“En este modelo económico nada va a venir de arriba, la articulación entre las empresas, el sector científico y los territorios deberá hacerse desde abajo”. Esa fue una de las conclusiones que el economista Cristian Módolo dejó durante su disertación en el encuentro de defensa del alimento argentino organizado por la cooperativa Alimentos para la Nueva Argentina. La recomendación surge del análisis de una política económica que “se apoya básicamente en un conjunto de medidas destinada a que el mercado acomode las cosas”, pero que en el medio inclina también la cancha favoreciendo a determinadas actividades y regiones, en detrimento de otras.
Módolo: ganadores y perdedores del nuevo modelo económico
El economista Cristian Módolo analizó la política económica nacional. El modelo económico de la gestión de Milei
En términos generales, el atraso cambiario, la apertura importadora y el Régimen de Incentivos a Grandes Inversiones (Rigi) dibujan un nuevo mapa en el que las economías vinculadas a la industria, la construcción y el comercio, claves para la actividad en los grandes centros urbanos, ceden peso frente a los enclaves extractivos o asociados directamente a la explotación de recursos naturales, sea del petróleo, la minería o parte de la actividad primaria agropecuaria.
El sesgo también es por escala ya que, si esquemas como el Rigi definen el mapa económico de las provincias hasta 2054, lo hacen a partir de una escala millonaria de inversión, fundamentalmente externa, que otorga grandes ventajas fiscales, cambiarias y jurídicas a sus beneficiarios.
Un paraguas que no cubre a la mayoría de las 66 mil organizaciones con y sin fines de lucro que contabilizó el último Censo Económico Nacional en la Región Centro. Unidades económicas que participen de clusters ligados a la industria, la actividad agropecuaria, servicios urbanos y turismo, que en su gran mayoría son chicas (el 90% tiene menos de 9 empleados), que son jóvenes (el aparato productivo tiene una antigüedad de 19 años, prácticamente nació en 2001) y que invierten en innovación por encima del promedio nacional pero en niveles todavía muy bajos (menos el 5%). Y que en un 94% no salieron del mercado de sus provincias.
La economía de estos días
En estas condiciones, este aparato productivo deberá enfrentar un nuevo escenario que conjuga, describió Módolo, una creciente invasión de importaciones “de todos los tamaños” (el atraso cambiario, la apertura y la promesa de Donald Trump de subir aranceles a productos chinos, que saldrán a buscar otros destinos, incentivarán este proceso), el desmantelamiento del sistema científico y de empresas públicas, el retiro del Estado nacional de las provincias y un cambio en las políticas sociales que restringirá el ingreso “no básico” de la población, el que está por fuera de las transferencias por AUH y la Tarjeta Alimentar.
Módolo explicó que la matriz de este esquema se definió en diciembre del año pasado, a partir de dos fechas claves: la del 13 de diciembre, cuando el Banco Central fijó la nueva política monetaria, y la del 20 de diciembre, cuando se firmó el DNU 70. Este andamiaje abrió tres carriles para la economía argentina. Según lo expuso el economista:
- Una política fiscal de shock, que combinó aumento de impuestos y licuación de gastos para generar un superávit de u$s9 mil millones destinado a pagar deuda.
- Un shock financiero apoyado en la transferencia del pasivo del BCRA al Tesoro por u$s 30 mil millones, “luego de haber triplicado esa factura en diciembre”; la devaluación inicial y la baja de la tasa de interés.
- Una política gradual en lo cambiario que mantuvo el cepo y estableció un sistema de microdevaluaciones del 2% mensual, parte fundamental también del carry trade.
Este último punto es causa directa de las consecuencias más preocupantes de la política económica, que es un “atraso cambiario que nos pone caros respecto del mundo”. Módolo apuntó que, a valores de 2005, el dólar hoy valdría $ 1.400, en lugar de los $ 1.000 que cotiza en el oficial.
La política para el próximo año
El economista no prevé cambios drásticos en esta situación para 2025, en el que estima que se verán “más importaciones y salida de divisas”.
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La necesidad política del gobierno nacional de mantener pisado el tipo de cambio, las transformaciones en la economía mundial a partir de la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos, y una reconfiguración del mapa productivo del país dejará ganadores y perdedores, en los sectorial y en lo geográfico.