Cerca de 55 mil hectáreas de trigo podrían quedar en el camino, y se suman a las proyecciones globales que indican un cierre de campaña con 200 mil hectáreas menos para este cultivo invernal. Por ahora, la intención de siembra está fija en 6,92 millones, pero los números reales sobre la brecha final indican que caería a 6,72 millones de hectáreas.
Santa Fe: la producción de trigo está paralizada
Los departamentos del centro norte de la provincia, frenaron la siembra por déficit hídrico y ausencia de precipitaciones
El sector, que espera lluvias durante las últimas semanas de Julio considera que el beneficio podría ser doble, ya que más allá de sumar algunas últimas hectáreas a la siembra, se lograría mitigar los riesgos visibles que viene dejando un invierno muy frío y riguroso.
“La realidad de estos días, muestra muy poca disponibilidad de agua útil en los primeros centímetros del suelo y ha paralizado la siembra en su totalidad, durante el último tramo para este cereal”, subrayó Rubén Walter, director de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Santa Fe.
Este profesional de la edafología, habló sobre el intenso ritmo inicial de la campaña, pero al mismo tiempo, explicó que –de a poco- se fue perdiendo la buena disponibilidad de humedad en el centro norte de Santa Fe; hace una semana y media.
“Este región logró sembrar el 90 % de lo estimado, tuvo sobre fines de mayo lluvias de 20 a 35 milímetros, pero después todo se frenó y está indicando que podría dejar afuera de la siembra a cerca de 55 mil hectáreas”.
El dato, está siendo observado por toda la cadena triguera, que evalúa un cierre en la ventana de siembra con muchos lotes sin implantar.
Según Rubén Walter, han pasado 2 meses sin precipitaciones y más allá de la buena reserva de agua en el perfil del suelo (180 a 200 milímetros), en muchas zonas los primeros 8 centímetros muestran una escasa y casi nula disponibilidad del recurso natural.
“Es muy alto el riesgo para sembrar así. Afecta la germinación y el desarrollo vegetativo así como también su anclaje en el suelo”, agregó anticipando ciclos de lluvias irregulares de 2, 3 y como máximo un registro de 8 o 10 milímetros.
Esta semana, la Bolsa de Cereales de Santa Fe, alertó sobre el deterioro físico de los suelos y destacó la ausencia de una percepción sobre este problema concreto.
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También explicó que se comienzan a dar limitantes frente a situaciones eventuales. “Desde la profundización de las corrientes climatológicas Niña y Niño, se empezaron a manifestar problemas graves que reflejan que la dinámica del agua dentro del suelo no es óptima y su movimiento influye en el desarrollo radicular de las plantas y resta potencial a los quintales que luego se esperan obtener”.
Por ahora, los técnicos insisten que todo esto se corrige con un manejo sostenible. “Tenemos que entender cómo funciona el “agregado o cascote” que parte del limo, la arcilla y el arena.
Es decir, estos 3 elementos minerales que hacen a la materia orgánica, necesitan ser cuidados y bien trabajados para que den respuesta a la infiltración, el movimiento del agua, los nutrientes y que la penetración de las raíces no manifiesten problemas.
“El hombre no puede traer limo, arena o arcilla, pero sí manejar la materia orgánica y para ello es necesario prudencia para no generar capas compactadas o densificadas que impidan la infiltración del agua. En Argentina hay zonas donde llueven 40 milímetros e infiltran solo 5. El agua se va a las cunetas y se pierde la posibilidad de producción en el suelo”, concluyó el especialista