La cadena porcina experimentó un fuerte crecimiento en la última década, impulsada principalmente por un alza en el consumo interno y un aumento de la sustitución de importaciones. Ante este panorama prometedor, la firma rosarina BLD está a punto de poner en marcha un Sistema Integrado de Producción de Cerdos -que contará con la participación de 22 productores agropecuarios- que se destaca por el agregado de valor en origen.
Porcinos: el negocio del valor agregado en origen
Por Patricia Martino
El sector porcino en Argentina es pequeño, posee condiciones naturales y sanitarias óptimas para crecer, autosatisfacerse y exportar, se destaca en el informe "Radiografía de la producción de cerdos en Argentina" elaborado por Julio Calzada, Federico Di Yenno y Carina Frattini de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). El porcino es un sector importante para el consumo interno de maíz. "Asumiendo que un 60 por ciento de la dieta de los cerdos en Argentina contiene maíz, en el año 2017 el consumo de ese cereal por parte del sector porcino alcanzó 1,25 millón de toneladas. Existen enormes posibilidades en el futuro de desarrollar y consolidar la producción porcina en nuestro país", subrayan los especialistas.
Fabio Bini, presidente de BLD, contó los detalles del Sistema Integrado de Producción de Cerdos que el 29 de octubre recibió las primeras 1.600 madres en el establecimiento ubicado en la localidad cordobesa de Noetinger donde se realizará la parición y cría.
"Dentro de lo que es el propósito de la compañía, que es agregar valor a nuestra gente y a los clientes innovando en agronegocios y servicios financieros es que hemos desarrollado este proyecto de producción porcina de una manera integrada", detalló.
"La producción porcina necesita capital intensivo para hacerlo de una manera eficiente y requiere mucho. La idea es imitar lo que pasa en Estados Unidos y en Brasil, teniendo una unidad productora de lechones de 5.500 madres que es una producción muy, muy importante", puntualizó y remarcó que se trata de un sistema más eficiente que el tradicional sistema que muchos productores llevan adelante.
La novedosa propuesta que impulsa BLD demandó una inversión de u$s 45 millones, entre lo desembolsado por la compañía rosarina y lo que están invirtiendo los asociados. Cada productor integrado _son 22_ invierte unos u$s 800 mil y desde la firma aproximadamente unos u$s 22 millones en Noetinger en la Unidad Productora de Lechones (UPL) que tendrá 5.500 madres y una planta de alimento balanceado. El proyecto demandará otros 5,4 millones de capital de trabajo, puntualizó Bini.
El presidente de BLD explicó que la primera etapa en la producción "es la más compleja" por el cuidado sanitario que requiere la inseminación, todo lo que tiene que ver con genética, con la preñez de la cerda, el control de los partos, cuando los lechoncitos son chiquititos. "Ahí necesitás un cuidado muy importante, que es la parte más crítica de la producción, se necesita mucha inversión y mucho cuidado y control sanitario", contó Bini sobre el proyecto que ya cuenta con la participación de productores de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y San Luis.
confort animal. El proyecto se caracteriza por el confort animal. En el establecimiento, el cerdo tiene una pequeña losa radiante para que esté a una temperatura estable, porque el lechoncito necesita estar a 30 ó 32 grados, pero la mamá necesita estar pegada pero con 10 grados de temperatura. Es por eso que en BLD pensaron toda una infraestructura que permita tener mayor productividad y eso demanda condiciones adecuadas de temperatura, de humedad, de sanidad y de alimentación. "Y todo hay que hacerlo de una forma automatizada y eficiente, con mucha inteligencia artificial. Cada cerda tiene un chip que la identifica y así se sabe cuántos partos tuvo, cuántos lechones tuvo, qué alimentos hay que darle, qué vacuna hay que darles. Se lleva un control sanitario muy riguroso", precisó el presidente de la firma impulsora del sistema.
En el campo de Noetinger todo está centralizado y cuando el lechón tiene entre 20 a 25 días y pesa 7 kilos y ya se empezó el destete se lo envía al campo de cada productor. Cada productor asociado tiene un galpón de engorde de 120 metros de largo por 12 de ancho donde alberga 3.000 lechones.
En la etapa de engorde, el 70 por ciento del proceso se realiza con maíz y el productor lo lleva a cabo con el cereal propio, algo de harina de soja y otros elementos nutricionales que se acercan desde BLD.
"Lo bueno es que el productor hace esto con el equivalente a menos de una persona porque se trata de un galpón que está totalmente tecnificado. Tiene la refrigeración automatizada, el alimento automatizado, el agua que toman los cerdos y toda la suciedad que pueda generarse también está automatizado con un sistema de limpieza", explicó Bini.
La condición para que un productor pueda ingresar al sistema es la instalación de un galpón con las condiciones necesarias. Es por eso que en BLD colaboran con la obtención del financiamiento necesario para la inversión que deben realizar los productores. Si bien actualmente el sistema financiero cuenta con tasas que no son atractivas, cuando comenzó el proyecto dos años atrás las condiciones eran otras y muchos productores se sumaron en ese momento. No obstante, dentro de BLD cuentan con una sociedad de garantía recíproca que brinda los avales para tramitar un crédito y hoy por hoy lograron facilitar a los interesados una línea de financiación del Bice a 8 años, con tasa variable.
Tensión financiera. "Teníamos un presupuesto cuando comenzamos hace dos años, pero fueron cambiando las condiciones. Hace un año que estamos visitando a los productores y la mitad de los asociados salió a una tasa Badlar más 4,5 por ciento con techo en 24 por ciento que es una muy buena tasa. Después salieron tres galpones más con techo en 36 por ciento y hoy tenemos una tasa variable a 8 años con un año de gracia en el capital, tasa Badlar más 6 puntos variable. No es el mejor financiamiento pero confiamos que con la rentabilidad que da el negocio se va a poder pagar. El productor está generando una actividad nueva, dándole valor a su maíz, transformándolo en cerdo y le va a quedar un galpón que le va a durar 30 años. Es una propuesta de largo plazo", precisó Bini al tiempo que se mostró esperanzado de lo confiable que es el sistema con su doble cualidad, centralizado para la cría y descentralizado para el engorde.
El máximo referente de BLD detalló que la producción, los capones, se venderán en mayor medida a distintos frigoríficos para mercado interno pero adelantó que "si las condiciones lo permiten, podrá destinarse una porción a exportación".
Un sector que crece año a año
El consumo de carne de cerdo en la Argentina alcanzó los 14kg/habitante/año durante 2017, divididos en 11 kg de carne fresca y 3 kg de fiambres y chacinados, según datos la Asociación Argentina de Productores de Porcino. En comparación, el consumo de carne vacuna alcanzó 57,2 kg/habitante/año, siendo un valor cuatro veces mayor. El consumo local de carnes en Argentina en muy diferente a la composición del consumo mundial. En 2016 el 40% del total de carnes consumido a nivel global fue carne de cerdo. Salvo determinadas naciones, la carne de cerdo y pollo predominan en la incorporación de proteínas en las dietas de los diferentes países en el mundo.
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) indicaron que el sector porcino en Argentina "es pequeño pero posee condiciones naturales y sanitarias óptimas para crecer, autosatisfacerse y exportar". El nivel sanitario porcino argentino se reconoce internacionalmente como muy bueno. Está libre de las principales enfermedades que afectan a la especie: PPC – Peste porcina clásica, PRRS síndrome de reproductivo y respiratorio porcino, enfermedad de Aujeszky entre otras. Se cumplen disposiciones sanitarias y existen numerosos controles: triquinosis, influencia, aftosa y tuberculosis.
La producción argentina en toneladas equivalentes res, fue 566.276 en el 2017, mostrando un incremento interanual mayor al 8%. La actividad cuenta con numerosas ventajas intrínsecas, como son la disponibilidad de maíz y soja, que conforman la base de la alimentación y el principal costo de producción, el clima favorable, la falta de amenazas sanitarias y la escala productiva necesaria que favorece su desarrollo a nivel regional.