Trigall Genetix, la empresa conformada por Bioceres y la francesa Florimond Desprez, comenzará a presentar en distintas a jornadas a campo el trigo HB4 con tolerancia a sequía, desarrollado por la firma biotecnológica rosarina.
Se muestran en el campo los trigos resistentes a sequía
Este hito tecnológico tendrá su primera aparición pública el 26 de octubre en el establecimiento "El Nazareno", de la zona de Alto Alegre, en la provincia de Córdoba. El miércoles 7 de noviembre habrá otra prsentación en "La Madrugada", de la zona de Arias. Y el jueves 15 de noviembre será la gran presentarion en el Campo Experimental Rizobacter, en Pergamino. La mayor parte del capital accionario de Rizobacter fue adquirida por Bioceres.
Después habrá otras dos presentaciones: una en el Inta Bordenave, el jueves 22 de noviembre, y otra en "Granja 6", de Balcarce, el 29 de nobiembre.
La presentación corona una larga historia de desarrollo alumbrada por la asociación de la universidad pública, el sistema estatal de ciencia y tecnología y empresarios nacionales.
En 2012 el equipo dirigido por Raquel Chan logró repercusión internacional al desarrollar la primera tecnología transgénica desarrollada íntegramente en Argentina: la HB4. Junto a su equipo, hace más de 15 años se propuso estudiar cómo las plantas se adaptan al medio ambiente sin saber que su desarrollo traspasaría las barreras del laboratorio.
Actualmente, en el caso del trigo su liberación final depende del dictamen de la Dirección Nacional de Mercados Agropecuarios y en el caso de la soja HB4 se espera la aprobación de China para su comercialización.
En 2004 el Conicet y la Universidad Nacional del Litoral (UNL) patentaron una construcción genética que contenía el gen de girasol Hahb-4 y lo licenciaron a la empresa rosarina Bioceres. "Ellos tienen un know how y una posibilidad que nosotros no tenemos desde nuestro punto de vista científico, primero que son agrónomos y empresarios y nosotros somos biólogos moleculares e investigadores. El manejo de plantas a campo y en laboratorio requiere conocimientos distintos. Además, y muy importante, tienen el conocimiento y experiencia en gerenciamiento empresarial que los científicos carecemos", señaló Chan en su momento.
Con la tecnología HB4, mejora la capacidad de adaptación de las plantas a situaciones de estrés, sin afectar su productividad. "Eso no quiere decir que estas plantas crezcan en el desierto. Ningún ser vivo puede vivir sin agua, lo que hace esta tecnología es permitirles tolerar un lapso de tiempo mucho mayor con una ingesta de agua menor a lo largo de todo su ciclo de vida y una pérdida de rendimiento menor. O sea, dependiendo del nivel de déficit hídrico, una planta que no tiene la tecnología se muere o rinde muy bajo", explica Chan.
Para lograr tal desarrollo se combinaron varias cuestiones: un momento ideal de asociación público-privada, apoyo estatal, empeño de la empresa y de los investigadores para sacar adelante el proyecto en forma conjunta.
"Espero que otras tecnologías que se desarrollan en el Instituto lleguen y podamos traspasar esta barrera, que se arme un hito. Argentina puede producir tecnología propia, y a partir de ello haya más apoyo para que en otros institutos del Conicet en el país puedan dar ese salto que es pasar del laboratorio hacia el campo", subrayó.
En octubre de 2015 se cumplieron todos los requisitos regulatorios que exige Agroindustria a través de las oficinas de la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia).
El equipo de Chan comenzó a trabajar en los 90 en identificar genes que estén involucrados en despertar en una planta una respuesta ante distintos factores que las estresan. "Nos centramos en estrés abiótico, que puede ser la sequía que es el más común, pero también pueden ser la salinidad en el suelo, el viento, la extrema temperatura –tanto baja como alta", explicó. Así descubrió un gen del girasol que confiere tolerancia al estrés por sequía, lo colocó en una planta de Arabidopsis thaliana, que usaron como modelo de laboratorio, y obtuvieron buenos resultados.
El Conicet y la UNL hicieron una asociación exitosa con Bioceres. Cada uno hizo su aporte y llevaron adelante un proyecto que fue transformar plantas de soja, maíz, alfalfa, trigo y otros cultivos con el gen Hahb-4 y ensayar y ver si ese gen le generaba tolerancia a la sequía. En 2012, se mejoró la tecnología original y se patentó el gen modificado HB4.