¿Cuál es el estado de la cebada en Argentina? ¿Qué perspectivas de mercados se avizoran en el plano nacional e internacional? Ante un auditorio colmado de más de 1.700 personas que participaron del primer día de A Todo Trigo 2022, se desarrolló un panel dedicado a la cebada en el que se abordaron aspectos técnico/productivos —en un contexto marcado por crecimiento sostenido de superficie— y una coyuntura internacional favorable.
Cebada: corren nuevos vientos para el cultivo
El asesor de mercados Iván Ullmann se volcó de lleno a analizar la realidad internacional. “Vivimos en un contexto global marcado por la guerra y el clima”, arrancó sin titubeos y consideró que la oferta mundial está muy afectada por el conflicto bélico entre Rusia a Ucrania (equivale al 30% de la cebada) pero también por la merma en la producción de Canadá (otro jugador importante), una Europa sin crecimiento productivo y una expansión de la demanda de China que no da tregua.
En este escenario, Ullmann consideró que hay condiciones “más interesantes” para que la cebada crezca en área y producción en la Argentina puesto que sus sistema productivo tiene potencial para captar espacios e ir “por programas de embarque ambiciosos”.
Consideró que el productor debe hacer un cuidadoso diagnóstico, en un momento marcado por buenos precios pero también por los altos costos, principalmente de los fertilizantes nitrogenados y fosforados y advirtió que entre las amenazas latentes se encuentran la posibilidad del ingreso de cebada australiana a China (luego de una sanción) y, en el plano local, las siempre vigente incertidumbre política y económica argentina.
El asesor privado Mario Cattáneo destacó que la cebada experimenta un importante crecimiento. La cebada forrajera, por ejemplo, alcanza en la actualidad los 144 kg/ha por año. Esta realidad se produjo por varios factores, entre ellos el recambio varietal y la inversión tecnológica. El técnico especializado resaltó que en la campaña 2021/22 la Argentina produjo un total de 5 millones de toneladas, de las cuales 1,2 millón de toneladas abastecieron la industria maltera local, mientras que 2,5 millones de toneladas se destinaron a las exportación forrajera y 1 millón de toneladas se comercializó al exterior como cebada destinada a la producción de cervezas.
En sintonía con su antecesor en el panel, Cattáneo consideró que la Argentina cuenta con condiciones agroecológicas y tecnologías de cultivo muy favorables para incentivar la producción de la cebada, aunque consideró que falta un abanico varietal más diversificado.
¿Pero qué sucede con los márgenes brutos? El asesor Fidel Cortese señaló que los cálculos para la zona de Tres Arroyos, por ejemplo, podrían alcanzar los u$s507,9 para la cebada de exportación, u$s490,8 para la cebada con destino a maltería y de u$s417 para la cebada forrajera. En tanto que para la zona de Bragado los márgenes serían menores y se ubicarían en los u$s307,6 para la cebada de exportación y con destino a maltería y los u$s260 para la cebada forrajera.
Luego llegó el turno de las malterías. Inbev-Quilmes, por un lado, y Boortmalt, por otro, dos gigantes cerveceros mundiales con ramificaciones en el país. Diego Caponi, de Inbev-Quilmes, destacó la enorme penetración que tienen en el mercado de cervezas con marcas emblemáticas como Quilmes, Stella Artoix y Patagonia, pero también destacó el rol social económico de estas compañía al emplear a 5.500 personas de manera directa y 130.000 de manera indirecta, con 6.000 proveedores (95% nacionales y muchos de ellos pymes).
En cuanto a la cebada argentina, Caponi destacó que “1 de cada 4 cervezas que se hacen en el mundo se producen con materia prima de la provincia de Buenos Aires”. A su vez, subrayó que la cebada es el 10° complejo exportador del país pero el 2° de mayor crecimiento, con 500 mil toneladas exportadas, convirtiéndose en el principal proveedor para Latinoamérica.
Luego llegó el turno de Daniel Menella quien presentó Boortmalt como la compañía maltera líder en el mundo y Latinoamérica, con presencia en los 5 continentes y con 27 plantas capaces de producir 3 millones de toneladas anuales de malta.
Los representantes de ambas compañías destacaron el enorme potencial de crecimiento que tiene el cultivo de cebada en la Argentina y marcaron los desafíos ambientales.
Oportunidades
Fernando Giménez, del Inta Bordenave, desplegó las opciones en cebada cervecera. Dijo que solo tres variedades ocupan el 75% de la superficie. Es un mercado en el que se hace mucho contrato pero que solo cuenta con el 26,34% de la semilla fiscalizada.
En el ranking de posiciones en base a los ensayos de la red de cultivares, Giménez enumeró las variedades Sinfonía, Charles, Overture, Montoya, Militza, Fátima y Andreia, siendo la primera la de mejor performance durante las campañas 2020 y 2021. Los datos pueden consultarse en www.cultivaresargentinos.com.
Entre las cebadas pastoriles, Giménez destacó su alta tasa de crecimiento inicial para pastoreos de invierno, “dan bastante pasto en corto tiempo”, dijo y acotó que “la desventaja es que pierden calidad cuando pasan el período productivo”. Tienen baja producción de grano, ideales para pastoreo directo y aportan un piso potencial de 800 kg/ha de materia seca.
El silaje de planta entera con cebada es otra de las opciones. A la que se suma una nueva cebada cervecera patagónica Inta, desarrollada para las comarcas del sur con destino a reservas forrajeras.
Exportaciones récord
Las exportaciones de trigo y cebada podrían alcanzar el récord de u$s 6.500 millones en la campaña 2022/23, tras proyectarse una suba del 19,6% respecto a lo despachado en el ciclo anterior, estimó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). De esta manera, las exportaciones de los complejos de estos dos cultivos de invierno se incrementarían en u$s 1.065 millones por una mejora en los precios internacionales, ya que en cantidades, se prevé que los embarques sean menores por una menor producción esperada de trigo.
En la cebada, específicamente, la producción llegaría a un récord de 5,3 millones de toneladas de la mano de un crecimiento del área sembrada en detrimento del trigo.
De esta manera, la BCR proyectó un consumo interno de 1,5 millones de toneladas, con 1,15 millones destinadas a malterías, 250.000 toneladas a consumo animal y balanceados y 100.000 como semillas, mientras que las exportaciones serían de 3,9 millones de toneladas, creciendo en 200.000 toneladas respecto de la campaña actual producto de “una sólida demanda externa estimada para el cereal”.
De concretarse estos guarismos, las divisas ingresadas crecerían por encima del 35% hasta los u$s 1.529 millones, u$s400 millones más que el ciclo pasado.