“La bioeconomía tiene un rol estratégico para la Argentina y la región“ y constituye ”un nuevo paradigma con el que tenemos que dar respuesta al gran desafío que significa producir más impactando menos en el ambiente”. Así lo expresó el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo, durante la apertura de la 27º Conferencia Anual del Consorcio Internacional de Investigación en Bioeconomía Aplicada (ICABR, por sus iniciales en inglés), que se realizó esta semana en Buenos Aires, en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
La bioeconomía y su rol en una agricultura sustentable
En el encuentro, más de 150 investigadores y científicos especializados en bioeconomía de todo el mundo discutieron cuestiones centrales para el futuro del desarrollo sostenible en América.
En ese marco, Bahillo puso en primer plano el rol del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) para impulsar la cooperación internacional y enfatizó que hoy el mundo demanda no solo más alimentos, sino también mejores procesos productivos. “No podemos tener solamente objetivos productivistas; debemos contemplar los tres planos de la sostenibilidad, que son el económico, el social y el ambiental. Para ello debemos acelerar el debate científico y para eso sirve esta conferencia“, afirmó Bahillo.
Por su parte, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Daniel Filmus, señaló que “hay muchos intereses en juego y hay miradas diferentes sobre la bioeconomía, pero los países en desarrollo estamos haciendo un gran esfuerzo porque entendemos que es un camino ineludible”.
El presidente del ICABR, Justus Wesseler, señaló que la cuestión institucional juega un rol central para abrir el camino hacia un mayor desarrollo de la bioeconomía en América latina y el Caribe, igual que en el resto del mundo. “Debemos organizar y crear las condiciones para una transformación sostenible de los modos de producción, para lo cual es fundamental identificar las fortalezas y debilidades”, dijo Wesseler, de la Universidad de Wageningen, Países Bajos, y especialista en biotecnología y contribución de las cadenas de valor a la sostenibilidad.
En tanto, el director general del IICA, Manuel Otero, explicó que “si América latina y el Caribe quiere ser protagonista de la bioeconomía mundial debe participar activamente en todos los foros internacionales, donde debemos dar a conocer nuestra realidad“, señaló.
La cooperación internacional es un elemento clave. Y en ese sentido Argentina viene transitando experiencias exitosas como las que lleva adelante con Alemania, a través de dos proyectos financiados por el Ministerio Federal de Alimentación y Agricultura del país europeo. Se trata de Diálogo Argentino Alemán sobre Innovaciones Agropecuarias Sustentables (Daaias), implementado junto con la Sagyp y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) de Argentina; y Diálogo Germano-Brasileño sobre Políticas Agrícolas.
Ambas iniciativas se basan en aspectos importantes de la bioeconomía, entre otros, en el rol clave de los bioinsumos en la agricultura sustentable y la posibilidad de colaboración en este sentido.
“Los productores agropecuarios son afectados por el cambio climático, pero también tienen parte en las emisiones de gases de efecto invernadero, por eso es necesario desarrollar métodos más sustentables sin perjudicar a la producción”, dijo Cem Özdemir, ministro de Alimentación y Agricultura de la República Federal de Alemania, durante la jornada preparatoria de la conferencia de ICABR 2023.
La bioeconomía es un paradigma de desarrollo sustentable y una política de Estado que incluye a diversos sectores de la cadena agropecuaria y agroindustrial. Comprende tanto a los denominados bioproductos como los bioinsumos y los biomateriales, a los bioprocesos como la bioenergía y a la biotecnología como herramienta aplicada al mejoramiento vegetal, animal y de los microorganismos en el ámbito agropecuario.
Hermann Intemann, consejero de Agricultura de la Embajada de Alemania en Argentina valoró los proyectos conjuntos que apuntan a alcanzar una agricultura y ganadería más sustentables en base a la bioeconomía. “Sudamérica es un productor de alimentos muy importante, especialmente Brasil y Argentina tienen gran experiencia, al igual que Alemania. Juntos podemos intercambiar y llegar a conceptos y resultados muy importantes para la agricultura de mañana”, expresó el funcionario europeo.
Intermann remarcó la importancia de dar soporte a pequeñas empresas que trabajan en innovación y contribuyen a una agricultura más inteligente. “Hay muchas startups en Argentina que pueden hacerlo. El proyecto bilateral Daaias, que llevamos adelante con Argentina contempla tomar contacto con estas empresas para invitarlos a una cooperación con empresas en Alemania”, dijo y señaló que “se trata de hacer un intercambio de conocimientos entre los actores, empresas y los países, para ayudarnos a desarrollar una agricultura más sustentable”.
Bioinsumos e inversión
Dalia Lewi, directora de Bioeconomía de la Secretaría de Agricultura argentina, destacó que el concepto de biodesarrollo está ligado a aspectos sociales y productivos y, por lo tanto, las políticas oficiales se enfocan en “acompañar el biodesarrollo local, el agregado de valor en origen y el desarrollo regional”, siempre basadas en “un compromiso con el cambio climático”. Valoró el proyecto Daaias que comenzó en 2022 y señaló que “los aportes de la bioeconomía, particularmente los bioinsumos, son de gran importancia, ya que hacen a la sustentabilidad de la producción agropecuaria”, indicó.
El jefe de Grupo de Investigación en el Centro de Investigación para el Desarrollo (ZEF) de la Universidad de Bonn (Alemania) Jorge Sellare, enfatizó en la importancia de la sustentabilidad agrícola para impulsar la bioeconomía, pero alertó que “hay que tener en cuenta que la producción agropecuaria muchas veces se la asocia a impactos ambientales negativos”, como la emisión de gases de efecto invernadero, que conllevan a impactos socioeconómicos.
Sellare también planteó el escenario de la baja calidad de los granos (por la falta de nutrientes) lo que provoca, a su vez, la producción de alimentos de menor valor nutricional (concepto conocido como “hambre oculto”).
Regina Birner, de la Universidad alemana de Hohenheim afirmó que los biorecursos y la biotecnología “ofrecen oportunidades únicas para la agricultura” y detalló que “la bioeconomía puede hacer a la agricultura más sustentable, pero esto no se da en forma automática, debemos realizar esfuerzos activos para aplicar los principios de la economía circular a fin de asegurarnos que siempre estemos evaluando y monitoreando los procesos y productos de la bioeconomía teniendo en cuenta diversos criterios tales como la competencia por el uso de la tierra, emisiones de GEI y biodiversidad”.
“Hoy, la agricultura es responsable del 80% de la deforestación global, del 25% de la emisión de gases de efecto invernadero y usa el 70% del agua dulce del planeta”, detalló Birner. “No vemos una reducción en el uso de pesticidas en el mundo, pero sí una reducción significativa de la toxicidad de los productos”, indicó.