La nutrición deficiente de los cultivos en Argentina generó pérdidas millonarias para el sector agrícola, un problema que persiste a pesar del crecimiento en el uso de fertilizantes. Alrededor de 40 millones de toneladas de granos se dejan de producir por una fertilización ineficiente. Así lo señalaron los especialistas que se reunieron en Rosario para participar del simposio Fertilidad 2025, organizado por Fertilizar. Durante el encuentro realizado los días miércoles y jueves, se analizaron los caminos para superar el déficit en el balance nutricional a través de una mejor agronomía y la incorporación de las modernas tecnologías. Más de mil personas en forma presencial y 1.800 en forma virtual participaron de la cumbre.
Fertilización: la ineficiencia cuesta 40 millones de tonelada
El presidente de Fertilizar AC, Roberto Rotondaro, advirtió sobre los efectos de la nutrición deficiente. En el simposio Fertilidad 2025 se repasaron los caminos para mejorar las condiciones de los suelos. Manejo, tecnología e innovación
Roberto Rotondaro, presidente de Fertilizar Asociación Civil, en el simposio realizado en Rosario.
“Tenemos que jerarquizar las decisiones de manejo y mirar el suelo con una mirada más integral”, expresó Roberto Rotondaro, presidente de Fertilizar Asociación Civil. Según el directivo, la falta de inversión en nutrientes adecuados impidió que el país aproveche su potencial productivo, con una estimación alarmante: alrededor de 40 millones de toneladas de granos dejaron de producirse debido a la ineficiencia en la fertilización. Este déficit no solo afecta el rendimiento de los cultivos, sino que también impacta negativamente en la economía de los productores y de la nación en su conjunto, reflejando la urgente necesidad de un enfoque más integral y eficiente en el manejo de los suelos.
También mostró datos que reflejan una realidad del mercado nacional: la Argentina produce localmente un tercio del fertilizante que utiliza, y el resto se importa principalmente desde el norte de Africa, Estados Unidos, Marruecos y Rusia. La mayor parte de ese volumen entra por el Puerto de San Nicolás, seguido por el de San Lorenzo, Rosario y otros puntos estratégicos.
Pero más allá de lo logístico, Rotondaro apuntó a la falta de diagnóstico del estado de los suelos. “Hoy en Argentina solo se hace análisis de nutrientes en el 21% de los casos; el muestreo de suelo es clave, es la base del diagnóstico, no podemos hablar de nutrición sin conocer el suelo”, enfatizó.
Tamizar la información
En este orden, destacó el rol del asesor como un “tamizador” de información, que filtra y jerarquiza las tecnologías más relevantes, basándose “en el diagnóstico y el entendimiento de la diversidad del productor argentino, que no es uno solo, son muchos perfiles”, subrayó.
Rotondaro destacó que el uso de fertilizantes creció a un promedio de 8% anual en los últimos 30 años, aunque con períodos de estancamiento. También mostró la correlación directa entre el incremento del uso de fertilizantes y el aumento en la producción de granos.
Entre los nuevos desarrollos, mencionó el fuerte crecimiento de los biofertilizantes, que aumentaron su uso veinticinco veces en cinco años, y los bioestimulantes, que se multiplicaron por ocho. Asimismo, creció el uso de complejos granulados y de fertilizantes de liberación lenta.
“Queremos seguir impulsando los ensayos de larga duración, porque nos dan información valiosa sobre los efectos residuales de la mejora del ambiente”, indicó. Destacó la importancia de trabajar articuladamente con universidades y centros de investigación.
Más allá del nitrógeno
En ese punto, llamó a mirar el suelo con mayor amplitud: “No todo es nitrógeno y fósforo, también hay que hablar de erosión hídrica y eólica, de compactación, de inundaciones; algunos problemas parecen del pasado pero siguen vigentes”, alertó.
En la apertura del evento, la gerenta ejecutiva de la entidad, María Fernanda González Sanjuan, destacó que desde 1999 el encuentro buscó compartir conocimiento y brindar herramientas “para hacer la mejor agricultura posible”. Más de 300 conferencias y 430 trabajos científicos en formato póster forman parte de ese recorrido.
Hernán Sainz Rozas, de la facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Mar del Plata, presentó los resultados de un estudio iniciado en 2011 que analiza el impacto de la agricultura sobre la fertilidad de los suelos en la región pampeana y las zonas agrícolas del NOA y el NEA. El trabajo, realizado en conjunto con Fertilizar Asociación Civil, incluyó muestreos en 2011, 2018 y 2024 sobre suelos con más de 20 años de agricultura, contrastados con suelos prístinos o poco intervenidos, evaluando variables como materia orgánica, pH, fósforo, cationes (calcio, magnesio, potasio) y micronutrientes como boro y zinc.
Los resultados mostraron una fuerte reducción de la materia orgánica respecto a las condiciones originales, con pérdidas de hasta 40% en algunas zonas. Y aunque apuntó que la situación se estabilizó entre 2018 y 2024, resaltó que los valores siguen siendo bajos, lo cual plantea “la necesidad de mejorar el balance de carbono en los suelos”. En cuanto al pH, se observó un incremento de áreas con valores inferiores a 6,1, especialmente entre 2011 y 2018, manteniéndose estables luego. El fósforo mostró una caída sostenida en su disponibilidad, con casi 60% de la superficie agrícola del país por debajo de 20 partes por millón, un umbral crítico para muchos cultivos.
Sainz Rozas subrayó que el deterioro sostenido de la fertilidad de los suelos es una señal de alarma que obliga a revisar las estrategias de manejo nutricional. Si bien se observa cierta estabilización en algunas variables, la reposición de nutrientes sigue siendo insuficiente en gran parte del país, y los sistemas productivos continúan extrayendo más de lo que reponen.
El desafío del fósforo
En uno de los paneles del encuentro, los expertos en nutrición de cultivos, se repasaron datos estratégicos por cultivo, regiones y ambientes, a tener en cuenta al momento de aportar fósforo, el nutriente clave que no reviste demasiada complejidad en su manejo, pero sí en la toma de decisiones informadas.
Según Esteban Ciarlo (Fertilzar AC - Fauba), los suelos se están quedando sin fósforo, “no sólo en la región pampeana sino también en la NOA y NEA”. Y agregó: “Nos estamos moviendo a zonas de deficiencias con un promedio de 53% de reposición”.
Según el referente, Argentina pierde alrededor de 6 kilos de fósforo por año por hectárea producida. En una extensión de 33 millones de hectáreas, precisó, “eso representa casi 200 mil toneladas de fósforo”. Este escenario implica la importación del nutriente, pues en el país no hay.
Fernando García, consultor y docente FCA Balcarce UNMDP, ofreció un panorama de estrategias de manejo de fósforo, basadas en los cuatro requisitos (4R): dosis, aplicación, forma y momento, enfatizando en la forma y el momento correctos.
Destacó la importancia de buenos muestreos, con al menos 25 ó 30 submuestras por muestra. También destacó líneas novedosas de productos por sus mecanismos de funcionamiento, como los recubiertos y los de acción por señales derivadas de las plantas. Y a las fuentes recicladas que contribuyen con una economía circular, aprovechando lo que puede ser un problema para otro.