La soja atraviesa un momento inigualable en materia de precios. En un año, la oleaginosa subió 50% y fue acompañada por una suba del dólar cercana al 40%, lo que genera una ecuación económica inmejorable.
El precio de la soja vuela y no es tan oportuno guardar
Según el analista de mercados granarios, Pablo Adreani, el productor agropecuario argentino debe hacer un impasse y analizar que lo más importante por destacar a esta altura de la campaña, es que el año pasado la soja valía u$s 230 y hoy cotiza en un promedio de u$s 350 dólares.
“Estamos hablando de una suba de u$s 120, es decir un 50% en dólares y en el marco de un mercado firme en plena cosecha de soja, más allá de los factores internos y externos”, remarcó. Asimismo, agregó que el productor está en una actitud similar a la del año pasado: donde vendió maíz, trigo y retuvo la soja.
“La diferencia en la estrategia es que en el 2020, necesitó de seis meses para que la oleaginosa alcance el valor actual. Este año, en un esquema similar de ventas, el valor ya lo tenía asegurado”, destacó Adreani agregando que les salió bien la jugada de casualidad, pero no porque tenga una visión clara del mercado.
“La causalidad de lo que está pasando en el mundo, es el reflejo de los precios que actúan por acción y reacción”, expresó el analista interpretando al mercado frente a una dosis de previsibilidad. De igual forma, volvió a remarcar que el año pasado una soja de u$s 340 se proyectaba frente a una divisa de 83 pesos y hoy cotiza a 93 pesos considerando el dólar oficial.
“En definitiva, no se trata de u$s 120 más, sino otros 10 pesos por la diferencia en la cotización de la moneda y una variable positiva del 40% en la suba del dólar y del 50% en el incremento de la oleaginosa”, agregó el especialista.
Para Adreani, el momento es un paraíso soñado por muchos productores e instó a agudizar la mirada y pensar que los años no se repiten. Es decir, la racha puede llegar a cortarse una vez que Estados Unidos salga de una primavera crítica, con demasiadas heladas y un fuerte retraso en la siembra de soja y el maíz en sus cordones productivos.
Consideró además como una preocupación la mentalidad “primitiva” de varios funcionarios de gobiernos, que presionan por cambiar varias políticas del sector. “Están queriendo cortar un bife de chorizo con un palo de amasar y no se han dado cuenta que cambiaron las tecnologías”, dijo agregando que hay que dejarlos que se desahoguen ya que la ideología puede más que el pragmatismo.
A su vez, agregó que si el gobierno, sin pasar por el Congreso, decidiera subir las retenciones (trigo, maíz) un 3%, no haría más que modificar la variable en 6 o 7 dólares. “Más allá del impacto sobre el productor, el gobierno debe darse cuenta que esa suma se diluye, en un mercado donde el trigo y el maíz ya subieron 30 dólares”, reconoció el analista recomendando que se analicen la suba de los costos y el brutal impacto que genera el aumento de los combustibles, el transporte y los fletes. “Hace que se incremente todo, pero principalmente los alimentos”, indicó.
No es real
Por ahora, el análisis del especialista de AgriPac fue duramente criticado por la Asociación Argentina de Productores Autoconvocados (Aapa), quienes salieron a remarcar que los márgenes brutos no muestran la realidad del sector. “Pablo Adreani maneja planillas de Excel y tal vez desconoce que un productor a 80 kilómetros de Rosario con rendimientos de 40 quintales por hectáreas solo recibe el 1,38 % de los 531 dólares que cotiza promedio en estos últimos 15 días”, remarco Silvio Montenegro de Chabás (Santa Fe).
Al mismo tiempo, indicó que sus números (a diferencia de Adreani) indican que con un rendimiento promedio nacional de 24 qq/ha, un productor necesita cosechar 302 hectáreas para llevar a su casa una canasta básica total de 60 mil pesos por mes. “Hoy la diferencia la hacen los gastos de estructura, los impuestos y el costo de oportunidad de la tierra”, resaltó el productor disintiendo con el momento actual.