A partir del interés de una empresa por agregar valor, producir y comercializar un alimento en base a carne, el equipo de Alimentos del Inti trabajó en el desarrollo de un snack rico en proteínas, que hoy ya se vende bajo el nombre de Cultura carnica.
Snack de carne proteico con potencial exportador
La firma, originalmente llamada Los Juancitos, se dedica hace años a la ganadería en la localidad de Balcarce, en la provincia de Buenos Aires. Recientemente, sus socios buscaron expandirse e incursionar en un producto industrializado.
Para concretarlo, los socios de la empresa se contactaron con especialistas del área de Alimentos del Inti, que pusieron su conocimiento a disposición para el desarrollo del snack, con tres saborizaciones diferentes en base a carne, siempre con la idea de ofrecer proteínas, a través de un alimento saludable, nutritivo, apto para personas con celiaquía, con ingredientes naturales y la menor cantidad posible de aditivos, fácil de transportar y consumir prácticamente en cualquier lugar.
“Fuimos al Inti ya con la idea de crear un snack cárnico, veníamos haciendo pruebas caseras de este producto. Es un tipo de snack, también conocido como beef jerky, que existe en distintas partes del mundo, es muy común, y del que teníamos muestras del exterior, sobre todo de los Estados Unidos. En un momento, comenzamos a ir al Inti todas las semanas, donde se iba avanzando en el sabor, la textura, la terneza y el color”, explica Juan Cruz López Hamdan, uno de los socios de la empresa.
Por su parte, la responsable del departamento de Desarrollo de nuevos productos del instituto, Mariana Sánchez, señala que la empresa “venía de la producción a campo, y no tenía aún conocimiento en procesos de transformación de alimentos, ni en agregado de valor”. En esa línea, agrega que “habían elaborado un snack inicialmente, pero carecía de vida útil y la inocuidad no estaba estandarizada”, entre otras características que “se debían corregir”.
Paso por paso
El proceso para llegar al producto final supone trabajar con una carne cruda, el corte que se utiliza es nalga. Se fetea, se saboriza con salmuera, se realiza un proceso de cocción suave y luego se deshidrata. Luego, no es necesaria la refrigeración.
La textura del producto es clave: se busca que sea tierno y fácil de comer en cualquier lugar. Gracias a su envase, la posibilidad de consumir directamente desde allí y también a sus características nutricionales, un segmento ideal al que se apunta es el de deportistas, por ejemplo aquellos que practican turismo aventura.
“Tiene ciertas cualidades que lo hacen atractivo para gente que se cuida, que busca nutrirse con ingredientes naturales y de la forma más saludable posible, sin ingerir grasas ni demasiados aditivos”, indica Sánchez.
A su vez, López Hamdan precisa que “es práctico, se puede llevar en una mochila o bolsillo”. En relación al aspecto nutricional, destaca su carácter proteico. “Cuando la carne se deshidrata, pierde volumen pero no pierde proteínas, se eleva su concentración. Generalmente, la carne vacuna tiene entre un 20 y un 25 por ciento de proteínas, mientras que el beef jerky tiene aproximadamente 50 por ciento”, agrega el socio de Cultura cárnica.
El aporte del Inti sirvió además para prolongar la vida útil del alimento y garantizar su inocuidad, estandarizarlo y mejorarlo desde lo sensorial.
Además, se trabajó para generar una etiqueta limpia y clara, con la idea de que los consumidores y las consumidoras puedan realmente conocer su contenido sin dificultad.
Luego, desde el instituto se prestó asesoramiento para el diseño, organización y lay-out de la planta productiva de la empresa, que se encuentra en la localidad de Villa Martelli, en el Gran Buenos Aires.
Este snack, el beef jerky, es muy consumido en lugares como Estados Unidos, Europa, algunos países asiáticos, Australia y Sudáfrica. Por esa razón, la firma apunta no solo al mercado interno sino también a la exportación: en una primera instancia, sus socios identifican al norte de Chile como un destino posible.
En lo que respecta al consumo nacional, entienden que puede ser muy bien recibido en distintas regiones, en particular en el norte argentino, debido a las similitudes que el snack tiene con la carne de camélidos, como la llama.