“La soja es el primer producto de exportación de Argentina, tenemos la obligación de saber más sobre el”, reflexionó Rodolfo Rossi, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja), durante la presentación oficial del “Primer mapa de calidad intrínseca de la soja argentina: proteínas, aceites y aminoácidos”.
El mapa de la calidad de la soja marca el rumbo
Se presentaron los resultados del trabajo conjunto realizados entre Inta y Acsoja. El puntapié inicial para reordenar la estrategia productiva
Por Patricia Martino
El trabajo que la entidad llevó adelante junto a especialistas del Inta promete convertirse en una referencia para encarar acciones que permitan mejorar la producción de la oleaginosa en Argentina. Este mapa se basa en un exhaustivo análisis de los niveles de proteína, aceite y aminoácidos en los cultivos. Se trata de una herramienta para impulsar el desarrollo genético y mejorar las prácticas de manejo agronómico. En suma, el mapa busca ayudar a los productores a aumentar la calidad del grano y a hacer frente a las demandas del mercado global.
Conocer el porcentaje de proteína, del aceite y el profat (contenido de grasa y proteína combinados) es de gran relevancia para el complejo agroindustrial y particularmente la composición de aminoácidos es de interés debido a la importancia que tienen la harina de soja en la alimentación animal.
Es importante tener en cuenta que dentro de la composición de la soja, la proteína y materia grasa representan en promedio el 60%. Se conocen como KAA a la sumatoria de cinco aminoácidos relevantes para la nutrición; lisina, metionina, cisteína, triptófano y treonina.
Durante un encuentro por Zoom -que también con la participación de Cecilia Accoroni, de Inta Oliveros y Karina Zelaya, de Inta Balcarce- se presentó el informe. Entre las conclusiones más importantes del trabajo se destaca que se han identificado regiones con contenidos diferenciales de proteína y aceite en el grano de soja que corresponden tanto a efectos longitudinales como latitudinales. También se advirtió que evidentemente la interacción con otros factores definen los resultados de la calidad del grano de soja.
El registró marcó, como media general, que se pasó de 35,6% de proteína en la campaña 20/21 a 35,6% en la campaña 21/22 y los números del ciclo 22/23 muestran un 34,54%. En aceite se registraron lípidos en 23%, 22,3% y 25,49%, según cada campaña mencionada.
Por caso, se mencionó que la campaña 2021-22 mostró una disminución del 1% en el contenido de proteína y del 0,7% para el aceite con una consecuente caída del Profat (análisis de grasa de carne cruda / premezclada) respecto de la 2020-21.
Por otra parte, se observó que el NOA volvió a ser la zona con el valor medio de proteína más alto, mientras que Buenos Aires Sur repitió su valor más bajo de aceite.
El contenido de proteína que se determinó para el NOA fue del 38%. Por otro lado, la región de Santa Fe centro fue la que mostró mayor contenido de aceite con un valor de 24,7%.
El análisis especifica que los valores medios más altos de profat los presentaron las zonas NOA y Núcleo, sin embargo la proporcionalidad de la composición es inversa. También se indicó que no se encontró una tendencia clara para generar un patrón geográfico en los valores de aminoácidos.
En tanto, el nivel nacional de los cinco aminoácidos seleccionados (comprendidos en la sigla en inglés KAA) ha sido superior al evaluado en la campaña 2020/21 y la bibliograffa, los valores medios de 6 zonas fueron superiores a la media nacional (14,86%). Por su parte, el valor medio nacional de Lisina (5,82%) fue inferior al año anterior, excepto para NOA y Buenos Aires Sur.
Los aminoácidos azufrados (cisteína y metionina) y el triptofano presentaron valores medios nacionales notoriamente superiores a la campaña 2020/21, lo cual indicaría la compensación de la disminución de la Lisina para mantener el nivel de KAA. Y la treonina se mantuvo estable pero con una distribución diferente en las zonas.
Monitorear los cambios de la soja
Este mapa de calidad de la soja se presenta como una herramienta estratégica, que junto a políticas que favorezcan la inversión y el desarrollo tecnológico, se pueda valorizar a Argentina como un líder en la producción de soja a nivel mundial.
Accoroni explicó por qué es importante generar un mapa y resaltó que monitorear los cambios permite el seguimiento de cómo la calidad proteica puede cambiar a los largo del tiempo y ayuda a informar a los productores sobre la importancia de la calidad proteica.
También agregó que las muestras relevadas provienen de cultivares con Grupos de madurez principalmente de IV M, V C y VI y la antigüedad media cultivares fue de -5,9 años. Además, se informó que sólo el 41% habían sido fertilizadas y el 66% habían sido inoculadas.
La estrategia como país
Tras la presentación de los datos duros del informe, Rossi planteó que una de las estrategias que podría implementar el país para valorizar su producción de soja podría tener que ver con destacarse a nivel mundial por el nivel de proteína, y recibir un pago diferenciado. “Sería un camino aunque no lo está haciendo ningún país en general. Después de 2010 con valores bajos de soja se pagó en determinadas zonas y variedades y por lo tanto existe esa posibilidad y podría ser parte de la estrategia que se podría implementar en Argentina”, señaló.
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El presidente de Acsoja explicó que en los mapas se ve una “gran coincidencia en la zona central con falta de reposición de nutrientes” y subrayó que en la zona agrícola más antigua de Argentina se observan los mayores déficit de fósforo. “Si nos comparamos con Estados Unidos y Brasil nosotros no fertilizamos en la medida de lo necesario. El tema de la nutrición es muy importante y dentro de los componentes además de tener variedad de alto rinde, elegir una zona de mayor productividad lo mencionaría”, resaltó Rossi.