Hace un poco menos de 30 años, al presidente fundador de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) lo trataron de monstruo, y muchos deben recordar también que en ese tiempo un diario de la ciudad feliz, se animó a titular “Frankenstein está en Mar del Plata” haciendo alusión a la relación de la institución con los cultivos modificados genéticamente y el vínculo carnal -por aquel entonces- con la multinacional Monsanto. Desde ese tiempo hasta hoy, pasaron 33 años y la agricultura creció de manera significativa hasta que ingreso en una amesetamiento, -que en el caso del cultivo de la soja- ya lleva más de 2 décadas.
Aapresid: pidieron aprender del error y salir de los estreses del contexto
Los directivos de Aapresid expresaron que saldrán fortalecidos del contexto global, el cambio climático y los vaivenes políticos que los tocaron de cerca. Mostraron preocupación por el éxodo y desinterés de los jóvenes por permanecer en el campo
Sin dudas que han pasado tantos momentos disruptivos en nuestra agricultura que serían interminables nombrarlos, aunque hay algo que prevalece y tal vez sea la caracterización inicial que se le dio al primer presidente de Aapresid, Víctor Trucco, que pasa por la capacidad de esta institución por lograr -a través de la ciencia- multiplicar la vida en el campo con los trozos que va generando el sistema.
En Aapresid, los conductores de hoy parecen agobiados y suelen mostrar ciertas falencias que los han llevado a caer en la proliferación de problemas básicos que ya tienen más de 15 años (REM). Malezas bravas y tolerantes, la resistencia de los insectos y el avance de las plagas. En estos 3 puntos se resume una pérdida superior al 20% en los resultados productivos.
A su vez, la demora en respuestas es consecuencia de la incursión de las rastras denominadas agroecológicas, los equipos descompactadores y los insumos biológicos que han sacado a la luz demasiadas inconsistencias de los químicos o llamados -por el sector- fitosanitarios.
Está claro que en la semana, la nueva edición del congreso manifestó que hay un Código Abierto reclamando por esos hombres que fueron pioneros y avanzaron con una capacidad reflexiva que se ha ido perdiendo en tres décadas. Será -tal vez- que a veces, las tecnologías simplifican tanto que nos terminan llevando hacia aquella frase que indica que cada día sabemos más; pero entendemos menos.
Aunque en su discurso inaugural, el presidente Marcelo Torres habló de abrir el código, escuchar nuevas voces y generar buenas conversaciones para discutir nuevas alianzas, dio la impresión que no ha sido del todo claro su llamamiento.
Los nuevos productores
Torres habló de discusiones dicotómicas y se encogió de cuerpo simulando que él no tenía ninguna culpa, pero sin embargo aún no se animó a dar apertura a ese código que sigue dejando a muchos productores afuera.
Son los disconformes, los que se desasociaron disminuyendo el caudal de seguidores en más de un 20% y los que usaron la institución para hoy estar en la política y función pública con pensamientos diferentes a los que pregonaron desde adentro.
Pero volviendo al Congreso o la Expo Muestra que se realizó por segundo año consecutivo en el predio Ferial de Palermo los pasillos fueron escenario de las negociaciones de cara a la campaña de granos gruesos, donde se notó un poco más de tranquilidad en el negocio agropecuario o previsibilidad para la próxima siembra.
También la incorporación en las negociaciones de los insumos biológicos, las modificaciones en la dosificación de la maquinaría agrícola para su uso y el porcentual que es necesario combinar con los químicos para mantener la sostenibilidad del suelo.
Estos, en definitiva son los temas que Aapresid introduce a su Código Abierto después de haber sido negados durante tantos años. Afuera, por ahora, quedan las rastras livianas que no fueron expuestas por muchas empresas presentes por un pedido o condición formal de los organizadores; aunque el directivo Marcelo Torres apuntó también a ellas cuando en sus reflexiones alertó con preocupación sobre la cantidad de productores que abandonan la Siembra Directa Pura y la combinan con alguna remoción del suelo, de vez en cuando.
“Un congreso con muchas miradas y la necesitad de transmitir que hay que ser cautelosos en el manejo de los cultivos”, sintetizaron varios referentes de la Institución agregando que es necesario impulsar los trabajos colaborativos", dijo.
“Sentimos la culpa de no haber hecho las prácticas correctamente y eso tiene que ver con que muchas veces -ante la necesidad de producir- hemos pasado por alto las pequeñas problemáticas de algunas malezas resistentes e insistimos con la misma metodología de trabajo”, dijo la Ing. Carolina Meiller, subdirectora del Programa Prospectiva de Aapresid.
El campo y la producción
Al mismo tiempo, explicó que están pensando la producción desde otra forma o camino, mediante la búsqueda de alternativas integrales para no quedarse con una sola receta.
“Si seguimos haciendo todos los años sistemáticamente lo mismo, vamos a seguir teniendo o aumentando los inconvenientes. Todos hemos tenido responsabilidad, no le estamos echando la culpa solo a los productores”, subrayó agregando que muchas decisiones fueron tomadas por una cuestión de coyuntura.
A lo mejor sea verdad, esto de transformar todo aquello que no fue beneficioso o que se está intentando volver a la fuente. Algunos hablaron de rescatar los valores perdidos y dejar de pensar en el campo como un simple negocio, después de haber abandonado el pilar fundamental que es la biología. Interesante para un escenario, donde todavía sorprende –salvo muy pocas excepciones- que ningún actor del sector haya hecho un mea culpa, a pesar de reconocer los errores de manejo en todo el sistema agropecuario.