El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) estableció las medidas sanitarias correspondientes, tras confirmarse por análisis de laboratorio, que un animal de la especie bovina dio positivo a rabia paresiante, en un establecimiento ubicado en la zona rural de la localidad de Las Breñas, departamento 9 de Julio de la provincia de Chaco.
Se confirmó un brote de rabia paresiante en un campo de Chaco
El organismo sanitario dispuso la interdicción de los establecimientos situados en un radio de 10 km alrededor del caso confirmado y la consecuente vacunación obligatoria de la totalidad de las especies susceptibles en dicha área y solicitó a los productores el registro de la vacunación en las oficinas del Senasa ubicadas en Las Breñas y Pampa del Infierno, una vez que haya sido efectuada.
Asimismo, siguiendo el esquema de la vacunación obligatoria ante un brote, desde Senasa indicaron que se deberá revacunar los primovacunados entre los 20 y 60 días posteriores a la primera dosis, de acuerdo a la normativa vigente.
Al tratarse de una enfermedad de notificación obligatoria ante Senasa, se solicita dar aviso ante la existencia de animales con sintomatología nerviosa y la detección de posibles refugios de vampiros que serán evaluados, georreferenciados y comunicados al Programa Nacional de Control de la Rabia paresiante del Senasa. Las denuncias también se pueden realizar a través de la aplicación Notificaciones Senasa o al correo electrónico [email protected]
Por último, al tratarse de una enfermedad que puede transmitirse al humano (zoonosis), el Senasa recomendó evitar la manipulación de animales muertos o con sintomatología nerviosa a fin de prevenir el contagio de la enfermedad.
Sobre la rabia paresiante
La rabia paresiante es una zoonosis, puede transmitirse de los animales a las personas y es mortal, de ahí radica la importancia de la prevención mediante la vacunación de los animales susceptibles de contraer la enfermedad y el control de vampiros.
Los brotes de rabia paresiante perduran no más de 18 meses con periodos ínter epidémicos que abarcan entre 3 o 4 años.
Los primeros síntomas observados en animales consisten en inquietud, falta de apetito, tendencia a aislarse y frecuentes vocalizaciones con un tono de voz diferente al habitual. Luego se observa depresión, deshidratación, con dificultad postural y ambulatoria, y finalmente la muerte.