Las legumbres buscan levantar cabeza tras la sequía

El consumo de legumbres crece a un ritmo acelerado y según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la tendencia continuaría hasta 2023, especialmente por la incorporación en la dieta diaria por sus beneficios para la salud.

Esta situación genera una gran oportunidad para la Argentina, y también para la Región Centro, donde se concentra buena parte de la producción de estos cultivos, que en la última campaña sufrieron un duro golpe por efecto de la sequía que afectó seriamente el sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires.

La producción de arvejas y lentejas alcanzó una superficie 674.669 hectáreas en la campaña 2018/19, llegó a 775.473 en el ciclo 2021/22, es decir un crecimiento de 15%.

Sin embargo, por efecto de la dura sequía, la campaña 2022/23 mostró una retracción que ubicó a ambos cultivos en 727.556 hectáreas, según consignó un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario elaborado por Francisco Rubies y Emilce Terré.

El relevamiento indicó que en la campaña 2022/23 “la producción de legumbres en general fue un 23% menor que la anterior, principalmente por las caídas en la producción de lentejas, arvejas y garbanzos”. Además, “las exportaciones del complejo fueron, en promedio, de u$s 242 millones”, señaló el relevamiento.

“En conjunción con la caída de superficie, los menores rendimientos debido a la sequía tuvieron como contrapartida una caída en la producción total de magnitudes relativas aún mayores”, agregó el informe.

Explicó que para la campaña 2018/19 la producción total de legumbres era de 924.068 toneladas, mientras que para la 2021/22 era de 1.151.118, un crecimiento de 24,6%.

En la campaña 2022/23 se da una retracción hasta 671.994 toneladas. El ajuste se dio principalmente en la cantidad de lentejas y arvejas, con caídas del 91,4% y 79,9%, viéndose afectadas principalmente las provincias productoras del sur. Las caídas para garbanzos y porotos fueron muy importantes, pero relativamente menores (35,4% y 20,6%, respectivamente).

“El ajuste se dio principalmente en la superficie de lentejas, con una caída del 42,8%, viéndose afectadas principalmente la provincia de Santa Fe, por su gran participación”, explicó el informe y además que “las caídas para arvejas y garbanzos fueron importantes, pero relativamente menores (19,4% y 14,1%, respectivamente), mientras que en porotos se puede observar un pequeño incremento de 0,6%”.

Un fracaso

El especialista de Inta Arroyo Seco, Gabriel Prieto, explicó que “la campaña pasada fue un fracaso total en la región núcleo”, un área donde se concentran esencialmente los cultivos de arveja y lenteja, en la zona del sudeste de Santa Fe y noreste de Buenos Aires.

“No se pudo sembrar lo que se hace habitualmente y se cosechó menos de la mitad”, dijo Prieto, quien además aseguró que el resto se perdió completamente.

En general explicó que se cultivan en la región unas 110 mil hectáreas de arvejas y se sembraron menos de 60 mil en el último ciclo agrícola y de ese total, se levantó la mitad. “No hubo pérdidas parciales, sino totales”, aseguró el especialista de Inta.

También explicó que las únicas zonas que pudieron zafar de la situación crítica fueron algunas regiones del centro de Buenos Aires y Entre Ríos. Además dijo que “el oeste entrerriano logró buenos rendimientos lo que permitió obtener producción de semilla para esta nueva campaña”.

En cuanto al cultivo de garbanzo, donde Santa Fe no es gran productora pero sí Córdoba y Santiago del Estero, también “hubo quebrantos importantísimos”, agregó Prieto.

“Para esta campaña esperamos tener mejores condiciones dadas las lluvias que se produjeron hace poco, ya que este último mayofue el más húmedo y caluroso de los últimos cien años”, agregó.

Esto habilitó buenas condiciones de siembra para arveja, que comenzó en el sur de Santa Fe con variedades de ciclo largo y ahora en julio con las más tradicionales. “Esperamos que se recomponga la situación de la arveja en Argentina”, dijo el especialista.

Si esa situación logra revertirse, Argentina tiene muchas oportunidades por delante.

El relevamiento de la BCR indicó que “se prevé que el consumo en Asia pase de 7 kilos per cápita a 8 kilos per cápita de aquí a 2029, elevando el consumo promedio mundial de los 8 kilos actuales a 8,3 kilos por persona”.

Además, “dentro del mercado interno, se podría pensar en una tendencia creciente en la incorporación de estos alimentos en la dieta diaria, lo que podría aumentar el consumo acortando la brecha que existe con el consumo promedio en el resto de Latinoamérica”, agregaron Rubies y Terré.

Beneficios

Las legumbres son frutos comestibles de las plantas pertenecientes a la familia de las leguminosas. Comúnmente, se reconocen 11 tipos y proporcionan proteínas, fibra dietética, vitaminas, minerales y carbohidratos complejos, constituyendo un alimento clave para la seguridad alimentaria del mundo. Según la FAO, el consumo per cápita para 2020 era de 8 kilos al año, siendo Asia y Latinoamérica los mayores consumidores. A pesar de eso, según la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera), el consumo en Argentina en el mismo año era de 800 gramos per cápita.

En el caso de las legumbres, su producción se concentra en el centro y noroeste del país, partiendo de la provincia de Buenos Aires y terminando en Jujuy, en un “callejón” que contempla las provincias de San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Salta.

Además de esta distribución territorial, hay una marcada diferencia entre la distribución de los cultivos. Por un lado, la producción de arvejas y lentejas, concentradas en la zona sur, principalmente en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y, en menor medida, Córdoba; por otro, la producción de porotos y garbanzos se concentra en el resto de las provincias, aumentando la participación de los porotos a medida que nos movemos hacia el norte.

La Región Centro es clave en la producción total de legumbres. En conjunto, las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos explicaron de las últimas 5 campañas, en promedio, el 80% de la producción de lentejas, el 45% de la de garbanzo y el 30% de arvejas, mientras que su participación en la producción de porotos es marginal.

Comercio exterior

Con relación al comercio exterior, “en los últimos 10 años el complejo aportó en promedio exportaciones por el valor de u$s 242 millones, registrando un salto importante en 2016, para alcanzar un máximo de u$s 352 millones en 2017 y luego descender para estabilizarse en torno a los u$s 250 millones”, detalló el informe de BCR.

Si se ponderan estos ingresos por su peso neto, se obtiene un precio implícito por tonelada de producto del complejo promedio de u$s 785/toneladas.

Analizando la composición de las exportaciones por productos, se puede observar que la mayor participación se concentra en porotos con aproximadamente el 60% de las exportaciones desde 2013 en adelante. Lo sigue en orden de prelación la exportación de garbanzos, que alcanzó su máxima participación en 2017 para luego descender paulatinamente hasta ubicarse en torno al 20% del total, mientras que arvejas se mantuvo relativamente constante en torno al 10%, con un incremento en el año 2022. La exportación de lentejas, por su parte, ha sido en los últimos años, marginal.