Las exportaciones de la cosecha gruesa 2022/23 serán de 77 millones de toneladas y aportarán u$s 32.500 millones, en caso de que se cumplan las proyecciones difundidas esta semana por la Bolsa de Comercio de Rosario. Un pronóstico que debe pasar, de todos modos, por la prueba ácida del clima. Es que el efecto de la tercera Niña consecutiva se hace sentir en la región núcleo productiva, con un escenario de escasez de lluvias que llena de incertidumbre cualquier análisis.
La cosecha gruesa aportaría u$s 32.600 millones
Por Álvaro Torriglia
Los especialistas de la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario presentó el martes su informe sobre la agroindustria camino al 2023, en el recinto de operaciones de la entidad. Junto a los técnicos de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) ofrecieron un primer panorama sobre las campañas de soja y maíz.
El primer dato es que la oleaginosa crecerá en área sembrada, después de cuatro años. La “vuelta de la hija pródiga”, como lo señaló el economista tomá Rodríguez Zurro, será la contracara de la reducción en la superficie a sembrar con maíz.
Según las proyecciones de la Bolsa, la siembra del cereal grueso caerá 8% respecto del último ciclo, hasta ubicarse en 8 millones de hectáreas. Si el clima no termina de torpedear todo, un rinde promedio que esté en línea con el de los últimos 20 años aseguraría una producción de 54 millones de toneladas. Son 3 millones de toneladas más que en la campaña previa, en la que la mayor implantación compensó los menores rendimientos.
La siembra de soja crecerá 4% a 16,8 millones de hectáreas, 700 mil más que el ciclo anterior. Al rinde histórico, producirá 46,5 millones de toneladas, 4,5 millones más.
Si estos cálculos se cumplen, la cosecha de los dos principales granos llegará a 77 millones de toneladas en el ciclo 2022/23, por un valor de u$s 32.665 millones, unos u$s 9.632 millones por maíz y otros u$s 23 mil millones por soja.
En los cálculos de Rodríguez Zurro, el desarrollo de este ciclo permitirá una recomposición de stocks de maíz, luego de dos años; y un aumento en el crushing de soja.
Estos resultados están atados en gran medida a la evolución del clima. Las noticias no son del todo buenas. Florencia Poeta, de la GEA, describió el preocupante panorama que afecta a la zona núcleo, que en un 65% está en condición de sequía. La habitual recarga del perfil que se produce con las lluvias de otoño fue magra y la ausencia de precipitaciones se extendió por casi todo el invierno. “Hay reservas escasas y la lluvia no acompaña”, sentenció la especialista.
La tercera Niña consecutiva se hace sentir en el campo y, según los modelos estadísticos, seguirá firme hasta octubre. Y hacia fin de año podría instensificarse, propiciando un verano “similar o peor al del año pasado”.
Frente a este panorama, el maíz temprano lleva las de perder con la siembra de soja. Quienes apuesten al cereal, especuló Poeta, lo harán con una estrategia defensiva, “atendiendo más a la estabilidad que al potencial de rinde”. Esto implica, por ejemplo, menor fertilización.
El mercado internacional
Si las condiciones climáticas acompañan, Sudamérica podría volcar 36 millones de toneladas adicionales a la oferta internacional de soja en el nuevo ciclo. Según Javier Treboux, es uno de los datos a monitorear en los próximos meses para estimar la evolución de las cotizaciones. Aunque en lo inmediato, las miradas están puestas en el clima de otra región, el Hemisferio Norte. Más precisamente, en las zonas productoras de Estados Unidos, donde está por empezar la cosecha.
Treboux explicó que los primeros datos hablan de un impacto importante de la falta de agua en el Oeste del cinturón maicero. Igualmente, el avance de la cosecha estadounidense es un factor depresivo de los precios en el mercado global en el corto plazo. Salvo en 2020, cuando el mundo salía de las cuarentenas por la pandemia.
En mayo y junio, los precios de los granos gruesos parecen haber encontrado su pico en la carrera alcista desatada por la guerra en Ucrania. Y tras una caída importante, en julio también parecen haber encontrado un piso. Las cotizaciones, aclaró el analista de la Bolsa de Rosario, siguen por encima del promedio histórico.
Los movimientos de los precios internacionales no sólo están condicionados por la oferta y demanda de granos, o por fenómenos como la retracción importadora de China en el negocio del maíz. La política económica de los países centrales juega, y mucho. El dólar en sus máximos históricos y la suba de las tasas de interés en Estados Unidos son presiones bajistas para el mercado de granos, al igual que la recesión técnica en la que entró la economía norteamericana y en la que, se vaticina, entrará en breve la de la eurozona.
En este contexto, la política agropecuaria argentina tiene mucho que decir. Julio Calzada, director de estudios e investigaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, repasó el estado de las discusiones, decisiones y negociaciones en marcha, que son relevantes para el sector. Empezó por el dólar soja, sobre el cual hay más rumores de cambios que concreciones. El esquema que pensó el banco Central para que los productores vendan su grano y puedan acceder a dólares MEP es el régimen del 70/30. Según los cálculos de la entidad, la mejora en el tipo de cambio para el productor fue sólo del 9%. Y no mejoraría mucho más si pasara al 50/50. El economista señaló que “el efecto combinado de brecha cambiaria y retenciones” deprecia fuerte el valor que recibe el empresario agropecuario por su soja en términos de dólares.
Calzada actualizó el estado del debate sobre el proyecto de ley agroindustrial, que propone beneficios fiscales para la cadena y que está en discusión en el Senado. Explicó que hay negociaciones entre los bloques del FDT y JxC para cambiar algunos aspectos de la iniciativa, relacionadas con la amortización acelerada de bienes de uso, la valuación del ganado para invernada y el cupo fiscal, que en la actual versión sería de unos u$s 800 millones. Las entidades del sector buscan flexibilizar los requisitos.
Reiteró las críticas de la Bolsa y la Cámara de la Industria Molinera al fideicomiso para subsidiar el precio de la harina de trigo, Feta, cuya eliminación anunció el secretario de Comercio, Matías Tombolini. También señaló que se está esperando la publicación en el Boletín Oficial del decreto que extiende el corte del 12,5% de gasoil con biodiesel y un incremento en los cupos mensuales de exportación de carne vacuna.