La producción de granos de la campaña agrícola 2023/2024 se ubicaría en torno a 136,3 millones de toneladas, un 70% más que en la última cosecha, golpeada dramáticamente por la sequía. Así lo señaló la Bolsa de Comercio de Rosario en sus primeras estimaciones del ciclo productivo en el que el agro va por la revancha.
Tras la seca, el agro va por 136 millones de toneladas
De cumplirse estas proyecciones, el agro volcaría 50 millones de toneladas al mercado, adicionales a las 86 millones de toneladas cosechadas en el ciclo 2022/23.
En este panorama, la soja, que viene de la peor campaña del siglo, será el cultivo con mayor salto productivo. Alcanzaría 47,8 millones de toneladas, un 138,8% más que la campaña anterior.
El maíz seguiría siendo el principal cultivo del país, con 56 millones de toneladas, pero con un aumento del 64,6% interanual. En tercer lugar, la Bolsa ubica al trigo, con 15,6 millones de toneladas, un crecimiento del 35,7%. Si se le suman las proyecciones de producción de girasol, sorgo y cebada, se llega a las 136,3 millones de toneladas de la campaña 2023/24.
La propia BCR aclaró que las cifras podrán sufrir ajustes en función de que se cumplan o no las previsiones meteorológicas y se materialicen las intenciones de siembra de los productores.
Lluvia para casi todos
¿Qué factores climáticos influyen en estas previsiones? La Guía Estratégica para el Agro (GEA) emitió un informe la semana anterior en el que volvía a poner como “una incógnita” la llegada del Niño. Para la Región Central esto significaría un nuevo ciclo con escasez de lluvia. La seca de agosto, mes en el que casi no llovió, había alterado el ánimo de los productores. Finalmente, llegaron las precipitaciones, que incluso superaron esos 30 milímetros que el servicio de estimaciones agrícolas de la Bolsa consideraba necesario para mantener en carrera las campañas de trigo y maíz.
“Los últimos registros superaron las expectativas de 10 a 40 mm: el 80% de la región con lluvias de entre 30 a 110 milímetros”, reportó la GEA. El trigo mejoró, los cuadros regulares cayeron 13% y subieron los muy buenos un 21%. Y ahora el 90% del maíz total se sembrará en septiembre contra solo el 10% en 2022.
En su informe del 4 de septiembre, la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) resaltó que las condiciones de El Niño ya están instaladas. Septiembre comenzó con precipitaciones significativas en el centro-este del área agrícola de secano y “el resto del trimestre tendría lluvias normales o superiores a los valores normales en la Mesopotamia” pero “normales o inferiores en Córdoba, sur de Santa Fe y otras regiones”, señaló.
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Adela Veliz, docente de Climatología y Fenología Agrícolas en la Fauba, señaló que “a nivel general, aumentaron los niveles de humedad en el centro-este del área agrícola de secano”. Sin embargo, esto aún no se ve reflejado ampliamente en el perfil. “Hacia el oeste de la región pampeana (Córdoba, el oeste de Buenos Aires y La Pampa) registraron precipitaciones escasas o nulas y no han recuperado niveles de humedad compatibles con un buen escenario para iniciar la siembra”, agregó.
En Córdoba, en el extremo sur de Santa Fe, en el oeste de San Luis y en el NOA se pronostican precipitaciones normales o inferiores a esos valores.
En el norte de la provincia de Santa Fe, donde la sequía nunca se fue, llovieron entre 15 y 20 milímetros. Fue en los departamentos Nueve de Julio, Vera, General Obligado y San Javier. En el resto, parte centro sur, los registros fueron inferiores, dijo el informe semanal del Sistema de Estimaciones Agrícolas para el Centro Norte de la provincia de Santa Fe, que difunde la Bolsa de Comercio de Santa Fe.
En este escenario, el gobierno santafesino prorrogó la emergencia agropecuaria por sequía en todo el territorio de la provincia hasta el 31 de marzo del próximo año. La situación de emergencia vencía el 1º de octubre. Los productores de 9 de Julio, Vera y General Obligado que ya cuenten con certificados de desastre agropecuario continuarán de manera automática. En el resto pasarán a encuadrarse en el régimen de emergencia.
Para estimular la intención de siembra, el secretario de Agricultura de la Nación, Juan José Bahillo, puso en marcha de entrega de urea. La iniciativa, a la cual se le destinará un financiamiento de hasta u$s 30 millones, brindará apoyo a los pequeños y medianos productores de trigo y maíz suministrándoles hasta 100 kilos de fertilizante por cada hectárea registrada, con un tope máximo de 5.000 kilos por productor.
El secretario de Planificación del Desarrollo, Jorge Neme, precisó que la iniciativa “permitirá beneficiar a 32.000 productores de trigo y 44.000 productores de maíz“.
El nuevo dólar
Dentro del paquete de medidas anunciado por el ministro de Economía, Sergio Massa, también se incluyó el nuevo dólar soja, esta vez con nuevo formato. En la nueva edición no se fija un tipo de cambio diferencial sino que se permite a los exportadores que dispongan libremente del 25% de las divisas que liquiden.
El objetivo es arrimar dólares al Banco Central, sumar oferta al dólar MEP y dotar de materia prima al complejo sojero, que opera al 30% de su capacidad, fuertemente afectado por la sequía.
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Aunque no se explicita en el decreto, se estima que el diferencial obtenido por el 25% de las divisas que se liquidarán en el mercado paralelo sería utilizado por las aceiteras para mejorar el precio a los productores y comprar más soja.
Desde la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) precisaron que cada empresa definirá en forma individual su adhesión.
Por lo pronto, el precio de la soja pegó un fuerte salto en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), como consecuencia de la puesta en marcha del nuevo programa. Además, contó nuevamente con un precio abierto después de varias jornadas. Si se lo compara con los valores negociados a principios de la semana pasada, el salto fue de $ 15.000.
El nuevo precio de la soja en el mercado local podría alcanzar los $ 150.000 la tonelada, por la puesta en vigencia de la quinta edición del Programa de Incremento Exportador (PIE). Es que la cotización del dólar promediaría la cotización oficial y del Contado con Liquidación. Para el economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada), David Miazzo, se ubicará dentro de un rango de entre $ 440 y $ 450 por dólar. Así, daría lugar a una capacidad teórica de pago mayor para los exportadores.
Según Miazzo, “esto es un incentivo para el productor por el alza en el precio. Hay productores que están necesitados de vender, primero porque la venta de soja viene muy frenada desde el último dólar soja de mayo y porque estamos entrando en época de siembra, por lo que se necesita liquidez para los insumos y labores”.
“Con todo esto, va a haber productores que claramente van a vender y no pueden esperar a después de las elecciones. Hoy hay cerca de 10 millones de toneladas por vender, que valen u$s 5.300 millones. Se está esperando que se venda unos u$s 2.500 millones, el 50% de lo que resta. Yo creo que va a ser entre un 30% o 40%, una 3 o 4 millones de toneladas valuadas en u$s 1.500 millones”, agregó Miazzo.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en el mercado local quedarían por comercializar poco menos de 7 millones de toneladas de soja de la campaña 2022/23. Con la mercadería a fijar precio, la oferta total se va a 11 millones de toneladas.
En base a las primeras proyecciones de producción que brindó la BCR, se prevé una notable recuperación de la industrialización de soja de más del 40% interanual para alcanzar 38,7 millones de toneladas procesadas, mientras que por el lado del girasol, se prevé que el crush crezca 6%, a 3,8 millones de toneladas.
Y si todo sale bien, el despacho total al exterior entre los principales complejos cerealeros y oleaginosos alcanzaría casi 100 millones de toneladas, un 75% más entre campañas. Ingresarían u$s 34.300 millones, casi u$s 10.000 millones más que el ciclo anterior.