La pregunta del mercado apunta a saber que pasará en los próximos dos meses, donde una expresión más clara de la corriente climatológica que atraviesa el Hemisferio Sur, podría dar datos más reales del resultado y volumen que puede aportar la nueva campaña agrícola.
El productor argentino está más curtido para lo que se viene
Lo cierto es que por estos meses, a nivel internacional la mirada sobre trigo, maíz y soja estará puesta en Sudamérica y será el eje para una posible corrección en las cotizaciones récords que se vienen dando desde el 2019. Si bien todavía se mantiene un plus que favorece a Argentina, los mercados dudan si seguirá siendo sostenido no solo por lo que pudiera pasar con los factores climáticos, sino por la economía mundial, la pandemia que no cesa y perspectiva inflacionaria global.
En lo inmediato, los buenos rindes del trigo mantienen al sector en calma, ya que están por encima de los esperado y garantizando una producción nacional récord, superior a los 20 millones de toneladas. “Los precios son óptimos para la venta. El grano está en torno a los 250 dólares y le da tranquilidad a los productores de terminar un año con variables favorables y muy altas”, resaltó Hernán Derva, desde la mesa de operaciones de la firma Barrilli.
El analista, también hizo un recorrido sobre la campaña de granos gruesos agregando que se avanza con las siembras, con un acompañamiento generoso del clima y una visión optimista; si el fenómeno de La Niña se mantiene de forma leve. “La gran duda, pasa por tener una previsión de las lluvias. Si son por debajo de lo normal durante el próximo bimestre podríamos estar complicados”.
Hace unas semanas, el mundo volvió a ponerse en alerta por la aparición de una nueva variante del coronavirus. La noticia fue tan contundente, que sacudió a los mercados, complicó a la logística, el transporte, la energía y otros derivados.
Algunos analistas consideran que está magnificado el impacto que el virus pueda tener. Igual, está claro que -de forma inmediata- los mercados granarios encontraron alguna excusa para ir hacia una toma de ganancias, durante varios días de la semana, reflejado en fuertes bajas en los aspectos financieros, el petróleo y los commodities.
“Estamos viendo que fuera de la coyuntura inmediata, la economía global está afectada por una inflación más alta de lo previsto, y varios gobiernos están tomando medidas antes de tiempo, como el retiro de los estímulos otorgados en medio de la pandemia, con el objetivo de dar un fin a la expansión monetaria”, señaló Derva agregando que los mercados de granos se empiezan a ver afectados por cuestiones financieras y ya los análisis no se remiten a observar volúmenes de producción y demanda internacional para determinar un precio.
Lo que se viene, no es poco si uno le suma los factores locales que van por más inflación, restricciones, aumento de los costos y el precio de los insumos agropecuarios.
A priori, el marco da una ventaja para los productores argentinos que están más curtidos que los de otras zonas del mundo, para atravesar una incertidumbre general provocada por factores cambiantes. “La visión es optimista, si uno lo mira de esa forma. Hay que aprovechar las ventajas que tendrán los países productores de alimentos, donde más allá de las crisis, siempre sostendrán la demanda a mayor o menor precio”, expresó Derva anticipando que los mercados van hacia una estabilización en los próximos períodos.
“Hay que dejar atrás el Covid y recién ahí -en materia agropecuaria-, entrarán en juego otras variables internacionales y locales, que apuntan a las nuevas políticas para el agro.