En el congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), la directora para Latinoamérica de la Mesa global de Carne Sostenible expuso la necesidad de transformar la industria cárnica local para asegurar un salto cualitativo.
La carne que quiere el mundo: sostenible y con transparencia
Por Facundo Budassi
El cambio climático y las nuevas exigencias de cuidado animal ponen en jaque a la industria cárnica tradicional. La transformación hacia la sustentabilidad productiva deja de ser una opción para convertirse en una exigencia que los productores deben acatar para acceder a los grandes mercados de consumo.
Josefine Eisele, directora para Latinoamérica de la Mesa global de Carne Sostenible, sostuvo que en siglo XXI los demandantes de este insumo alimenticio exigen cada vez mayor transparencia, sostenibilidad y bienestar en el procesamiento de los animales. Alcanzar aquellos estándares permitirá a las producciones nacionales no solo conquistar nuevos mercados, sino aggiornarse a aquellos que cada vez exigen mayor información sobre las formas de producción.
“En los últimos años la información del animal se erigió como un factor fundamental para el mercado europeo y esa necesidad trazar toda la información del animal, por ejemplo, por qué campos pasó, datos de su alimentación y si se pueden agregar otros datos, como la performance de los progenitores, genética, de tratamientos sanitarios, ya que muchas veces hay restricciones en países europeos por el uso de antibióticos, se convierte en un requisito cada vez más puntilloso”, destacó la directora.
Si la historia del proteccionismo comercial de los países centrales se vio regida por la obstaculización permanente a las importaciones alimentarias del tercer mundo bajo requerimientos especiales en la Organización Mundial del Comercio, o de su antecesor el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, hoy esas restricciones comenzaron a tomar forma en el reclamo ambiental. Es decir, que si los productos no tienen una base sostenible, no podrán entrar en algunos de los mercados de consumo más importantes del planeta.
En este marco, Eisele recalcó: “Sobre fines del 2020 la Unión Europea dictaminó que no comprar más carne proveniente de deforestación, eso es algo que puede perjudicar las producciones del Noreste argentino y por ello debemos generar información, certificar la procedencia y demostrar que la cría nacional se realiza con buenos estándares ambientales”.
Argentina dispone de una ventaja comparativa enorme al resto de los productores cárcnicos. Las haciendas, en su mayoría, ya producen de forma sostenible pero no lo certifican y ese es un gran problema de cara al futuro.
En este sentido, la directora recomendó “comenzar a implantar incentivos para convencer al productor y a toda la cadena. Nosotros, desde la mesa de la carne sustentable argentina, estamos a disposición del productor, para ayudarlo a generar la información necesaria, para asesorar en las certificaciones que logren que su producto llegue sin problemas a todas las mesas del mundo”.
“Nosotros queremos ser ese puente y justamente estamos enfocando mucho en la recuperación de pastos o de área degradadas y prácticas la adaptación a estos cambios ambientales. La hacienda necesita aplicar más ciencia y ello o requiere grandes inversiones, las modificaciones pueden reducir la mortalidad animal que es también un parámetro relevante en los clientes externos”, cerró la referente.