El muy buen manejo agronómico de un lote, fue fundamental para poder duplicar el rendimiento promedio que este año tuvo el maíz tardío en la zona de Rojas, norte de Buenos Aires. La eficiencia en el uso de agua fue la máxima histórica.
El maíz tardío dio el batacazo en Rojas a pesar de la fuerte sequía
Por Luciano Venini
El maíz es uno de los cultivos de mayor importancia en la Argentina, y el área sembrada con maíz tardío aumentó considerablemente durante los últimos 15 años, momento en que ingresó la tecnología BT al mercado argentino.
Mientras el porcentaje de maíces tempranos/tardíos era originalmente 80/20, desde la temporada 2008-2009 fue de 70/30 y desde la 2011-2012 a la actualidad 60/40.
Por lo tanto, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires y sur de Santa Fe, la siembra tardía de maíz (fines de noviembre-diciembre) es una práctica que se ha incrementado en las últimas campañas, siendo una estrategia muy utilizada en la pasada temporada 2022-23, debido a los pronósticos de seca, más desfavorable para las siembras tempranas.
Riesgo y sustentabilidad
Dependiendo de las condiciones climáticas y el ambiente (definido por el tipo de suelo o condición hídrica de los perfiles) en muchos casos se lo prefiere sobre maíz temprano y en algunos planteos productivos desplazó a la soja de segunda en secuencias con cebada o trigo.
La inclusión de este cultivo en algunos sistemas con escasa participación de gramíneas contribuye a mantener o mejorar la fertilidad física de los suelos a través de su aporte de raíces y/o biomasa aérea. También frente a la problemática de presencia de numerosas malezas tolerantes/resistentes en diferentes regiones, la siembra del cereal permite rotar los principios activos utilizados y mejorar la sustentabilidad de los sistemas.
En general, la fecha de siembra demorada de maíz permite desplazar el período crítico del cultivo a momentos del año donde las probabilidades de un déficit hídrico son menores, ya sea por menor demanda atmosférica o mayor probabilidad de ocurrencia de precipitaciones. Si bien en floración y durante el llenado de granos suelen reducirse los valores de radiación y temperatura, pudiendo incidir en menores rendimientos potenciales, ésta situación a veces no ocurre y no se observan mermas en los rendimientos obtenidos.
En definitiva, el cultivo gana cada vez más hectáreas en la región agrícola central, ofreciendo menor riesgo y más sustentabilidad productiva.
Rendimientos
Si bien este año debido a la intensa sequía que afectó a toda la región agrícola central, los rendimientos promedios de todos los cultivos estuvieron muy por debajo de lo normal, siempre hay algún lote puntual donde el rinde fue mayor a la media de una zona determinada.
Uno de estos casos puntuales de rendimientos de maíz tardío superiores al promedio de la zona, se dio en el partido bonaerense de Rojas, en un lote que en sus mejores microambientes estuvo cerca de los 8.500 kilos por hectárea, con un promedio de 5.500 kilos, cuando los demás rindes promedios de maíz tardío de la zona fueron de 2.500 kilos.
¿El secreto?, un muy buen manejo agronómico, a partir de la fecha justa de siembra de algún material muy bien adaptado a siembra tardías, y con una muy buena tolerancia al estrés hídrico en plena polinización, e incluso también a heladas.
Para conocer el manejo de este lote puntual de maíz tardío en la zona de la ciudad de Rojas, Agroclave dialogó con el profesional encargado, el ingeniero agrónomo Germán Michetti, asesor privado en el norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe, luego de su cosecha realizada a principios de agosto pasado.
El manejo en el norte de Rojas
“Fue un lote de 55 hectáreas ubicado en el norte del Partido de Rojas, la mitad de su superficie tiene aptitud de suelo de clase 1, y la otra mitad clases II y III”, contó Michetti.
“Se sembró el material NK 979 Viptera, durante los últimos días de noviembre, a 52 centímetros de distancia entre hileras, una densidad para lograr cosechar 55 mil plantas por hectárea, sobre un rastrojo de trigo-soja que venía de soja y otro maíz tardío, y luego de haberse realizado hace tres años una descompactación mecánica del suelo, con barbecho riguroso y exhaustivo control de malezas”, continuó.
En cuanto a la fertilización, el entrevistado dijo que fue con un arrancador de 100 kilos por hectárea de monoamónico, y el equivalente a 200 kilos de urea incorporado.
Altos rendimientos en tardío
Sobre el promedio de rendimiento del lote, Michetti informó que fue de 5.500 kilos seco por hectárea, aunque destacó que en los mejores ambientes del lote, el rinde estuvo cerca de los 8.500 kilos por hectárea.
“Se trata de los rendimientos más altos que hubo en maíz tardío, y teniendo en cuenta que se registraron 330 milímetros de lluvias en todo el año (desde el 1/5/2022 al 1/5/2023), la eficiencia en el uso de agua fue la máxima de la historia”, consideró.
¿El secreto?, el profesional dijo que “fue la fecha justa de siembra de un material muy bien adaptado a fechas tardías, y con una muy buena tolerancia al estrés hídrico que sufrió en plena polinización, e incluso la helada del 20 de febrero”.
¿El muy buen manejo agronómico fue fundamental para poder lograr este buen resultado a pesar de la seca?
Sí, porque básicamente hay que coordinar los recursos hídricos de suelo y genéticos como para que el resultado sea óptimo, lográndose mucho con muy poco.