La integración agrícola-ganadera es mucho más que combinar actividades. Así lo demuestra la experiencia de Sandro Raspo, asesor y productor del noroeste bonaerense, escenario donde maneja sistemas “biointegrados” de agricultura y ganadería en verdadera comunión con el ambiente, y productivamente rentables.
Cómo es el sistema que busca integrar agricultura y ganadería
En las 3000 hectáreas de la estancia “Don Mateo”, la definición de ambientes fue la llave para planificar un esquema agrícola-ganadero absolutamente integrado en tiempo y espacio. “Nuestro objetivo es maximizar la eficiencia y la sustentabilidad en la producción de granos y carne, cuidando los recursos naturales y las personas'', remarca el productor.
En los sectores con mayor aptitud agrícola, se realizan cultivos de renta como trigo, soja, maíz y trigo sarraceno (pseudocereal apto para celíacos y diabéticos con un promisorio nicho comercial). Estos son precedidos por Cultivos de Servicios elegidos y diseñados de acuerdo a las demandas de cada ambiente.
En los Cultivos de Servicios se busca incluir especies de aptitud forrajera para ser aprovechados como recurso forrajero. El abanico de estos cultivos incluye triticale, centeno, Avena strigosa, vicia y moha, incluso trigo sarraceno, en ocasiones intersembrados dentro del maíz de 1º.
En zonas de menor aptitud reinan las pasturas, compuestas por leguminosas que incluyen alfalfa, tréboles blanco, rojo, persa, Alejandría, encarnado, y lotus corniculatus y tenuis.
Sobre las lomas de estos sectores se siembran maíces interlineados con destino forrajero desde octubre a enero. A estos se le intersiembran en otoño cebadillas, tréboles y triticale para generar coberturas pastoreables y que, una vez consumido el maíz, el suelo quede con cubierta viva durante el invierno y facilite el control de malezas.
Feedlot ecológico
En el establecimiento hacen ganadería de ciclo completo, con 1100-1200 vacas. Los terneros, posterior a su desmadre en enero son engordados a corral hasta la categoría MEJ (macho entero joven). La terneras de reposición van a las coberturas pastoreables y el resto se engorda.
El manejo del rodeo está enfocado en asegurar no solo una excelente alimentación sino el bienestar animal, por ello implementan tecnologías como bretes electrohidráulicos que mejoran la eficiencia y el trato del rodeo.
Por otro lado, vienen experimentando el “Feedlot ecológico”, que consiste en parcelas rotativas de engorde sobre pasturas degradadas. El manejo se basa en altas cargas por cortos periodos de tiempo y largos descansos. La alimentación es a base de concentrado, maíz propio y se agregan semillas de forrajeras para regenerar esas pasturas. “El objetivo es evitar los efectos negativos de la contracción de animales de los feedlots tradicionales y, por otro lado, recuperar las pasturas con el bosteo y la resiembra natural”, explica.
Paisajes multifuncionales
La empresa completa la biointegración con bordes de biodiversidad y corredores biológicos permanentes y temporales, estos últimos con nabo y trigo sarraceno, cuya floración atrae insectos polinizadores y benéficos. Los corredores permanentes se instalan en franjas de baja aptitud agrícola y están compuestos de pasturas perennes a base de tréboles. El broche de oro lo dan 1500 colmenas de abejas, que han disminuido drásticamente las aplicaciones de insecticidas.
Para Raspo, es indiscutible que hoy por hoy la competitividad de las empresas agropecuarias va más allá de lo económico y pasa “por lograr un equilibrio, económico, ambiental y social”.
Raspo llevará su experiencia al próximo 30° Congreso Aapresid en Rosario, junto a la de otros productores que hacen punta en manejos integrados en distintas regiones del país.