La tecnología se utiliza tanto para aplicaciones foliares como para tratamiento de semillas permitiendo potenciar el crecimiento de soja, cebada, arroz, maíz, entre otros cultivos, nació en el espacio. Profarm, compañía que desde el 2022 forma parte del Grupo Bioceres, desarrolló el primer producto bioestimulante a partir de investigaciones realizadas en una estación espacial internacional. Luego de más de 20 años de desarrollo, Rizobacter comenzó a comercializar el producto en el año 2020 bajo el nombre Vitagrow.
Del espacio a los cultivos en la Tierra sin escala
El primer producto bioestimulante que hoy se aplica en la Tierra y fue desarrollado a partir de investigaciones hechas en una estación espacial internacional.
Todo comenzó en los 70 cuando científicos de Estados Unidos y Rusia se unieron para desarrollar plantas en el espacio, el entorno más hostil para cultivarlas. Después de exponerlas a diversos cambios y condiciones de invernáculo, lograron que se desarrollen normalmente y produzcan semillas.
La idea original surgió bajo la investigación del profesor Igor Taganov, quien trabajó con una cantidad grande de sustancias de distinto origen logrando identificar que algunas de ellas superaban los estreses a los que estaban expuestas y crecían en gravedad cero.
Así es como entre los años 1973 y 1976 desarrollaron bajo su dirección el proyecto de pruebas ruso-americano “Apollo–Soyuz”. Años más tarde, brotes de tulipán alcanzaron estado de botón floral en 30 días y en 1982 plantas de Arabidopsis thaliana completaron su ciclo de vida en 40 días convirtiéndose en las primeras capaces de producir semillas fértiles en gravedad casi cero.
La base de esta tecnología son los lignosulfonatos, un polímero obtenido del procesamiento de coníferas para la extracción de celulosa. Con solo pequeñas dosis, las plantas logran crecer en contextos de estrés, más rápido y fuertes, con raíces más profundas y mejor acceso a agua y nutrientes.
Tecnología para los cultivos
Originalmente conocida como UPB (Universal Bio Program), esta tecnología comenzó a ser comercializada por Rizobacter a partir del 2020 bajo los nombres Vitagrow y Vitagrow TS en Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. También se comercializa en Brasil.
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Vitagrow contribuye a aumentar la productividad y la sustentabilidad de los cultivos ofreciendo cuatro beneficios en un solo fertilizante foliar: tiene efecto bioestimulante, antiestresante, detoxificante y aporta multinutrientes.