En Venado Tuerto, la experiencia de los sistemas ganaderos de alta producción está permitiendo que varias empresas agropecuarias encuentren con desafío la posibilidad de producir en plena zona núcleo y de campos netamente agrícolas.
IPCVA: avanza el mapeo genético de los rodeos
En esta región, el IPCVA viene centrando la capacitación e intercambio con el objetivo de demostrar a los productores que se puede pensar en ganadería y competir con la agricultura mediante la eficiencia y el manejo de altas cargas con tecnología de procesos e insumos.
“Sabemos que las grandes falencias que tiene la ganadería argentina es la eficiencia productiva más allá de los precios que; –por momentos- desalientan al productor cuando intentan embarcarse en un proyecto ganadero”, reflejó el médico veterinario Eduardo Sosa, asesor del Establecimiento La Victoria, instaurado como campo educativo en el Colegio Salesiano de la localidad santafesina.
Este internado alternativo, que otorga el grado de bachillerato agropecuario, funciona como un centro de ensayos, innovación y manejo en las nuevas prácticas que tiene el agro.
Una de ellas refleja y compara el avance tecnológico que ha tenido la agricultura, en detrimento de las variables aplicadas en la ganadería.
Sin embargo, esta nueva jornada a campo del IPCVA, logró demostrar que donde hay alta producción de carne por hectárea, buenos índices de preñez y destete, la ganadería pasa a ser un numero interesante, genera un sistema sustentable, amigable con el medio ambiente y se proyecta como alternativa para combinar con sistemas agrícolas de alta performance productiva.
En este marco, los especialistas explicaron que el concepto siempre verde (agricultura), ha cambiado varios paradigmas y generó oportunidades para la ganadería. ”Con solo pensar que hace 10 años para un ingeniero agrónomo entrar sobre un rastrojo de maíz era algo impensado, vemos la respuesta. Hoy con esta nueva idea de mantener los campos verdes, tanto en primavera y verano por los cultivos de granos gruesos, así como también como otoño e invierno, las oportunidades para la ganadería van directo hacia la eficiencia”, subrayó Sosa.
Una nueva ventana
Un pasaje interesante del encuentro estuvo dedicado al manejo de la genómica. Tal vez, porque para muchos refleja la posibilidad de abrir una ventana para jugar.
Hay expectativas y esperanzas productivas puesta en este tema. “La genómica en la ganadería, vino a respaldar la diferencia esperada entre progenies (DEP), actuando sobre ciencia cierta y ya no con una observación tan empírica y subjetiva como la humana”, enfatizó Eugenio Sosa agregando a manera de ejemplo que la misma permite ver lo que un toro puede dar.
Es decir, esta herramienta da certezas sobre si los animales van a ser más livianos, tener una visión sobre su descendencia o si la misma dejará terneros que tendrán un gran crecimiento al pie de la madre y otros parámetros a los que está apostando la ganadería.
“En la actualidad la ganadería apunta a los mapeos genéticos de los rodeos que indiquen la trazabilidad del trabajo realizado y a partir de esta herramienta utilizar lo mejor en cada uno de los índices donde se encuentran falencias”. Cabe destacar, que en lechería esta herramienta es de mucha utilidad para mejorar problemas de postura de ubre, incorporando toros con esta cualidad en su genética que al cabo de 3 o 4 generaciones logran revertir el inconveniente.
Según el IPCVA, la nueva ganadería apunta hacia las mejora de rasgos productivos que incluyen habilidad materna, producción de leche y ganancia del ternero al pie de la madre.
“Las proyecciones son lograr que un ternero a los 5 o 6 meses alcance los 230 o 240 kilos de peso vivo al pie de la madre y así destetar en un corto periodo de tiempo. Como eslabón del sistema productivo la intensificación del modelo de cría hasta el destete es lo que se lleva adelante en este y muchos establecimiento”, remató Sosa considerando que los puentes verdes y cultivos de servicio son un potencial muy grande para la actividad pecuaria