Las lluvias volvieron, y en abundancia. El prolongado y extenso ciclo de precipitaciones le puso un piso a los rendimientos de soja, cuya cosecha podría aumentar levemente, en 500 mil toneladas, según las últimas proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario. La contracara es la demora en las tareas de recolección de maíz, cuya producción final se mantendría en 57 millones de toneladas, según la misma entidad. El final de la campaña del cereal sembrado en forma tardía se ensombreció con la presencia de chicharrita y la enfermedad que transmite, el spiroplasma.
Las lluvias mejoraron el pronóstico para la soja
La Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario elevó en 500 mil toneladas la producción esperada de soja en su último pronóstico de cosecha. El cambio tiene que ver con el regreso de las lluvias que le pusieron un piso a los rendimientos.
Tras el bloqueo seco, el Niño volvió a imponerse en febrero y principios de marzo. En solo 14 días, el 25% de la región núcleo alcanzó 94 milímetros, el promedio de lluvias del tercer mes del año. Ahora, “la totalidad de la región pampeana cuenta con reservas de abundantes a óptimas”, dijo el consultor Alfredo Elorriaga.
Esta situación le puso un piso a los rindes y mejoraron las condiciones de llenado de las sojas de primera. A 15 días del inicio de la cosecha, se consolidan rindes promedios de 40 qq/ha en la región núcleo. En sojas de segunda, la recuperación fue limitada ya que venían muy afectadas.
En conclusión, el rinde nacional alcanzó una pequeña mejora de 0,3 quintal respecto del mes anterior, a 30,2 qq/ha. Con 17,3 millones de hectáreas implantadas, la producción argentina de soja se estima en 50 millones de toneladas, medio millón más que hace un mes. “El país producirá una cosecha y media más que lo que fue, el año pasado, el peor ciclo de la agricultura moderna en Argentina”, señalaron los especialistas del servicio de estimaciones de la Bolsa.
El maíz se mantiene
Por el lado del maíz, las labores de cosecha vienen atrasadas, con un avance de 3% frente a una media histórica de 10%. Según la GEA, el desplazamiento que hubo de las fechas de siembra por la falta de agua, que recién se revirtió a finales de octubre, “se siente en una cosecha que va muy lenta y aún más con las recientes lluvias”. En la región núcleo la recolección empezó con rindes que rondan en los 100 qq/ha, muy por debajo de los 110 a 120 qq/ha que se esperaban de los maíces tempranos. El “adelgazamiento”, la pérdida de peso en el llenado de granos por la ola de calor, afectó a los primeros lotes que se están levantando.
Alerta chicharrita
Pero lo que enciende todas las alarmas de la región central, en particular en Córdoba y Santa Fe, es el alcance y daño que se observa por spiroplasma en maíces tardíos. Se trata de una enfermedad que está asociada a un vector: la chicharrita. “Si bien esta enfermedad es típica del norte del país, este año por condiciones de clima (falta de agua y calor), la forma escalonada en la que se sembró y el aumento en hectareaje del maíz tardío, la plaga muestra un crecimiento poblacional y una cobertura que no había sido antes vista”, señalan desde la GEA.
Cuando parecía que las tandas de maíces tardíos estaban mejorando su performance productiva en Córdoba y Santa Fe, se multiplicaron los comentarios de técnicos alertando por el fuerte impacto y el daño observado por este problema.
En el centro de Santa Fe hay lotes que no se van a cosechar por spiroplasma, como por ejemplo en Gálvez. Hay técnicos que dicen que unas semanas atrás, esperaban un daño de 5 al 10 %. Pero ahora estiman pérdidas del 70 al 80%.
Lamentablemente, la gravedad de la situación parece indicar que se está ante un nuevo recorte de la producción maicera argentina. Mientras tanto, se mantienen los guarismos de febrero: un rinde de 76,9 qq/ha a nivel nacional y una estimación de 57 millones de toneladas para la producción de maíz 2023/24.
Estas previsiones se despliegan en un escenario de diluvio sobre gran parte del país. En el centro norte de Santa Fe, el Servicio de Estimaciones Agrícolas (SEA) de la Bolsa de la capital provincial reportó una importante recarga de humedad a los perfiles de los suelos. La contracara fue que “reguló el ritmo de las distintas actividades agrícolas”. El avance de la recolección del maíz fue “muy dispar”, mientras que en el área de influencia de las cuencas lecheras del sur, centro y norte santafesino, finalizaron las tareas de picado/embolsado del cereal para autoconsumo.
A nivel nacional, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires señaló que las fuertes precipitaciones sobre el centro y norte de la región agrícola, limitaron la cosecha de maíz y girasol. En este último caso, la demora es de 17,8 puntos respecto de las últimas cinco campañas. Si bien el rinde promedio asciende a 19,5 qq/Ha, los resultados obtenidos al sur del área agrícola en esta semana, continúan arrojando rendimientos variables dentro de un rango inferior al estimado, como consecuencia de las adversidades climáticas de enero y febrero.
A su vez, se informaron algunos eventos de granizo, por lo tanto, el impacto del temporal podría no reducirse únicamente a demoras en las labores, sino también a problemas de vuelco y enfermedades de fin de ciclo, lo que impactaría negativamente en la proyección de producción.