la integración de este nucleamiento —que surgió en plena conflicto del campo en la disputa por la resolución 125— es para los federados reunidos en la asamblea un capítulo superado. "Tenemos que sacarnos ese lazo que es la mesa de enlace, que es lamentable y donde la Federación Agraria es la principal perdedora. En el momento de su creación quizás era aceptable pero a los pocos meses ya no tuvo sentido", sentenció García.
El planteo del encuentro no fue ni romper con la entidad a la que todos adscriben como referencia gremial y de la cual se sienten parte, ni crear líneas internas, ya que conviven varias en ese espacio común. El objetivo fue marcar un quiebre ante el accionar de la actual conducción y refundarla con nuevas ideas, desde lo que consideraron son las "genuinas entidades de base", tal como planteó Motta. "El desafío es refundarnos sin perder la filosofía de la federación", dijo el dirigente y llamó a "recuperar el rol gremial" que la entidad vino dejando de lado en este último año.
"El 2019 quedará en la historia de la entidad como el único en el cual Federación Agraria no realizó ninguna acción gremial", se quejó Príncipe para reafirmar el descontento ante la realidad que muestra la desaparición progresiva de los pequeños y medianos productores y, a la par, del movimiento cooperativo. "El sector cooperativo está resistiendo este modelo económico reduciendo su participación en la torta de la producción", dijo Príncipe y recordó que hace cinco año las cooperativas que podían exportar granos representaban el 9,5 por ciento del total de las exportaciones y ahora apenas el 4,5 por ciento.
Modelo expulsivo. Esta ruptura de la cadena está fomentada por la exacerbación del modelo de "agronegocios", como ejemplificó con datos la investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, Patricia Propersi, quien en base a los datos de los censos agropecuarios _ algunos preliminares del realizado en 2018_ hizo un recorrido sobre la situación productiva en el país y la provincia y analizó quiénes son los productores que desaparecen, cuántos son y por qué ocurre eso.
"En Santa Fe en el año 2018 existen 8.820 empresas agropecuarias, un 31,4 por ciento menos que a principios de siglo, lo que indica que cayeron 3 de cada 10 productores", señaló Propersi.
Pero, además, señaló que entre 1988 y 2002, cuando comienza el proceso de reprimarización de la economía, "perdimos 87.688 unidades productivas en el país" y en la provincia de Santa Fe. En particular, señaló, el sur "fue arrasado por el modelo de agronegocio", en el que prevalece el capital concentrado y la integración vertical de la producción. En ese proceso aparecen, especialmente en lo vinculado a los insumos y la comercialización, "nuevos actores que intermedian, son cada vez más grandes y trasnacionales".
En ese punto, aclaró que el modelo no sólo remite a la soja —aunque es la que más lo expresa— sino a otras producciones como "las frutas con Moño Azul, o las grandes bodegas, el algodón o los feedlots concentrados en el norte de Santa Fe".
Por eso, retomó una consigna que vienen agitando reiteradamente los federados que estuvieron en la asamblea nacional: "No hay un solo campo". Al lado de los productores agrícolas de escala, las trasnacionales productoras de insumos, de transformación industrial, exportadoras y supermercados, también están los productores familiares capitalizados, las cooperativas de comercialización, los productores agroecológicos o en transición y las redes de consumidores.
Zorazábal, de la agrupación Grito de Alcorta, señaló que "el agronegocio fue un modelo productivo impuesto" y lamentó que la conducción de FAA no haya impulsado la reglamentación de la ley 27.118 de agricultura familiar a la que sólo adhirieron cinco provincias.
También la asamblea dio lugar a la autocrítica. "No supimos como organización poner en la mesa de discusión nuestras realidades, para ser escuchados en la política argentina", planteó Rezzonico, quien llamó a organizarse para "seguir siendo productores buscando hacernos fuertes y solidarios", dijo.
En ese sentido, para los presentes, retomar las ideas federadas —hubo reiteradas menciones a la gestión y a la trayectoria de Humberto Volando— pasa por "la unidad de los que nos pasa lo mismo, y no la unidad entre entidades", tal como planteó Solmi. El dirigente recordó que los productores presentes allí están muy lejos de ser los empresarios del campo que la población identifica como los grandes ganadores del modelo. "Somos trabajadores y la lucha del laburante y del chacarero debe ser la misma", aseguró. También llamó a "ser inteligentes para decidir estrategias de vinculación y socios estratégicos para dar la pelea gremial" que la entidad tiene como su sello de identidad.
En ese marco, Príncipe aseguró que para este nucleamiento que sentó las bases de una nueva política gremial para la entidad, es clave avanzar en el acuerdo económico y social que requiere la Argentina de cara al nuevo gobierno. "Los pequeños y medianos productores, que somos los que producimos los alimentos en el país, tenemos que estar en ese pacto", dijo y planteó que es prioritario en un país que está en emergencia alimentaria.
La reconstrucción es, para los chacareros presentes en la asamblea, un trabajo que no sólo incluye revisar errores, sino sumar cuadros técnicos que permitan tener un cabal conocimiento del sector y al mismo tiempo renovación de dirigentes y acceso a la tecnología. "Con Aapresid y Aacrea perdimos a muchos jóvenes que venían de familias federadas y no estuvimos a la altura para contener lo que venía", planteó un dirigente durante la ronda de debates. José Luis Volando, hijo de Humberto, llamó a "ser atrevidos y mirar hacia adelante", al tiempo que llamó "ñoquis del gremialismo agrario" a quienes participaron al día siguiente del congreso anual de la entidad.
"La pérdida de credibilidad de los que hoy conducen la entidad, es lo que hoy nos convoca y debe enfocarnos para ver cómo salir de esto", planteó García. Solmi reafirmó eso al recordar que en las reuniones de consejo directivo en el último año se habló de cosas como el G-20, el acuerdo Mercosur-Unión Europea, del contrato de futuro de leche, pero "nunca de lo que afecta al chacarero". Al punto tal, cuestionó, que la entidad empujó "una ley de semillas a espaldas del productor".
La multiplicidad de voces, la amplia representatividad y los múltiples puntos de acuerdo, aún en el marco de las diferencias políticas, marcan un cambio de ciclo en las bases federadas que saben de rebeliones. "Aunque la conducción es la misma, tiene poca legitimidad, y por eso seguiremos movilizados", concluyó Príncipe.