"La inclusión del trigo en las secuencias de producción es clave para la lucha contra las malezas". Así de contundente fue Juan Carlos Papa, especialista de Inta Oliveros, quien consideró que así como en la vida, el resultado del presente está estrechamente vinculado con el pasado. "El abordaje de los problemas de malezas debe ser integral, debemos considerar al sistema productivo en su conjunto y esto significa que las que hoy son un problema para el trigo son el resultado de lo que hicimos bien o mal durante la historia del lote", indicó y puso especial énfasis en las que quedan en el cultivo antecesor y en el mal uso (por residualidad) de los herbicidas aplicados en ese proceso previo.
Trigo: manejo y sanidad, las claves de la nueva campaña
Por Sandra Cicaré
Las indicaciones del especialista son cruciales en un año en el cual la sequía del ciclo 2022/23 amenazó seriamente la campaña fina. Finalmente, las lluvias y la acumulación de humedad, llegaron sobre la hora y permitieron revertir la tendencia. "Estamos transitando un cambio de escenario para la siembra del trigo por las precipitaciones de los últimos días de mayo que oscilaron entre mas de 50 y hasta más de 100 milímetros", dijo la especialista de Inta Oliveros, Amalia Manlla, y detalló que, pese a que en algunas zonas del oeste provincial las lluvias fueron menores a 50 milímetros, prevén que la "la intención de siembra se ubicará en 6 millones de hectáreas".
Papa y Manlla participaron de la charla virtual organizada por Inta Oliveros y sus agencias junto a la Sociedad Rural de Rosario, sobre "Trigo: pautas de manejo del cultivo con énfasis en el control de malezas".
El cambio de ciclo tras las lluvias muestra, según los relevamientos de Inta, que se fortalece el evento Niño desde mayo y junio hasta julio y lo que se preveía como un evento neutral (que podía ser más o menos lluvioso), se va debilitando hacia la fecha de los cultivos de verano.
De esta manera, y con un escenario de humedad más favorable, las decisiones del productor cambiaron, junto a sus ánimos. "Esto representa un desafío para el productor en cuanto a apuntar a lograr un mayor potencial de rinde para paliar la sequía de la gruesa", dijo Manlla y también "recuperar los tres años secos".
De todos modos, en Santa Fe donde el equipo de Oliveros puso la lupa para el análisis, la situación no es homogénea. Manlla explicó que viendo el panorama de agua útil en la capa arable se observan que "hay condiciones para sembrar", pero "si mirarmos el agua útil en el perfil, se ve que hay una franja -sobre todo en la zona este_ tiene mas de 70% , mientras que en el oeste y sur de Santa Fe las condiciones son distintas, con porcentajes que oscilan entre 30% a 40% de agua útil".
Por eso, la especialista indicó que en esta campaña el manejo de cultivo se debe hacer "lote a lote" por tratarse de un año particular que viene de una profunda sequía. En ese sentido, entre las recomendaciones sugirió, especialmente, "realizar un muestreo de agua inicial de siembra, porque no es ideal sembrar con menos de 50%", indicó y también tener en cuenta el cultivo antecesor.
Pero a la hora de aplicar sintonía fina, para Manlla es esencial analizar los cultivares y sus ciclos para poder sacar el mayor potencial. "Ya estamos en un momento de siembra óptima para ciclos largos", dijo y por eso "la recomendación es realizar un buen barbecho corto porque hay un delete de lotes que no se terminaron de cosechar a tiempo del cultivo anterior".
Según los estudios de Inta, las pérdidas de rendimiento por atraso de la siembra en trigo oscilan entre 25 a 70 kilos por día de retraso, dependiendo el año". También señaló que los cultivares resisten en mayor o menor medida el efecto de las heladas. "Las sembradas desde el 20 mayo tiene mayor tolerancia", explicó para dar cuenta del beneficio de sembrar cultivares de ciclo largo.
Papa explicó que hay cultivares más competitivos que otros, en referencia a los de ciclo intermedio y largo o macolladoras, que tienen un crecimiento inicial rápido. "No solo las malezas compiten con el cultivo, sino que los cultivos compiten con las malezas", aclaró el especialista para graficarlo. "Si sembrás oportunamente competís mejor con las malezas y porque lográs un efecto supresor mayor que con variedades de ciclo corto", dijo.
Por otra parte, Manlla llamó a tener en cuenta la fecha de siembra, ajustar la densidad de siembra en función de la fecha elegida, la nutrición del cultivo según el análisis de suelo y la protección contra malezas, enfermedades e insectos. En ese sentido recordó que en este año, donde el pronóstico de Niño se impone con más humedad "hay que monitorear en forma permanente el lote para tomar buena decisiones de control".
El trigo como control
De todos modos, el cereal es en sí mismo una herramienta de control para todo el sistema en forma integral, según planteó Papa. "Más que hablar de malezas dentro del sistema lo importante es encarar cultivos de invierno, de servicios y en particular trigo por el impacto que tienen sobre la supresión de las malezas", indicó el especialista, quien además indicó que "no hay recetas fijas de validez universal" para combatirlas o "procedimientos estandarizados", sino que los programas de manejo "se deben diseñar a partir de un diagnóstico y ejecutarlo con la aplicación activa de un asesor o ingeniero agrónomo".
Recordó al respecto que hay una tentación a las recetas fáciles, que proviene de los años en los cuales el glifosato era la solución a todos los problemas sanitarios. "Esa idea quedó subyacente en el inconsciente colectivo y hoy eso no está disponible", dijo Papa y explicó que en lugar de pensar el sistema se sigue abordando el tema por cultivo o maleza en forma particular y eso deja poco margen y casi sin herramientas en el momento que el problema se agudiza debido a que "hoy no hay innovación y más allá de las publicidades, la realidad es que estamos utilizando los mismos mecanismos de acción o herbicidas que en los años 70 y 80".
Por eso Papa insistió en pensar la historia del lote en lugar de la maleza en trigo, que según dijo, es fácil de abordar. "Las malezas invernales en general no son un problema serio de manejar porque son jóvenes y vulnerables (Rama Negra, cruciferas, bowlecia, quinoa, caapiqui) y son relativamente sencillas de controlar con un herbicida total de glifosato o paraquat con algún hormonal y algún residual (pre siembra) como sulfonilurea, triazina selectiva, terbutrina o terbutilazina", dijo.
En cambio, sí alertó sobre lo que ocurre antes en el lote, que luego es difícil de erradicar. Y ese es el punto en el cual el productor debe poner el ojo. "Si queremos un trigo limpo lo primero es partir de un cultivo antecesor correctamente conducido donde las malezas se hayan manejado bien, ya que es clave no arrastrar hacia el cereal problemas de cultivos anteriores, en especial del antecesor o estival", dijo. Si eso no se atiende "terminamos gastando inútilmente en cócteles que dan poco resultado", sentenció.
También alertó sobre el carry over o efecto arrastre de herbicidas aplicados en cultivos anteriores, que no son selectivos, sobre el trigo. "Hay numerosas situaciones que pueden traernos problemas, en especial si venimos de sequía y si tenemos suelos arenosos o alcalinos", indicó. El impacto de esa residualidad no sólo está atada al tiempo, aseguró Papa, sino también influyen otros factores como la disipación del mismo y el agua caída. "Una lluvia fuerte de una sola vez quizás no sea suficiente para disipar un herbidcidao reducir su persistencia en el suelo", dijo, pero también "en un año seco el riesgo es muy elevado sobre todo en suelos sueltos con menos de 2% de materia orgánica con Ph de 7 o más, con frío y con menos de 50% de agua", agregó.
Esos residuos pueden provocar daños en el trigo sobre el sistema radicular, pero también foliar y morfológico, "provocando una reducción de rendimiento grande", agregó.
"Un cultivo bien conducido es una de las medidas de impacto y más económicas contra las malezas", sentenció Papa.