La campaña de trigo sigue concentrando las miradas. Las lluvias llegaron a tiempo para buena parte de la región productiva, pero el potente impacto de la sequía y la selectividad de las precipitaciones, trazaron un panorama heterogéneo en cuanto a condiciones de siembra. En tanto, está prácticamente finalizada la cosecha de soja, que no supera los 21 millones de toneladas por los fuertes recortes que dejó la seca, pero además en un escenario preocupante en materia de precios debido a las bajas registradas en el mercado internacional, donde las cosechas de Estados Unidos y Brasil, están marcando el ritmo al mercado.
Trigo 2023/24: unas 100.000 hectáreas podrían quedarse fuera de la siembra por la falta de agua
En el centro norte santafesino, hubo en la última semana “un fuerte avance” de la siembra de trigo por las favorables condiciones climáticas, con ambientes húmedos y temperaturas elevadas, según detalló el informe del Ministerio de la Producción provincial y la Bolsa de Comercio de Santa Fe (SEA), el cual reveló que ya se cubrió el 78% de la superficie estimada con el cereal de invierno, lo que representa unas 351.000 hectáreas, con un avance de 13 puntos respecto de siete días atrás.
“Los trigales ya implantados se vieron favorecidos en sus distintas etapas, a la vez que el clima permitió un continuo movimiento de equipos”, indicó SEA y señaló que “el agua útil en la cama de siembra se mantuvo, por lo que prosiguió la implantación en las distintas zonas y consolidó las estimaciones realizadas, luego de que las precipitaciones revirtieran parcialmente la realidad”.
La Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Rosario, indicó en cambio que el otoño “finalizó con un balance pluvial positivo para la mitad de la región núcleo” porque las “recargaron adecuadamente casi la mitad este de la región núcleo”. Sin embargo, “en el centro-oeste del área “no alcanzaron para revertir la condición de sequía y escasez hídrica” y donde aún restaría que caigan unos 80 milímetros en los próximos quince días para alcanzar el estado óptimo de las reservas, es decir al metro de profundidad del suelo.
“Hoy el foco está puesto en el 25% del área triguera que resta por implantar, sobre 1,1 millón de hectáreas proyectadas”, apuntó GEA.
En rigor, desde la Bolsa rosarina advirtieron que en el oeste, sobre todo SO de la región hay 100.000 ha que difícilmente puedan sembrarse si no hay nuevas lluvias. Y la ventana de siembra se cierra. “¡Imposible sembrar trigo!”, dicen en Sancti Spiritu, al sur de Santa Fe, donde llovieron solo 37 mm en mayo y nada en junio. En el noroeste de Buenos Aires, la siembra está estancada en el 50% y hay pocas expectativas de sumar lotes por la falta de humedad.
Por el otro lado, centro sur y SE de Santa Fe, sumaron algunos lotes más a la intención de siembra triguera. Es el caso de Carlos Pellegrini, El Trébol, Rosario y Aldao. En el noreste bonaerense el 95% del trigo ya está implantado. En el sudeste de Córdoba, como en Marcos Juárez, la superficie también se redujo entre un 40 a un 50%, respecto al año pasado.
La superficie de trigo 2023/24 de la región núcleo podría caer entre un 15 a 23% respecto a la campaña anterior, indicaron desde GEA.
Por lo pronto, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) recortó nuevamente en 100 mil hectáreas el área sembrada triguera del nuevo ciclo respecto de las estimaciones de la semana pasada. “Alcanzará las 6 millones de hectáreas”, indicó la entidad.
“El ajuste a la baja en la proyección de la siembra del trigo se debe principalmente a la escasez de humedad para cumplir con los planes de siembra sobre el centro oeste de la región agrícola, donde la ventana de siembra se encuentra avanzada”, destacó un informe de la entidad.
Soja y maíz
En cambio, mantuvo la previsión de producción de maíz en 34 millones de toneladas y dio por concluida la cosecha de soja para la campaña 2022/23 con una producción acumulada total de 21 millones de toneladas.
Esta magra campaña de soja está acompañada por un contexto internacional de precios adverso. Esta semana Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, puso el foco en el mercado climático norteamericano, que comenzó con clima muy seco en Estados Unidos y pronósticos que iban por el mismo lado y cultivos de maíz y soja con una calidad fuerte a la baja. Sin embargo, a los pocos días, los pronósticos de lluvia de mediano plazo llevaron al mercado a dar una vuelta de campana.
“El clima empezó seco, y Chicago subió fuerte, generando oportunidad de venta para los productores que venían atrasados. Pero luego volvieron los pronósticos de lluvia, y vimos bajas muy fuertes. Los fondos especulativos en Chicago están con una posición relativamente chica, lo que les da mucho poder de fuego para mover el mercado tanto a la suba como a la baja”, explicó Romano.
“En Argentina se sigue atentamente este tipo de variaciones en el mercado local de la cosecha nueva. Valores de soja mayo en la zona de 340, maíz abril por encima de 200, y de trigo en 240, dieron al productor la oportunidad de marcar valores que parecían muy difícil volver a ver”, dijo. Dentro de esto, se destaca que la soja argentina -que estaba muy barata frente a Chicago- ahora está dentro de lo razonable, pero que el maíz incluso quedó barato para lo que fue la variación de Chicago”, agregó el especialista.