La Bolsa de Comercio de Rosario recortó en 700 mil toneladas su estimación de cosecha de trigo y ahora espera una producción final de 18,8 millones de toneladas. En cambio, elevó sus perspectivas para la soja, cuya siembra avanza aceleradamente y aspira a coronar una producción de 53 millones de toneladas.
Menos trigo y más soja, la nueva foto del panorama agrícola
GEA recortó en 700 mil toneladas su proyección de cosecha triguera, que será de 18,8 millones. La oleaginosa gana superficie
En el caso del trigo, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) lamentó que las lluvias no llegaran a tiempo para evitar pérdidas de rinde por la sequía, sobre todo en la región norte. Igual, se espera la cuarta mejor cosecha de los últimos 15 años. De hecho, estaría 4,3 millones de toneladas por encima del ciclo pasado.
El servicio de estimaciones de la Bolsa estimó que el área implantada llegó a 6,71 millones de toneladas. “Se hizo todo para que el potencial triguero supere los 20 millones de toneladas, guarismo que se hubiese alcanzado con un escenario de clima normal, pero la sequía, que duró alrededor de cinco meses, fue “un factor muy negativo”.
Con poco más de un millón de hectáreas cosechadas, un 15% de avance, el rinde triguero argentino pasó de 30,5 qq/ha a 29,4 quintales. Y Buenos Aires, a pesar de que en octubre se pronunciaba la falta de agua en el centro oeste, sigue en camino de una muy buena cosecha. En cambio, hay un fuerte impacto en Córdoba, y con el avance de cosecha, se confirman los graves problemas en Chaco y Santiago del Estero. En Santa Fe, toda la provincia fue muy afectada por la falta de agua, pero el sur muestra una recuperación significativa. Los rindes para el norte y centro de la provincia están entre los 18 y 24 qq/ha, mejorando significativamente en la región núcleo. De esta manera, el rinde provincial triguero se mantiene apenas con un ligero cambio: pasa de 28,9 qq/ha pasa a 29 quintales.
La soja está a full
Mientras las cosechadoras trabajan en trigo, las sembradoras están a full con la soja. Esta semana se alcanzarían las 3,5 millones de hectáreas implantadas. Así, el área de soja sube otro escalón en las estimaciones GEA, pasando de 17,7 millones de hectáreas en octubre a 17,9 millones en noviembre. La cifra será la más alta de los últimos seis años en Argentina. El nuevo horizonte productivo nacional es de 53 a 53,5 millones de toneladas, contra los 50 millones del ciclo anterior.
En tanto, el maíz sembrado mejoró notablemente con las últimas lluvias, pero llegó tarde para sembrar en fecha y el área cae otro escalón.
La Bolsa de Rosario, que estimaba un recorte de 21% en octubre, ahora proyecta una baja de 24,6%. De esta forma se sembraría 7,8 millones de hectáreas frente a las 10,34 millones del ciclo pasado. La siembra nacional avanzó 36%. Con rindes promedio, la producción de maíz podría alcanzar los 50 a 51 millones de toneladas.
Por su parte, el informe del Sistema de Estimaciones Agrícolas para el centro norte de la provincia, que difunde la Bolsa de Comercio de Santa Fe, reportó nuevas precipitaciones ocurridas en todos los departamentos de la región y otras condiciones climáticas, que condicionaron las actividades agrícolas.
La implantación de soja temprana continuó con escaso ritmo y se detuvo, en gran parte del área de estudio por los escenarios inestables y las lluvias que se produjeron. Pero, con el mejoramiento de las condiciones de piso o accesibilidad a los lotes se reanudó y con el transcurso de las jornadas se intensificó por la buena disponibilidad de agua útil en el perfil.
Por su parte, favorecida por las condiciones climáticas enunciadas y de acuerdo a la accesibilidad a los predios, prosiguió la siembra de sorgo forrajero o granífero. En los sectores este y oeste algodonero de la provincia continuó la implantación de la oleaginosa.
En cuanto al mercado de granos, Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, puso el foco de su úlitmo informe semanal en el clima argentino y el mercado internacional con la elección de Donal Trump como presidente de Estados Unidos.
El especialista indicó que las lluvias llegaron sobre el cierre de la implantación de maíz temprano, pero muy a tiempo para la soja, cuya ventana de siembra se está abriendo. “Los precios de la mercadería vieja siguen sostenidos por necesidades puntuales de los compradores mientras que los de la nueva están más tranquilos, aunque con poca intención de venta de parte de productores, ante precios que generarían pérdidas de ser tomados. Con la siembra de la 24/25 en marcha, la frase que más se escucha es “tenemos tiempo para tomar precios bajos”, esperando que factores puntuales que hoy no se ven, generen oportunidades de venta”, detalla Romano.
A nivel internacional, la soja y el maíz lograron mejoras en la última semana, dado que el Usda reportó menor producción y stocks en Estados Unidos, y las exportaciones de ese país siguen firmes.
El impacto internacional
“La elección de Trump en ese país podría reeditar la guerra comercial con China y las tensiones diplomáticas con México. Estos países son los mayores compradores de soja y maíz, respectivamente. Sin embargo, se espera que aceleren compras antes de que el nuevo presidente asuma, por lo que el impacto podría sentirse más en el segundo trimestre”, especifica.
En medio de todo esto, la cosecha de Estados Unidos llega a su fin y la siembra de soja en Brasil se normalizó. Hay varias noticias bajistas que están siendo “ignoradas” por los operadores”, añadió el profesor de la Universidad Austral.
Romano explicó que el trigo pasa por una situación compleja: “Internacionalmente los precios podrían mejorar paulatinamente a medida que Rusia sigue cerrando sus exportaciones, pero localmente la cosecha de trigo gana ritmo en el centro del país, hay muy poco cereal vendido, y los valores quiebran el nivel psicológico de los u$s 200 por tonelada”.
“La exportación está con muy poco programa de buques, ya que para lograrlo debería vender FOB a precios más bajos, que no logran convalidar en sus compras. Esto podría llevar a un problema logístico para recibir el trigo, y financiero de parte de los productores que tendrán que buscar como cubrir las cuentas de los próximos tres/cuatro meses.