La suspensión transitoria de las retenciones a la exportación de productos agrícolas generó tensiones entre la producción y la exportación en torno del traslado de los beneficios de la medida. Un informe de la Fundación Mediterránea concluye que aquellos productores que contaban con soja y la vendieron lograron apropiarse en promedio de cerca de dos tercios del beneficio fiscal, mientras que quienes vendieron maíz lograron quedarse con el 43%. “El resto viene quedando en manos de los exportadores que, si bien mejoran sus márgenes habituales, también enfrentan mayores costos financieros y operativos, en especial en el segmento industrial”, señalaron los economistas de la entidad.
Retenciones cero: ¿Se trasladó el beneficio a los productores?
Un informe de la Fundación Mediterránea calculó que dos tercios de los beneficios por la suspensión temporaria de retenciones fueron capturados por los productores que tenían y vendieron soja. En el caso del maíz, recibieron el 43%
Retenciones cero. ¿Cómo se viene trasladando el beneficio en la cadena?
El el cupo de registros de operaciones de exportación sin derechos de exportación establecido por el cecreto 682/2025 se agotó en apenas tres días. El límite de u$s 7.000 millones de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) fue rápidamente alcanzado, con una marcada participación de los actores vinculados al complejo sojero. Se anotaron 14,5 millones de toneladas de soja (grano y sus derivados industriales), 3,1 millones de toneladas de trigo y 2 millones de toneladas de maíz, más otros productos menos relevantes (girasol, cebada, sorgo).
Los investigadores Franco Artusso y Tobías Lucero recordaron que la eliminación temporaria de los Derechos de Exportación (DEX) implica un sacrificio de recursos para el Estado, mientras que la contracara es un beneficio, a priori, para la producción, quien aporta a esta recaudación y sufre la incidencia del impuesto. “Si bien el sector exportador es quien deja de pagar el impuesto en sus operaciones, para hacerse de la mercadería debe competir por los granos en el mercado interno, lo que tiende a trasladar al menos parte de la menor presión tributaria hacia los productores primarios, en forma de mejores precios. Al menos, esto es lo que la teoría indicaría”, explicaron.
Al mismo tiempo, el esquema de liquidación anticipada de divisas que acompañó a la eliminación transitoria de los DEX (obligación de entregar los dólares al BCRA antes de disponer de los granos y, menos aún, de efectivizar la operación y recibir el ingreso de la venta) introdujo sobrecostos relevantes para el exportador (aún mayores en el industrial exportador). El informe los apunta: anticipar dólares antes de concretar la operación de exportación,liquidarlos al tipo de cambio oficial, enfrentar riesgos de descalce de precios (por ejemplo, haber vendido al exterior a un valor más bajo que el que luego deberá pagar para comprar los granos en el mercado local) y de monedas (haber liquidado divisas al tipo de cambio oficial vigente, que podría resultar inferior al que rija al momento de comprar los granos). Tales condiciones, asegura, “lo obligan a buscar coberturas y a asumir mayores costos financieros, reduciendo así la magnitud del potencial beneficio”.
El sistema
Antes de analizar si la ecuación económica que mejorará más con la suspensión relámpago de los DEX es la del eslabón comercial o la del productivo, los economistas explicaron que dos factores claves de la distribución del beneficio son la intensidad de la competencia en el sector exportador y la capacidad del sector primario para demorar o postergar ventas.
“Lo sucedido con los precios locales a partir del momento en que empezaron a declararse operaciones con retenciones cero (22 de septiembre) dirime la discusión respecto de cómo viene esta distribución, al menos en sus primeros días”, advirtieron.
El precio interno (precio pizarra de la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario) surge de tres factores: el valor internacional (FOB), el tipo de cambio que perciben los exportadores y la carga tributaria de la exportación. Estas tres variables mencionadas definen el “precio de paridad de exportación”, una referencia que tienen quienes operan en el mercado. Cuando se generan desvíos con el precio habitual, aparecen oportunidades de arbitraje que corrigen esas diferencias.
Los economistas señalaron que, entre el 19 de septiembre, día previo al anuncio de eliminación transitoria de DEX, y el 2 de octubre, cuando ya habían vuelto a regir las alícuotas previas, el precio FOB de la soja cayó 1,5%, el tipo de cambio de liquidación retrocedió 3,4% y los DEX no tuvieron cambios. “Bajo estas condiciones, el precio de paridad de exportación de la soja debería haber caído en torno a 4,9% para el grano y 5,5% para sus derivados”, explicaron. Sin embargo, lo que efectivamente sucedió fue lo opuesto: el precio pizarra de la soja en pesos aumentó 13,6%, el equivalente a un 17,6% en dólares al tipo de cambio oficial de liquidación.
“Si la paridad de exportación bajó, ¿por qué subió la pizarra de soja en la CAC de Rosario? Esta divergencia es un efecto diferido de la eliminación transitoria de DEX. El sector exportador obligado a cumplir con las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) registradas (14,5 millones de toneladas de soja) y sin haber adquirido todavía gran parte de esa mercadería, debe salir a competir activamente en el mercado interno para hacerse de granos y, en ese proceso, convalida precios por encima de la paridad, trasladando parte de la baja impositiva a los productores”, apuntó el informe.
Para precisar la distribución del beneficio entre el sector exportador y los productores de la eliminación transitoria de DEX en esta primeros días, los investigadores acudieron a un análisis de precios (de paridad de exportación y precios observados) y de brechas entre precios. “En el caso de la soja, la diferencia entre el precio de paridad de exportación con DEX 0% y con DEX 26% se ubicaba en torno a 160 mil pesos por tonelada en la semana previa al 19 de septiembre, reflejando el costo pleno del impuesto sobre el precio interno”, señalaron. Hasta esa fecha, el precio pizarra de la soja se movía prácticamente alineado con la paridad, lo que indicaba que el mercado no estaba anticipando algún beneficio hipotético de una posible reducción del tributo.
El reparto
Desde la eliminación transitoria, la situación cambió: la brecha entre el precio de pizarra y el precio de paridad DEX 26% se amplió de manera marcada, con un promedio de 96 mil pesos por tonelada entre el 22 de septiembre y comienzos de octubre. Según el estudio, esto implica, para una brecha entre precios de paridad del orden de 143 mil pesos la tonelada en ese mismo período, que los productores con mercadería disponible y que vendieron sus granos de soja lograron apropiarse de cerca de dos tercios (67%) del alivio fiscal, al recibir precios internos significativamente más altos.
El tercio restante del beneficio viene quedando del lado de los exportadores. Sin embargo, los economistas subrayaron que “este remanente deberá destinarse, al menos en parte, a cubrir mayores costos financieros y de cobertura que enfrenta el sector exportador por la liquidación anticipada de divisas (particularmente el sector industrial exportador)”.
Respecto de los volúmenes comercializados, de acuerdo con la plataforma SIO Granos se habrían vendido unos 5 millones de toneladas de soja a precio cerrado de la cosecha 24/25 (y anteriores) hasta el 3 de octubre, con entregas en lo que resta del 2025. Este volumen representa el 34% de las toneladas totales registradas a DEX 0% por el sector exportador (grano y sus derivados).
Haciendo el mismo ejercicio para el maíz, se observa que la brecha entre los precios de paridad DEX 0% y 9,5% promedió los $ 26,2 mil por tonelada entre el 22 de setiembre y el 3 de octubre, mientras que la pizarra Rosario se ubicó unos $ 11,2 mil arriba de la paridad de exportación DEX 9,5%. “De estos valores se infiere que la distribución promedio del beneficio fiscal ha sido 43% para los productores y 57% para el sector exportador”, concluyeron. Y advirtieron una tendencia declinante de la participación de los productores en los últimos días (por debajo del 20%), señal de que la exportación ha adquirido suficiente mercadería para ir cumpliendo con parte de las operaciones registradas (2,0 millones de toneladas), en un contexto de bastante volumen del cereal aún pendiente de comercialización.