Las semanas se suceden y el agua no llega, y si lo hace, es insuficiente. Esta semana, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Rosario detalló que del millón de hectáreas sembradas de trigo hay 400 mil regulares, 100 mil malas y ya se registran los primeros lotes pastoreados. “En las áreas más afectadas estiman rindes de 5 a 15 quintales por hectárea (qq/ha)”, señalan. Y en las zonas más beneficiadas por lluvias, alertan una caída brusca de potencial. “Sin napas ni reservas, el cultivo depende solo de nuevas lluvias”, señaló.
Trigo y maíz, cada vez más urgidos por el agua
Ese pronóstico coincide con el que difundió la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), el cual indicó que la falta de lluvias importantes en las últimas semanas desmejoró la condición del trigo implantada y retrasó la siembra de maíz y girasol en gran parte del área agrícola nacional. La entidad bursátil indicó que la condición del trigo implantado cayó 5,6 puntos porcentuales, por lo que el estado del cultivo entre regular y malo pasó del 27,5% la semana pasada a 33,1% en la actualidad.
El Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) de la Bolsa de Santa Fe y el Ministerio de Producción provincial advirtió que algo similar se observa en esa área de estudio. “La falta de lluvias en el centro y norte de la provincia de Santa Fe complica a los productores de maíz y girasol, cultivos que ingresaron en los últimos días del cierre de la ventana óptima de siembra con tareas paralizadas, debido a la escasa o nula disponibilidad de agua útil en los suelos”, informaron.
De ese modo, con ese panorama “no se alcanzarían las intenciones previstas” por los productores en sus previsiones para la presente campaña. En el caso del maíz temprano o de primera, las estimaciones iniciales daban cuenta de una intención de siembra de 95.000 hectáreas, y hasta el momento sólo se implantaron 23.750 hectáreas, lo que representa alrededor del 25%.
“Puntualmente, para el maíz temprano en las cuencas lecheras santafesinas, siguió el desplazamiento de las fechas de siembra con más interrogantes y complicaciones en el porvenir de las forrajeras”, completó el informe.
En el área de GEA estimaron que faltan sembrar 540 mil hectáreas con maíz temprano y el agua no alcanza para reactivarla.
Con una campaña todavía con tanta incertidumbre, los productores que aún tienen mercadería por vender se retrajeron lo que llevó al gobierno a prorrogar la cuarta edición del dólar agro hasta fin de mes.
En este contexto, y con un maíz en dudas, la soja saldría beneficiada. La BCBA proyectó que la superficie sembrada con soja crecerá 5,6% en la campaña 2023/24 respecto al ciclo anterior, mientras que la producción pegará un fuerte salto 138,1%, hasta las 50 millones de toneladas, en contraste con el ciclo anterior en el que la sequía fue determinante.
Así, tras cuatro campañas consecutivas con bajas en el área destinada a la oleaginosa, la superficie sembrada tendrá una expansión de 900.000 hectáreas respecto al año pasado e igualará la marca de las campañas 2018/19 y 2020/21. En cuanto al volumen proyectado de producción, la entidad bursátil pronosticó un salto de 29 millones de toneladas en comparación con las 21 millones de toneladas obtenidas en el ciclo 2022/23, que resultó fuertemente afectada por la sequía.
¿Va a llover?
Hay posibilidad de lluvias débiles para el martes 10, explicó Alfredo Elorriaga en el informe de GEA. “La transición estacional recién empieza y las lluvias de estos primeros días del mes fueron lo suficientemente generalizadas como para intuir la posibilidad de un cambio en el mediano plazo”, dijo.
Otra preocupación es que hay mucha semilla comprada sin evento específico para lepidópteros (orugas), lo que es un gran problema en fechas tardías. En general se percibe que la zona cordobesa de GEA mantendría en gran parte el maíz en rotaciones y lo haría como tardío. Pero en el este, la tendencia es pasar a soja en función de que los barbechos lo permitan.