Después de la participación en la Feria Internacional de las Importaciones y Exportaciones de China, que se realizó entre el 5 y 10 de noviembre pasado en Shanghái, los industriales y frigoríficos argentinos tiraron la idea de potenciar un estilo de “Scaloneta de la carne vacuna”, para alzarse hacia otros mercados como el de Japón, Estados Unidos, países del Mercosur y otros tantos de Centroamérica.
Ganadería: buscan armar la Scaloneta de la carne vacuna
Las razones fueron la fallida negociación con los importadores de China, país que proyecta una depresión en los precios de compra para 2024. Otro inconveniente es la baja calidad de la carne que Argentina está exportando.
De golpe, pareciera ser que el enunciado del próximo presidente, Javier Milei, de “no hacer negocios con países comunistas”, se va interpretando en la actividad pecuaria como el pedido de no dejar caer las exportaciones especialmente por el diferencial del bife argentino en el exterior.
Este semana, el economista e investigador ganadero, Roberto Bisang, manifestó que hay un punto de similitud entre el fútbol y la producción argentina. “Solo se trata de que todo termine bien y se logren los objetivos”, remarcó comparando el armado de la Selección Nacional con muchos procesos productivos del país.
Bisang dijo que si hay demanda local y mundial, están dadas todas las condiciones para tener el mejor equipo, generar los cambios necesarios y poner en la cancha los mejores cortes de carne vacuna, ya que la producción está sólida y solo falta una alineación de incentivos. “Tenemos genética, sabemos producir todas las razas, los ecosistemas y todas las industrias frigoríficas. Además, estamos usando el novillo en sus múltiples formas, no solo como carne, sino también se captura la sangre, el suero fetal bovino para hacer medicamentos, las grasas y el cebo como materia prima destacada. Estamos utilizando masivamente grasa para la producción de biocombustibles. Se podría decir entonces que es más que carne, es un sector industrial”, completó.
En la antesala de lo que se viene, varios analistas aseguran que solo falta que los sectores privados se pongan de acuerdo para tener una voz única y las políticas estatales perciban esto como mucho más que un bife; es decir un sector con capacidad de desarrollo industrial, competitivo, exportable y de alta modernidad. Al mismo tiempo estiman, que el problema de argentina se basa en la muy baja productividad en muchas actividades que no permiten pagar un salario alto.
Bisang, se quejó porque el ciudadano le carga el costo del problema a la carne o algunos alimentos cuando el inconveniente es de estructura productiva y productividad. “Brasil que no tiene retenciones, cuenta con un salario que aguanta el precio de la carne exportable. Uruguay tampoco tiene problemas pero la productividad de ambos en muchos sectores industriales es mayor que la nuestra y en estas naciones se protege muy fuerte a estos segmentos”, dijo.
“Expandir la cadena de ganados y carne más allá de los alimentos para pasarlo a bienes industriales –en el caso de la ganadería: el cebo, la sangre, opoterápicos, ácido biliar- implican generar empleo”, agregó.
“La realidad está marcando que la alta potencialidad competitiva está demandando mayor generación de trabajo, competitividad genuina y exportaciones crecientes”, apuntó.
Para las nuevas generaciones ya no es tan importante la carne vacuna. Según Roberto Guercetti, titular de Conecar Ganadera la caída de la producción en 2024, sería compensado por una cambio en la tendencia de los hábitos de consumo y mediante el factor precio. El valor de la carne está atrasado, pero los sueldos siguen siendo los mismos y eso hará que la caída en el consumo fluctúe entre un 10 y 20%.
“En la coyuntura, tenemos que saber que la exportación está restringida y parada. El volumen de la vaca que va a China es muy grande, pero no es comparativo con lo que debería haber crecido este segmento a partir de las 900 mil toneladas anuales de hace 4 años atrás”, remarcó y agregó que “crecimos a tientas, sin exportar calidad de carnes”.
Remarcó que aún no se han tomado los proyectos amplios del sector privado, las asociaciones ganaderas (Angus) y los frigoríficos destacados del país que piden calidad en las carnes. “Que no sea solo China lo que haga volumen de bajo precio, porque si esta fuese la cadena del vino, estaríamos exportando en damajuanas”, concluyó.