El profesor y titular de economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Roberto Bisang, consideró que es un error del sector agropecuario pensar que las decisiones pasan sólo por el precio y los costos de los productos, dejando de lado los impactos sobre terceros aspectos. La afirmación, la hizo en el Seminario Nacional Carne Argentina, Carne sustentable; organizado esta semana por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).
El agro debe buscar en su caja de herramientas
Según Bisang, se ha iniciado un período donde las sociedades levantan la mano y alertan sobre los impactos mundiales que se producen en la atmósfera, la deriva de los ríos y tantos otros factores que desequilibran la sustentabilidad global.
“Lo que impacta sobre el bienestar de todos es cuestionable y nos indica que debemos ser prudentes en la forma de asignar los costos productivos. Ese es el corazón de la razón técnica”, dijo el catedrático, apuntando al nuevo perfil de los consumidores que está obligando a que el campo piense en protegerlos desde la canasta de su propio consumo y reoriente determinados procesos a través de sus compras.
Aunque suene lejos, el analista instó a no demorarse en el tiempo, desestimando los nuevos hábitos, los productos más ambientales y amigables, ya que el impacto no tardará demasiado en manifestarse en el comercio internacional de alimentos.
“Hoy se están analizando factores como la percepción del consumidor hasta la genética que se utiliza, ya sea bovina o vegetal. Para este segmento juega la ganadería de base, el modelo de transporte, las formas de sacrificio, el bienestar animal, la canalización de los desperdicios que surgen de la faena y la industria frigorífica, hasta el transporte marítimo y sus factores contaminantes, previo a la llegada del alimento al plato de cada consumidor”, enfatizó.
Agregó que ya la necesidad pasa por cuidar el ambiente como requisito para que ese comercio tenga características de justo, por encima de cualquier otro punto.
Por ahora, si bien las discusiones por este tema tienen fuerza política, varios referentes del sector han comenzado a decir que el agro debe comenzar a revolver su caja de herramientas y poner sobre la mesa –de forma anticipada- los criterios científicos que protegen todos sus procesos de manejo.
La proximidad de la salida del Covid está marcando que no sólo el pensamiento está siendo orientado a los problemas sanitarios de la producción sino que se suman la inocuidad y calidad de los alimentos, su salubridad, así como también la salud animal, vegetal y ambiental de las regiones.
“Vamos a encontrarnos con directrices y legislaciones estaduales, con características particulares. Muchos puntos están comenzando a pivotear el comercio internacional y aparece China como el mercado más impresionante por su magnitud aunque alarmante por su forma de manipulación y manejo de los alimentos”, resaltó Bisang.
Este economista, aclaró que hay un conjunto de papers que indican los cuidados, no sólo en el proceso de producción, sino también en la manipulación de los productos. “La mirada está puesta en Shanghai; como punto de partida hacia donde se derivan los productos comestibles. Ahí el mundo reconoció una luz amarilla dando vueltas. Es probable que los protocolos busquen revertir las formas de ciertas sociedades que vienen de una agricultura y ganadería con ciertos retrasos en las prácticas internacionales. “La paradoja es que, salvo en estas áreas, cada vez que pegan un salto productivo lo hacen con la mejor tecnología y estándares”, dijo.
Sustentabilidad social
El seminario del IPCVA también habló de los nuevos reclamos y cuestionamientos que van más allá de cuidar el ambiente, la biodiversidad, huella de carbono, y se relacionan con un ecosistema social.
"Acá es donde muchos afirman que no se puede arrasar con un sistema en pos de la productividad. Todo está muy matrizado por organizaciones sin fines de lucro, e implican – por el momento- un conjunto de iniciativas desmembradas internacionalmente, pero sin dudas de peso regional”, asintió Bisang. Demostró que nuevamente se está dando vueltas en sustentar distintos ejes conceptuales para entrar en un mismo modelo.
No tan distante, se viene mundo de complejidades que volverá a repartir amenazas y oportunidades por igual. En principio porque se trata de modelos que tienen un horizonte de franca expansión, incluso bajo las condiciones actuales de disrupción del comercio internacional por el tema de la pandemia.
En cuanto a las oportunidades, el productor ya debe analizar que mientras se pueda sustentar la diversidad de temas ambientales, el cumplimiento de normas y el debido respeto de acuerdos establecidos, aparece la base para capturar -a través de bonos de carbono o de otros instrumentos- algún beneficio adicional en la cadena de ganados y carnes en cuanto se cumpla todo ese tipo de pre requisitos internacionales.
Según el IPCVA, las futuras amenazas están en las condiciones de demanda, presión sobre la oferta y eventuales restricciones que los modelos de selección empiezan a disparar en todos los mercados, a través de restricciones selectivas sobre los blancos más débiles.