“Por segundo año consecutivo estamos frente a la oportunidad histórica de aumentar la producción de trigo. Es posible superar las 21 millones de toneladas y consolidar un virtuoso proceso de crecimiento productivo e inserción en los mercados internacionales, y hacerlo protegiendo el medio ambiente y bajo las buenas prácticas agroindustriales”, dijo Fernando Rivara, el presidente de la Federación de Acopiadores, durante el mensaje de apertura de la décima edición del congreso A Todo Trigo, que nuevamente se lleva a cabo en forma online del 4 al 6 de mayo.
Trigo: cumbre empresaria rechaza nuevas regulaciones
La primera jornada de este encuentro también contó con los mensajes grabados del ministro de Agricultura de la Nación, Luis Basterra, del secretario de Agricultura nacional, Jorge Solmi, y la presencia del ministro de Desarrollo Agrario de la provincial de Buenos Aires, Javier Rodríguez.
“Para la agroindustria argentina no solo es una oportunidad, es un deber producir y exportar más. Generar trabajo y riqueza es una obligación nuestra y de la política. Han pasado gobiernos de todos los signos políticos y la decadencia es tendencial”, expresó el presidente de la Federación de Acopiadores.
Para Rivara, así como es responsabilidad de las fuerzas productivas generar desarrollo, es de la política crear el ambiente mínimo imprescindible para liberar esas fuerzas productivas. “Ni siquiera me refiero a la parte impositiva sino a que se garanticen los derechos consagrados por la Constitución argentina”, puntualizó.
“El reclamo es un derecho constitucional, pero en Argentina cuanto más pisotean los derechos de los demás, más exitosa es la protesta”, dijo y enumeró una serie de situaciones que en los últimos meses “destruyeron trabajo en Argentina”: bloqueo a los puertos graneleros del Gran Rosario por casi 30 días; bloqueo a las rutas del sur bonaerense, con la inacción de las autoridades del transporte de la provincia de Buenos Aires; bloqueo de un parque industrial entero porque el sindicato de choferes consideró que el personal de una empresa debía estar dentro de su gremio; bloqueo de “A.T.I.L.R.A.” a una PyME láctea en Cañuelas por diferencias en el gremio; cierre de una empresa frigorífica de 1000 empleados porque 60 de ellos tienen una disputa con el sindicato; bloqueo de los puertos “Up River” por empleados de la ex Buyatti; bloqueo de rutas en Neuquén por autoconvocados, con la población y vaca muerta desabastecidas; bloqueo en las terminales portuarias de Buenos Aires por empleados de la ex “Tacssa” con cientos de contenedores inmovilizados, algunos cargados de pollos y carnes; bloqueo de rutas en Tucumán por autoconvocados que impiden la cosecha de limones y de soja, entre otras cosas.
“Es un nivel de descomposición social muy grave que un grupo de empresarios transportistas autoconvocados diga quién puede pasar y quién no por las rutas argentinas, y encima con la anuencia de la subsecretaría de Transporte del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, y estas cosas pasan ante la inacción de la política y de la justicia. Hoy, el poder, el control de la calle, pareciera ser que lo tienen grupos facciosos. Gente que puede protestar en el obelisco, todos amontonados mientras se clausura el negocio a un comerciante que trata de sobrevivir”.
“En estas condiciones Argentina es un país inviable”, dijo.
“Necesitamos cambiar esta lógica del desánimo y frustración. Tenemos que liberar las fuerzas del trabajo productivo. Después del ataque al Covid-19, ése debería ser el objetivo primordial del Gobierno, que a su vez es el objetivo de este congreso: superar los 21 millones de toneladas de trigo, por más producción, por más trabajo, por más riqueza. Por eso la consigna de este congreso: ‘¡crecer es el camino!’”.
“Debo enfatizar dos conceptos importantes: el primero es que “la mesa de los argentinos” se protege produciendo más y no subsidiando a los ricos. El segundo es que no se puede sostener en el tiempo un férreo control de precios a las harinas en un escenario de alta inflación, sin generar enormes daños a una industria que acompaña desde sus albores a nuestra agricultura”.
“Las cadenas han explicado, con números claros y concretos, no con relatos, el bajo impacto que tiene el precio del trigo en los productos finales, y consecuentemente en la tasa de inflación”.
“No es el camino convivir con aumentos del 70% anual en la vestimenta o autorizar incrementos del 5% mensual a las grandes compañías petroleras y luego amordazar a los molinos en sus precios y amenazar con mayores intervenciones”.
“El aumento de los precios internacionales de los bienes que argentina exporta es una bendición para nuestro país. Presentamos números, no consignas: gracias al aumento de los precios el Banco Central recibirá, en esta campaña, 8.500 millones de dólares adicionales de ingreso de divisas provenientes de los granos y sus productos”.
“Y si hablamos de los derechos de exportación, por el “maldito” aumento de precios del sector, el fisco incrementará en 1.800 millones de dólares sus ingresos”.
“Con apenas 600 millones de dólares, el Gobierno podría comprar y regalar todo el trigo necesario para que el pueblo argentino consuma pan gratis. Y aún le quedarían 1.200 millones de dólares extras”.
“Reiteramos la preocupación por la presencia de 20.000 toneladas de trigo transgénico en depósitos sin control del Estado. Los funcionarios del sector saben de la negativa de nuestros clientes internacionales a comprar trigo transgénico. La cadena de trigo ha expresado su rechazo a la aprobación de algo que no es aceptado por nuestros compradores. Es altamente riesgoso seguir permitiendo la siembra indiscriminada de trigos transgénicos, jugando con la posibilidad cierta de alguna contaminación y que un barco con trigo argentino sea rechazado por nuestros clientes”.
“También es insólito que el propio Banco Central de la República Argentina atente contra la producción y el aumento de exportaciones. Ha dictado una resolución prohibiendo a los bancos otorgar créditos blandos a productores que necesiten dinero para sembrar, si no han vendido más del 95% del trigo y/o de la soja”.
“Hace 20 años que sabemos que el 30 de abril de 2021 vencía la concesión de la hidrovía, verdadera columna vertebral por donde sale el 80% de la riqueza argentina. Llegamos a la fecha de vencimiento sin siquiera la publicación de los pliegos para el llamado a licitación. No estamos hablando de pintar un monumento, hablamos de la salida que es elemental para la producción argentina y sólo se hizo una prórroga precaria de la concesión por 90 días. ¡Juegan con cosas que no tienen remedio!”
“Hoy el trigo argentino es un producto de exportación llegando a mercados impensados, en un nuevo abanico de clientes donde Brasil se mantendrá en el orden del 40% de nuestras exportaciones”, agregó.
“Cada 1.000 toneladas adicionales que podamos sumar a la cosecha, entrarán 250.000 dólares más a las reservas del Banco Central de la República Argentina. De ahí la necesidad de sembrar hasta en las macetas. De ahí también la necesidad de recrear un ambiente de confianza y tranquilidad prescindiendo de mensajes amenazadores que generan miedos e incertidumbre”.
“Debo mencionar también que a pedido de esta Federación hemos mantenido una serie de reuniones intersectoriales con el propósito de lograr acuerdos que hagan más eficiente y transparente la comercialización. Lamento que no se haya podido, hasta el momento, lograr avances sustanciales ni con la molinería ni con la exportación en temas tan importantes como el pago del 100% para la mercadería conforme, la asimetría de los compradores al aplicar rebajas y no reconocer bonificaciones por calidad, aplicación de mermas por parte de utilizadores finales, etc.”, dijo.
Así como señaló las preocupaciones, Rivara también destacó la importancia del programa del Matba/Rofex denominado “Paf” que permite acceder a los mercados de futuros en las operaciones a fijar, garantizando su cumplimiento y evitando, de esa manera, el riesgo de incumplimiento comercial por parte de los compradores del mercado interno. "Aporta previsibilidad de precios y seguridad comercial”, expresó.