Las exportaciones de carne vacuna cerrarán el año con valores superiores a los de 2022 y también por encima de los de 2019, el año previo a la pandemia de coronavirus, destacó el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), Sebastián Bendayán Breser. De todos modos, indicó que ,“si bien hay volúmenes récord, con un promedio de 50.000 toneladas por mes salvo en mayo, junio y agosto que rondo las 65.000 toneladas, los valores bajaron significativamente a razón de un promedio de u$s 4.500 por tonelada”.
El año cierra con niveles récord de exportaciones de carne
En un año marcado por las tensiones electorales, el sector cárnico salió beneficiado. “A pesar de los controles y restricciones, todo parece indicar que el año cerraría con exportaciones en niveles más altos que el 2022 y que superará incluso al registro del 2019”, afirmó el dirigente empresario en un balance del año publicado el último informe sectorial elaborado por la Federación.
De todos modos, como los valores bajaron, “mientras crece el volumen cae el ingreso de divisas”, alertó.
“Analizando el cierre de año podemos decir que hasta aquí se han faenado poco más de 13.423.475 cabezas, correspondiendo a 1.234.134 para noviembre 2023, donde las hembras alcanzaron el 48% de participación”, precisó Bendayán Breser y señaló además que “el kilaje medio por res faenada es de 226 kilos, bastante por debajo de lo que se venía observando meses atrás donde superaba los 230”.
También subrayó que “este fenómeno también está relacionado con la gran sequía imperante que obligó a muchos productores a adelantar la salida de los campos debido a las contingencias climáticas”.
Por otra parte, detalló que “los precios en góndola de los distintos cortes de carne vacuna han registrado un incremento del 11,6% en noviembre 2023 con respecto al mes anterior”, y que “la variación interanual se ubica en un 189,2%”.
Frente a ese escenario, “el consumo de carne vacuna tiende a caer”, dijo el dirigente y explicó que los índices “son los más bajos de las últimas décadas, a razón de 48 kilos promedio por persona por año y en baja, lo que preocupa mucho a la industria consumera”.
Precios altos, menos consumo
En ese sentido, el dirigente destacó que “la recomposición de los precios del kilo vivo no fue convalidada por los consumidores y se están observando en los mercados de referencias una considerable baja en las cotizaciones de la hacienda que seguramente impactará en góndola”.
En ese sentido, un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario prevé que en 2024 el consumo interno de carne bovina “caería 8,7% interanual hasta los 2.200.000 toneladas de res con hueso (r/c/h)”, lo que representa una merma de 200 mil toneladas respecto del año previo.
De acuerdo a la BCR, el contexto económico del 2023 repercutió severamente en el mercado de carne vacuna. “El año 2023 va a quedar en la historia de Argentina por haber sido testigo de una de las peores sequías experimentadas por el país: la producción de granos se redujo en cerca de un 40% interanual”, inidicó el relevamiento lo que generó “serias dificultades para la economía argentina, dado que las cadenas agroindustriales aportan 1 de cada 4 pesos recaudados por el Estado nacional, emplean a 1 de cada 5 trabajadores del sector privado, dan cuenta de 2 de cada 3 dólares que ingresan al país por exportaciones y representan el 20% del PIB argentino”.
Por otro lado, destacaron que “al haber escasez de pasturas como resultado de la falta de agua, los agentes de la actividad ganadera se vieron obligados a enviar una gran cantidad de cabezas a faena, resultando en elevados números de producción y de exportaciones, así como en una recuperación del consumo respecto de los dos años anteriores”.
En esta línea, precisaron que en los primeros 11 meses del año, se faenaron 13,4 millones de cabezas, un 9,7% por encima del promedio de los últimos 5 años para el mismo período, al tiempo que se habrían exportado más de 800.000 toneladas (res c/ hueso equivalente), un 23,6% por arriba del promedio.
En ese marco, el consumo interno alcanzó las 2,2 millones de tonelada, es decir un 2,4% más que el promedio de los últimos 5 años.
En tanto, BCR espera que en 2024 el consumo de carne bovina representará el mayor porcentaje. Prevén que el consumo interno ronde el próximo año las 5,1 millones de toneladas, de las cuales la carne bovina explicará en 2024 el 43%, seguido por la aviar en un 42% y porcina en un 15%.
Además, la BCR consideró para 2024 que “un sostenimiento del fenómeno El Niño sería favorable, en principio, para las pasturas y la posibilidad de hacer una transición hacia una fase de retención de stocks, y asumiendo este escenario, se estima que en el año 2024 la faena presentaría una disminución del 9% interanual, ubicándose en niveles cercanos a 13,1 millones de cabezas”.
También proyecta que el año que viene el volumen exportado de carnes alcance un valor de aproximadamente u$s 2.645 millones, aportadas en un 90% por la carne vacuna, 9% por la aviar y 1% por la porcina, marcando una caída del 4% interanual.
Mirar hacia afuera, el negocio que se viene
El sector ganadero está dejando atrás un año fuertemente afectado por la sequía, que arrojó como resultado una importante caída en la productividad de carne. Pero el cambio de gobierno, que trajo aparejada una total apertura comercial, sumado a una menor oferta debido a que las buenas condiciones climáticas que permitirán realizar una zafra más lenta, inclinarán la balanza hacia la exportación en detrimento del mercado interno.
Así lo refleja el último reporte del Mercado Ganadero de Rosario (Rosgan), el cual señaló que “a la luz de las políticas de apertura y liberación comercial conocidas al momento, nuestra proyección para el próximo ciclo refleja un marco más favorable a la exportación que al consumo doméstico”.
En ese sentido, “aun con una oferta de carne más restringida, estimamos que la exportación presionará para sostener los niveles de actividad conseguidos este año a fin de diluir los pesados costos de estructura que recaerán sobre la operación”, indicó Rosgan y en esa puja no descarta “un escenario en el cual la exportación siga ganando participación de mercado en detrimento del consumo local que, de momento, se perfila como el segmento más debilitado y que puede incluso retroceder a niveles de consumo inferiores a los 45 kilos per capita”.
Esa competitividad del sector exportador está impulsada por la devaluación, aunque desde Rosgan también señalan que “no está claro cuán rápido podría ir erosionándose en la medida que el resto de los costos internos sigan viajando a tasas de inflación mensuales de dos dígitos”.
Según detalló el reporte de Rosgan, con el cambio de escenario político, económico y climático, “es esperable observar un mayor nivel de retención de hacienda por parte del criador”. En cambio, consideró más difícil precisar el grado de retención que logre realizar el productor en un marco de costos crecientes y escasas reservas financieras tras un año que para muchos significó una fuerte descapitalización.
En tanto el engordador, con una mayor oferta forrajera en los campos y un precio del maíz cotizando a un dólar mucho más competitivo para la exportación, “debería volver a inclinarse hacia el invernador pastoril, donde el costo por kilo de carne ganado resulta sustancialmente más barato”, agregó el informe. Este retorno a las invernadas pastoriles, alteraría a su vez la estacionalidad con la que ingresaría esta hacienda terminada, en especial viniendo de un año de fuerte protagonismo del feedlot, ante la grave situación que atravesaron los campos.
En concreto, “por el lado de la oferta podemos anticipar una menor disponibilidad de terneros para engorde”, agregó Rosgan.
Para el próximo ciclo, considerando la menor cantidad de terneros que estaría ingresando a los sistemas de engorde, así como una moderada retención de vientres, estimamos que el nivel de faena en 2024 podría resultar inferior a la de los últimos dos años, situándola preliminarmente en torno a los 13,2 millones de cabezas.