Los cultivos de Argentina están atravesando una tormenta perfecta: cada variable parece haberse alineado para poner contra las cuerdas a la soja y al maíz. Dos semanas atrás Argentina tenía excelentes chances de volver a tener una campaña récord de maíz, superando los 56 millones de toneladas, y acercarse a los 50 millones de toneladas en soja. Pero el escenario de seca se instaló en la campaña y en el sector se revisan los espigas para ver qué probabilidades hay de superar los rindes de indiferencia en los maíces tempranos.
Soja y maíz, contra las cuerdas por el calor y la falta de agua
Así describieron la situación de los cultivos los especialistas de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, en su último informes. Las lluvias del primero de enero no fueron suficientes para el cereal. Y si bien hasta mitad de semana se produjeron algunas precipitaciones más, el maíz temprano sembrado en Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires está en una situación muy delicada: en la franja este se confirman pérdidas de rindes que van del 20 al 40%.
El cambio drástico se produjo en los últimos quince días del 2021. Las lluvias que acompañaron casi semanalmente se cortaron y comenzaron a trepar las temperaturas hasta superar los 40º C. Y todavía hay que atravesar el verano con una “Niña” de fondo que si bien es leve, está montada sobre la del año pasado. Encima hay un centro de alta presión posicionado en el centro del país que juega en contra de que se produzcan lluvias importantes.
El doctor en Ciencias Atmosféricas, José Luis Aiello, explicó que un efecto muy adverso fue el posicionamiento actual del anticiclón semipermanente del Atlántico: “Está mucho más cerca de lo habitual de las costas bonaerenses. El sistema de alta presión que se instaló sobre el centro del país debilitó el avance de las precipitaciones desde el oeste hacia el este de la región pampeana. Desde el primer día del mes, este bloqueo concentró las precipitaciones sobre el sudoeste de la región pampeana”, señaló.
“Lo que advertían los ingenieros en septiembre se hizo realidad: sin agua en los niveles profundos del suelo, 15 días de calor y sin lluvias bastaban para poner en jaque a la campaña gruesa”, señalaron desde la GEA. Otro factor que también juega en contra es que hasta mediados de diciembre los cultivos estaban con excelentes tasas de crecimiento vegetativo, por lo que se habían logrado plantas de gran tamaño que aceleraron aún más la desecación de los perfiles.
Las lluvias de principios de año dejaron en promedio 15 mm. La localidad que más agua recibió fue Pergamino, con 30 mm. Las localidades cordobesas del oeste de la región no registraron lluvias. La zona privilegiada esta vez fue un área que se extiende alrededor de Rosario unos 150 a 200 km, incluyendo al NE bonaerense dónde las lluvias fueron de 20 a 25 mm. También se destaca el centro provincial: Sunchales registró 24 mm y Rafaela 13 mm.
El maíz de primera ocupa el 44% del total sembrado con el cereal en Argentina, es decir 3,5 millones de hectáreas, y en ninguna región las lluvias fueron suficientes para frenar el daño productivo. Según recordó la GEA, el maíz temprano es el que tiene más potencial de producción por lo que la estimación de producción argentina va a subir un fuerte revés este año.
Secuelas en el centro Norte
En el centro norte de Santa Fe, del 40% al 42% de los cultivares de maíz temprano se encontraron con secuelas, en el período crítico de floración y fructificación. El déficit hídrico fue importante, especialmente como consecuencia de las altas temperaturas diarias, por lo cual, con el transcurso de los días se incrementó el amarillamiento y marchitamiento de las hojas basales. Ante dicha realidad, en el área de influencia de las cuencas lechera se aceleraron las definiciones de las tareas de acuerdo al estado de los maizales, observándose el movimiento de equipos para el picado/embolsado. Los rendimientos obtenidos fueron muy dispares, en general se logró un rendimiento promedio de 8 a 10 m/bolsa/ha.
El Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) que difunde la Bolsa de Comercio de Santa Fe informó que los montos pluviométricos acumulados fluctuaron entre 1 y 100 mm, con mucha variabilidad y heterogeneidad espacial. “Por las condiciones ambientales que reinaron, los cultivares generaron intensos procesos de evapotranspiración y alta demanda de agua útil de los suelos, que, en los distintos sectores de los departamentos del área de estudio, fue muy baja”, señalaron los técnicos.
Favorecida por las condiciones climáticas, la cosecha de girasol incrementó su ritmo. Los rendimientos promedios fluctuaron entre valores mínimos de 12 a 14 qq/ha y máximos de 30 a 32 qq/haa. El algodón, en cambio, sufrió el estrés hídrico y térmico.
Los cultivares de soja temprana presentaron variaciones en sus estados, observándose limitaciones en su crecimiento, amarillamiento o marchitamiento de hojas y en lotes puntuales, la pérdida de plantas por mortandad. La implantación de la soja tardía estuvo casi paralizada, ante la disminución del agua útil en la cama de siembra.
En la superficie total del área de estudio del centro norte santafesino la disponibilidad de agua útil en los primeros 20 cm de los suelos se consideró insuficiente, como consecuencia de las altas temperaturas registradas, los intensos procesos de evapotranspiración yla ausencia de lluvias de importancia. Se generó un importante consumo del contenido de agua útil de los distintos perfiles de los suelos.
En Pergamino, zona núcleo maicera, los técnicos y productores recuerdan que el año pasado en estas fechas las napas se observaban a 2,2 metros. Este año está a 3,6 m de profundidad. En Colón puede encontrarse entre los 3 a 5 metros. “El panorama es muy delicado, sólo contamos con lo que queda de las últimas lluvias de noviembre; la gravedad radica en las altas temperaturas y la falta de agua que no tiene fecha de vencimiento”, le dijeron a los técnicos de la Guía Estratégica para el Agro.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el actual período con temperaturas moderadas y mínimas algo por debajo de lo normal, producto de la entrada de aire frío, dejará rápidamente lugar a una prolongada e intensa ola de calor, inducida por la llegada de vientos tropicales, que afectará a la mayor parte del área agrícola. Las precipitaciones se mantendrán escasas a nulas.