Se presentó el Protocolo Procisur de Verificación y Validación de Soluciones Digitales Agtech. Se trata de una herramienta para garantizar la confiabilidad y la calidad de la tecnología evaluada. El inta aportó su experiencia en la construcción metodológica, validación tecnológica, extensión rural y articulación con los productores, pero se trata de una iniciativa impulsada en conjunto con el IICA y los Institutos Nacionales de Investigación Agropecuaria del Cono Sur.
Un idioma común para el ecosistema agtech del Cono Sur: presentaron un protocolo para acelerar la transformación digital en el agro
Una iniciativa del Inta que busca fortalecer el ecosistema agtech regional para que los productores confíen en las herramientas digitales y las empresas pueden demostrar la validez de sus desarrollos
El productor necesita certezas antes de incorporar una nueva tecnología. Con este protocolo, sabrá que la herramienta fue evaluada en condiciones reales.
En este sentido, propone un esquema en dos etapas: primero, una verificación técnica con expertos de las instituciones involucradas, y luego, una validación en campo junto a productores en condiciones reales de uso. Este proceso culmina con la emisión del Sello V&V (Verificación y Validación), que garantiza la confiabilidad y la calidad de la herramienta evaluada.
“Ese sello significa que la solución fue probada y validada de manera colaborativa, con evidencia y trazabilidad técnica. En un mercado en constante expansión, tener un estándar regional de este tipo eleva el nivel de confianza y transparencia entre las partes”, explica Gabriela Tallarico, coordinadora del programa nacional Agtech.
El documento, elaborado de forma colaborativa por los INIA del Cono Sur, el Procisur y el IICA, es flexible y dinámico: permite incorporar ajustes o nuevas etapas a medida que evolucionan las tecnologías y las experiencias de validación. Así lo especificó Calderón: “Se trata de un instrumento vivo que puede adaptarse a distintos contextos productivos y tipos de soluciones digitales a testear”.
Entre los principales beneficios del protocolo, se destacan la búsqueda por alcanzar la interoperabilidad regional, la confiabilidad de los resultados y la escalabilidad de las soluciones validadas. “Estamos creando un idioma común para el ecosistema AgTech del Cono Sur”, aseguró Tallarico y agregó: “Esto facilita que una aplicación o sistema digital validado en la Argentina pueda, también, implementarse con garantías en otros países de la región”.
A su vez, la implementación del protocolo representará un paso importante hacia la adopción de tecnologías y servicios digitales. Ya que, mediante esta herramienta, productores y empresas podrán acceder a tecnologías con respaldo técnico comprobado, lo que reduce riesgos, disminuye la incertidumbre y aumenta la eficiencia en la toma de decisiones. “El productor necesita certezas antes de incorporar una nueva tecnología. Con este protocolo, sabrá que la herramienta fue evaluada en condiciones reales, con productores de carne y hueso, no solo en un laboratorio”, subrayó el investigador del Inta.
Construcción metodológica
Según explicó Tallarico, “el Inta tuvo un rol trascendental vinculado a la construcción metodológica del protocolo, así como la posibilidad de llevar adelante las futuras verificaciones y validaciones en las estaciones experimentales que dispone la institución a lo largo y ancho país”. Es que, desde su experiencia en ensayos a campo, extensión rural y articulación con el sector privado, el organismo aporta el nexo entre los equipos técnicos y los productores.
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“Nuestra red experimental nos permite poner a prueba las herramientas digitales en diferentes ambientes, cadenas productivas y escalas, lo que enriquece la calidad de la validación y amplía el alcance de las soluciones”, indicó Tallarico.
Además, la participación del Inta contribuyó a fortalecer el vínculo entre los sistemas de investigación agropecuaria del Cono Sur. “Este trabajo conjunto con nuestros pares de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay nos permitió compartir metodologías, criterios y experiencias. La integración regional es clave para que las innovaciones no queden fragmentadas o aisladas”, afirmó Tallarico.
“En definitiva, se trata de fortalecer el ecosistema Agtech regional. Cuando los productores confían en las herramientas y las empresas pueden demostrar la validez de sus desarrollos, todos ganan”, concluyó Calderón.
Este protocolo sienta la base de inicio de validaciones futuras con un marco técnico que lleva no solo el “visto bueno” del INTA sino de todos los institutos de investigación agropecuaria del Cono Sur, abriendo las posibilidades de intercambio de ciencia y tecnología entre países y sobre todo brindando certezas a los usuarios finales de las herramientas digitales disponibles para el agro.








