Los valores de la carne vacuna que importa China fueron cayendo en el orden del 32 al 35% y si esa tendencia se sostiene, sus grandes proveedores se verán obligados a migrar hacia nuevos países de Europa, el mismo sudeste asiático y principalmente a Estados Unidos.
Carnes: va a ser necesario buscar nuevos mercados
Por lo pronto, hay que tomar con pinzas el 19% de crecimiento de las exportaciones de Argentina durante el mes de enero, ya que el impulso estuvo más relacionado a la liberación definitiva para exportar todos los cortes cárnicos, por encima de una estrategia comercial compleja que deberá empezar a diagramarse en lo inmediato.
Ahora, sin restricción de exportaciones, Argentina se encuentra frente a una demanda externa poco firme y el miedo a exportar más carne recibiendo menos dólares, es una tendencia que viene dando desde el ciclo 2022, se extendió hacia el año pasado y se perfila de la misma forma para este 2024. En definitiva, se han perdido 620 millones de dólares por la caída de los precios en un mundo liderado por China que se lleva el 80 % de los cortes argentinos.
En estos números está el talón de Aquiles para las carnes de nuestro argentinas, que miran con precaución el serio problema de crecimiento macroeconómico de muchos países asiáticos que vienen achicando sus ritmos de crecimiento por cifras menores al 5 %.
Como si esto fuera poco, los exportadores vienen viendo que Brasil le suma un condimento –en volumen– a este mercado, alentado por la baja de precios que –de a poco– está obligando a la industria frigorífica a mirar más a EEUU, para contener la caída en los valores. No es casual entonces, que el año pasado los envíos hacia el país del norte de América hayan estado por encima de la cuota en 20 mil toneladas, con idea de darle una mayor continuidad a este movimiento más fluido durante este año.
La gran duda se ha centrado en evaluar cómo manejarse para no dejar sin un hueso a nadie, ya que también suena cierto que el volumen del mercado mundial de carnes se va a desarrollar, durante los próximos 30 años, entre los países que integran el sudeste del continente asiático.
De a poco se ve venir que las clases sociales rurales se incorporan a los segmentos industriales, obteniendo mejores salarios y con mayores posibilidades para comenzar a consumir más proteína animal a partir de sus mejores ingresos.
Bajo este punto de vista, en Argentina los datos indican que hay 12 millones de trabajadores de los cuales solo 6 millones se encuentran bajo una situación formal o en blanco. Esto impide a un 50 % de la masa laboral adecuar sus ingresos para –entre tantos puntos– lograr un mejor equilibrio en su alimentación.
La cifra es alta e indica de forma contundente, cuánto se pierde por la ausencia de un mejor consumo interno de alimentos y sobre todo de carne vacuna que es uno de los principales y más emblemáticos productos alimenticios que tenemos.
En lo inmediato, se espera una situación peor, porque se estima que el mix de ingresos de los trabajadores del país, seguirá siendo menor al año pasado, hasta tanto no reaccione la macroeconomía de Argentina.
La Cámara de la Industria, el Comercio de Carnes y Derivados de Argentina (Cicra), remarcó que los problemas por corregir no son solo de un segmento.
Fue contundente al decir que no hay solo trabajadores en negro y frigoríficos sin habilitación nacional (Senasa), sino que detrás hay productores agropecuarios o ganaderos que permiten que un gran porcentual de la faena se haga bajo estas maniobras informales.
Más allá de ese dato, aun el 80% del procesamiento de carne vacuna se sigue haciendo bajo industrias frigoríficas con habilitación nacional, aunque existen 320 frigoríficos que faenan cerca de un 20% en situaciones de ineficiencia y pérdida de valor de venta en el recupero.
En este escenario, todos los actores del sector hablan de revertir el mal manejo que sigue siendo una materia pendiente.