El Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral dio a conocer la nueva encuesta Ag barometer Austral, en la que se observan un incremento lento pero sostenido en los indicadores de confianza del productor, desde mediados de 2021.
La confianza de los productores repunta desde 2021
Los números de mayo 2022 marcan un valor de 98 puntos (el mayor nivel desde julio 2019), esto cual confirma la recuperación en el nivel de confianza. Sin embargo, se mantiene por debajo de 100 (lo que indica que las percepciones negativas superan a las positivas), aunque, poco a poco, se acerca a la neutralidad.
“Esta última edición muestra los valores más altos de confianza de los productores en los últimos doce meses”, indican los académicos de la Universidad Austral. “No obstante -agregan-, siguen siendo relativamente pesimistas en cuanto a su situación financiera para el próximo año. Y tampoco son demasiado optimistas con relación a la economía agropecuaria en los próximos 12 meses, aunque estos indicadores están progresivamente mejorando respecto a niveles previos”.
Expresado en números, las preocupaciones que más aquejan a los productores en el corto plazo son la incertidumbre política (que aparece a la cabeza con el 66% de menciones), seguida por el clima (con el 51% preocupación constante de los productores, especialmente luego de la situación de sequía de este año) y la incertidumbre macroeconómica argentina. Con respecto a esta última, el informe manifiesta: “Sumada a las preocupaciones por las retenciones y presión impositiva, la mayor parte de las preocupaciones están tranqueras afuera en variables sobre las cuales lo productores agropecuarios tienen muy escaso poder de decisión”.
Argentina vs. EEUU
Por primera vez, el Ag barometer compara los índices de confianza del productor argentino con los de productores de Estados Unidos, que se mide a través del Ag Economy Barometer elaborado por Purdue University y el Chicago Mercantile Exchange.
La confianza de los farmers de EEUU en el mes de mayo 2022 cayó a niveles mínimos de los últimos doce meses, debido a menores expectativas de rentabilidad generadas por el alza en los precios de los insumos y la energía. Sin embargo, no mencionan factores políticos o macroeconómicos como fuente de preocupaciones, a pesar de los niveles de inflación récord en el país (8 % anual) y las subas de tasas de interés de la FED.
“En la Argentina, la incertidumbre macroeconómica es una de las fuentes más importantes de desconfianza porque, si bien todos los países están experimentando crecientes procesos inflacionarios, los niveles de inflación en la Argentina exceden todos los niveles aceptables para la toma de decisiones empresarias y no se vislumbra una solución a corto plazo. Esto siempre resultó una amenaza para el sector agropecuario, ya que las voces para incrementar retenciones o cuotificar exportaciones surgen ante cualquier rebrote inflacionario”, explican los académicos del Centro de Agronegocios y Alimentos.
El informe destaca que está prevaleciendo la “racionalidad” ante la necesidad de generar dólares a través de las exportaciones agroalimentarias, con el objetivo de tratar de engrosar el nivel de reservas del Banco Central. Al mismo tiempo, los especialistas de la Austral observan “cierta tranquilidad” en la situación financiera de los productores argentinos “evidenciada en el pago a corto plazo de los insumos, la demanda de maquinarias, la tranquilidad en la venta y fijación de precios de la soja 2021/22, ya que han vendido previamente cantidades importantes de trigo y maíz”.
Donde es visible que los productores son marcadamente optimistas es con relación al horizonte de cinco años que, de alguna manera, refleja la conciencia de la competitividad de Argentina en los contextos internacionales actuales donde el mundo demandará alimentos y energía. El índice de expectativas futuras (98) también es el mayor desde mediados de 2019, siendo 32% mayor que el año pasado y 6,5% mayor que en la última edición. El informe advierte que “va a depender de las políticas internas de Argentina poder aprovechar esas oportunidades o dejarlas pasar como ha ocurrido tantas veces en el pasado”.
Alquileres
Más allá de que se vislumbra una tendencia al alza en los valores de los alquileres, 49% de los productores indica que estará negociando en valores similares al año pasado.
En cuanto a insumos, en promedio 53% de los productores indicará que los pagará de contado (a menos de 30 días de la fecha de factura). No obstante, se ven situaciones extremas, donde un 15% de los productores indica que no pagará nada de contado, y otro 15% pagará todo de contado. Un 30% de los productores pagará entre un 50% y un 60% al contado.
El canje con granos a cosecha sigue siendo la alternativa preferida por los productores (66% de menciones). Más atrás quedan tarjetas rurales (32%) y financiamiento comercial (31%).
En cuanto a los resultados esperados para la campaña actual, en el caso de trigo el 59% de los productores manifiesta esperar resultados mejores o mucho mejores en comparación con el año pasado. En soja y maíz las expectativas son algo menos favorables (43% y 39% respectivamente).
En un contexto de precios y costos de producción por encima de parámetros históricos, prácticamente un tercio de los productores ve que el impacto de los costos sobrepasará al incentivo de precios, y los resultados serán peores el año próximo (27% en soja, 28% en maíz y 27% en trigo). Algo más de la mitad de los productores considera que los resultados estarán en línea con el promedio histórico (57% en soja, 55% en maíz y 52% en trigo).
Este impacto en la rentabilidad se manifiesta en las elecciones de los productores respecto a la tecnología de fertilizantes e insumos en cultivos de invierno, donde 30% de los productores manifiesta que reducirá la calidad de los insumos aplicados y 43% la cantidad de insumos aplicados.