La sucesión de fenómenos Niña que generaron un período de reiteradas sequías golpearon al corazón productivo de Santa Fe, tanto agrícola como ganadero. La gravedad de la situación actual hace recordar a muchos aquella histórica y devastadora seca de la campaña 2008/09. Pero otros la ven peor. “En aquel ciclo los cultivos se pudieron sembrar pero la anomalía actual viene afectando la siembra”, detalló el director de la Regional Santa Fe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), Alejandro Longo.
"Hace mucho que no se ve tanto campo sin sembrar"
“Hoy hay una importante superficie de campos que no están sembrados y es algo que hacía bastante tiempo que no se veía”, dijo el referente provincial del organismo tecnológico, del cual dependen las tres estaciones experimentales santafesinas: Oliveros, Rafaela y Reconquista. Destacó que la afectación de la sequía se extiende también a la ganadería y a la lechería provincial en las distintas, con impactos heterogéneos.
Longo reconoció que desde el Inta Castelar manejan las dos variables sobre la retracción de La Niña que barajan diferentes climatólogos. Algunos consideran que podría revertirse a fines de enero y otros sobre finales del primer trimestre de 2023. Sin embargo “si bien estos modelos matemáticos nos dan una tendencia, es muy difícil decir exactamente cuándo va a cambiar la situación”, dijo.
-¿Qué diagnóstico hacen desde el Inta sobre la situación de sequía y el impacto en el sector agropecuario provincial?
-Es un fenómeno que la provincia viene atravesando prácticamente durante todo el año. Esto quedó demostrado en que allá por enero de 2022 se declaró en emergencia agropecuaria a 18 de los 19 departamentos provinciales, y hace poco tiempo se volvió a renovar para los 19 departamentos santafesinos. Es un fenómeno Niña que está entrando en un período de definición. Se piensa que a fines de febrero o marzo de 2023 estas condiciones ya van a ir cambiando. En algunas regiones de la provincia dificultó mucho las cosas, especialmente todo lo que son cultivos de invierno. Principalmente el trigo, cuya producción bajó prácticamente el 50% respecto del año pasado. Salvo algunos pequeños sectores, como partes de los departamentos San Justo y General Obligado y algunas zonas muy particulares del departamento Belgrano, afectó prácticamente a toda la provincia y a toda la región pampeana. Esto, lamentablemente, se está sosteniendo en el tiempo y afectó todo lo que tiene que ver con la campaña gruesa, especialmente la siembra de maíz de primera. Hoy está panojando el cultivo con el desarrollo de plantas muy bajas, y se asume que el rendimiento se verá afectado. Esto en general, luego hay cuestiones particulares en cada zona. También se afectó la siembra de la soja de primera. Esperamos que se vayan recuperando un poco los niveles de humedad como para poder terminar de sembrarla. Lo mismo con el maíz de segunda o tardío. Recorriendo la provincia se ve que todavía hay muchos lotes sin sembrar y eso obviamente preocupa, porque también se afecta el potencial de rendimiento.
-Uno de los últimos informes de GEA indicaba que hacía por lo menos diez años que no ocurría un fenómeno como este, que afectara la campaña fina e impidiera sembrar los cultivos de la gruesa ¿Coincidís?
-Sí, tal cual. Históricamente, sobre fin de año hay algo de lluvia que permite la implantación de los cultivos de primavera y verano. Pero este fenómeno actual, donde hay una importante superficie de campos que no esté sembrado, hacía bastante tiempo que no se veía. Esperemos que se repongan los niveles de humedad en las últimas lluvias. Hay lugares en los que llueve 50-60 milímetros y a unos pocos kilómetros llueve 2 o 0 mm. En estos días venía desde Rafaela hacia el sur de la provincia y veía en la zona de Pilar o San Carlos maíces de primera con un desarrollo de 30 a 40 centímetros de altura en pleno panoja. Esos cultivos se van a ver muy afectados en su desarrollo. Y lo grave es que este fenómeno se viene dando desde hace mucho tiempo y no sólo afecta a la agricultura sino también a la lechería y la ganadería. En el caso de la lechería es una producción diaria, las vacas necesitan tener sus concentrados proteicos, sus forraje. Y si eso no lo puede dar el campo el productor, lo tienen que sustituir desde otro lugar y eso encarece y complica un poco la producción. Lo mismo ocurre en la ganadería, las vacas tienen que tener un buen estado corporal para poder entrar en celo, volver a preñarse, etcétera. Todas esas cuestiones se ven se dificultadas.
-¿En el sector de ganadería y lechería se está trabajando todavía con alguna reserva?
-Desde Inta tenemos una mirada a nivel provincial. Y diría que este fenómeno ya está asentado desde hace tiempo y está afectando todo esos procesos productivos. Por ejemplo, si uno mira la ganadería del centro norte de la provincia, la que se desarrolla en los Bajos Submeridionales, ahí ya no hay sólo un problema de abastecimiento de forrajes sino que también se está dando un fenómeno muy característico de nuestra zona, que es que la sequía no sólo afecta la cantidad sino la calidad del agua que toma el ganado bovino. Falta agua y el agua que hay se saliniza por un fenómeno natural que se da en esa zona. Eso afecta la productividad. Estas cosas se vienen dando desde hace un tiempo. Lo mismo para el sector de la lechería. Imaginemos que hay una emergencia agropecuaria desde enero de 2022. O sea, estamos hablando de que la producción de maíz y sorgo de la campaña pasada se vio afectada y con eso los procesos productivos de la ganadería, tanto de carne como de leche.
-¿Cómo están asesorando desde Inta a los productores que requieren ajustar los procesos productivos frente a esta situación, qué recomendaciones les sugieren?
-Desde Inta tenemos una cercanía con los productores. Se recomiendan algunas prácticas que son culturales y de toma de decisión. Hoy, por ejemplo, muchos lotes de que iban a maíz de primera fueron a soja porque se dieron algunas lluvias hace unos 15-20 días. Muchos otros están yendo a maíz de segunda. Estamos cerca de los productores tratando de asesorarlos, pero de todos modos, las precipitaciones tienen que ocurrir como para que esos procesos se lleven adelante. Siempre aparecen algunas cuestiones como la emergencia de plagas y demás, que afectan a los cultivos y ahí estamos cerca para poder abordar las problemáticas que se van dando, pero lamentablemente el factor de déficit hídrico es muy difícil de sortear. Lo que sí está claro es que cuando los productores vienen llevando un nivel de rotaciones adecuado, con suelos que estén bien cubiertos con barbechos, la situación se atempera a nivel de afectación del lote.
-Las pérdidas de la cosecha fina y ahora el retraso de siembra de la gruesa complican la liquidez del productor y las empresas agropecuarias ¿Cómo están observando eso?¿Cómo piensa que se afrontará esta situación?
-Las empresas agropecuarias tienen un nivel de resiliencia y adaptación a estos fenómenos. Lo que pasa es que cuando se prolongan en el tiempo afectan y mucho a toda la cadena comercial. Desde Rosario hacia el sur, este fenómeno se viene dando en forma prolongada. Si observamos en la zona de Arroyo Seco, Fighiera, Villa Constitución, Empalme, Rueda, Villa Amelia, parte de Bogado, ya es la tercera campaña productiva y vamos para la cuarta, donde la sequía está incidiendo de manera bastante importante. Y eso es muy difícil de sostener. Obviamente afecta a toda la cadena comercial. Entonces, las empresas van adoptando diferentes tipos de estrategias y aguantando las malas condiciones que afectan su funcionamiento. Hay un movimiento cooperativo, una red de apoyo a los productores para bancar esta situación, pero en algunos casos se hace muy difícil.
_Hay diferentes análisis que se hacen desde los servicios meteorológicos sobre si esta situación podría empezar a modificarse a partir de enero o recién a fines del primer trimestre del año ¿Tenés alguna perspectiva al respecto? ¿Esta situación es comparable a la gran sequía del año 2008/2009 que que tanto daño hizo?
_La de 2008/09 fue diferente, porque en esa sequía los cultivos se pudieron sembrar. La anomalía de esta situación es que viene afectando la siembra. Enero o febrero son meses complicados y parte de diciembre también. Son períodos asociados a la falta de agua con altas temperaturas, que también se da ahora. Pero no olvidemos que hace 15 días teníamos temperaturas de 40 ó 42 grados, con lo cual no sólo hay falta de agua, sino también de altas temperaturas. El fenómeno Niña está teniendo una reversión. Gran parte de los modelos matemáticos hablan de que habrá un cambio a partir del primer trimestre del año. Algunos dicen que puede empezar a cambiar a fines de enero y otros entre febrero y marzo. Nuestros técnicos del Inta Castelar marcan también esa tendencia. De todos modos, es muy difícil decir exactamente cuándo va a cambiar la situación. Además, reitero a veces hay lluvias en enero de 50 milímetros y cambia la situación para una zona, pero a 5 kilómetros no llueve nada. Eso fue lo que pasó con la producción de trigo. Este año tuvimos en algunas regiones donde los cultivos llegaron a los 40 quintales y hay otras en donde rindieron 0 qq. Con lo cual, hay un cambio del fenómeno, pero no se traduce inmediatamente a toda la región.
Red en el territorio
Del centro regional Santa Fe del Inta dependen las tres estacionales experimentales que tiene el organismo tecnológico en la provincia: Reconquista en el Norte, Rafaela en el centro y Oliveros en el sur. “Tenemos 22 agencias de extensión, casi 400 personas que están trabajando en todos los sistemas productivos y en otras cuestiones que hacen a la labor del organismo”, dijo.
Señaló que el último año se pudieron retomar la presencialidad en ciertas actividades que venía haciendo Inta desde antes de la pandemia. “Volvimos a las jornadas presenciales, a que la gente pueda visitar nuestras unidades y demás. En ese sentido ha sido un año de balance muy positivo y hoy estamos pregonando es que nuestra gente pueda estar cerca del productor en este momento que la está pasando mal y ser no solamente un asesor en tecnología o de cuestiones productivas sino también acompañándolo en este mal momento”, señaló Alejandro Longo, director regional del organismo.
Subrayó la cercanía con el sector productivo y la resiliencia de los productores. “Cuando las condiciones mejoren van a responder con una fuerza importante para poder revertir esta mala situación”, señaló.