La carne vacuna transita por una paradoja diferente a la que se ve en otras regiones del mundo o los países más avanzados. Es decir, por un lado está inmersa en los cuestionamientos de sus propiedades saludables, el bienestar animal o el consumo mediante la matanza de seres vivos.
Carne vacuna: los problemas y desafíos
En cambio, por estas latitudes, comienza a alejarse del público urbano, a raíz de sus aumentos constantes, descuido en la comunicación y poca empatía con la realidad económica del grueso de los argentinos. Tanto, que en el país del asado y las costeletas comenzó a propagarse la veda hacia su consumo en determinados días del año.
Por ahora, la preocupación por sus promotores (IPCVA), está avanzando hacia una serie de estudios cuidados y con sutileza, aunque con una fuerte definición para revertir una variable que sienta preocupación a largo plazo.
Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, en nuestro país todavía 8 de cada 10 personas siguen pensando que la solución a los problemas de sustentabilidad ambiental no pasa por atenuar su consumo. Al mismo tiempo, y en la misma proporción, la mayoría de los consumidores sigue alentando un tipo de dieta equilibrada que agrupe productos vegetales, carne vacuna y otra tipo de carnes.
“Hoy estos son datos concretos para nuestro país; aunque es importante aclarar que no se replican en otros lugares del mundo, ya gran parte del planeta se moviliza con otras necesidades y cultura”, reconoció Adrián Bifaretti, jefe del departamento de Promoción Interna del IPCVA.
Aunque suene extraño, daría la impresión que un alto nivel de pobreza, inflación y recesión constante, en Argentina replica de inmediato con una adecuada relación precio y calidad de los cortes cárnicos que salen a la venta y su concordancia con el poder adquisitivo vigente.
“Detrás de todo esto, aparecen entre las peticiones las características organolépticas como la cantidad de grasa y el color del producto”, asintió Bifaretti agregando que muy lejos se encuentran las cuestiones que tienen que ver con el maltrato animal, las formas de producción y el cuidado del ambiente.
Para muchos, esos parámetros recién están pegando fuerte en las naciones que tienen serios problemas por el cambio climático, en principio porque el resto de los inconvenientes que hacen a la economía y calidad de vida los tienen solucionados.
“Argentina no ha dejado de ser una sociedad carnívora, el 66% de la población sigue manifestando esta actitud, entre un 3% a un 6 % se reconoce con principios veganos y vegetarianos. Por otra parte, se ha iniciado una tendencia que se aproxima a un 30 % de la población que se ha propuesto iniciar un proceso a la disminución del consumo de carne, en esta última década”.
De a poco, varios actores de la cadena cárnica han comenzado a notar que se inicia un largo camino por recorrer, más allá de la tranquilidad que les viene dando el mercado. En primer término, la mirada apunta a una fehaciente modernización de la industria y su sistema de presentación de los cortes en el mercado interno. Si bien se está estudiando, el abandono de la media res es un elemento fundamental que viene siendo observado y relacionado con una forma de entrega que no disminuya la sensación de frescura. “Para los argentinos el concepto de carne fresca se relaciona con aquella que observa despostar en la propia carnicería, es un concepto equivocado que va a precisar de un trabajo muy arduo de educación a los consumidores”, reconoció Bifaretti.
Sin embargo, el problema más marcado apunta al advenimiento de las nuevas tecnologías y sistemas de comunicación. Daría la impresión, que el sector todavía no es consciente sobre la necesidad de una actitud más proactiva.
De a poco los sistemas modernos de comunicar y las redes sociales están haciendo que lo tradicional quede expuesto a una enorme presión. La variable es la tecnología, que viene haciendo que las audiencias sean más participativas y activas. “Hay más opinólogos e influenciados por las comunidades de interés. El mundo moderno y el consumo alimenticio se mueven con los micro contenidos, tutoriales e infografías como formatos que captan el mayor interés en internet y las redes”. Por ahí va el camino, que tal vez –de a poco- debe comenzar a transitar la carne bovina si busca potenciar el agregado de valor.