La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) convocó a distintos especialistas para alistar la caja de herramientas que se necesita para lograr un manejo integrado de plagas y enfermedades, y prepararse para la soja 21/22 en diferentes regiones del país. La cita tuvo lugar en la última edición 2021 de la Agenda Aapresid, el evento semanal que organiza la entidad para cubrir la actualidad de la campaña
Insectos y enfermedades en soja: qué tener en cuenta para esta campaña
La experiencia del productor
Desde la Regional Lincoln, el socio Aapresid Martín Petroni repasó que en la zona noroeste de la provincia de Buenos Aires las dificultades en cuanto a insectos se presentan principalmente con oruga bolillera y complejo de chinches, y en segundo lugar con arañuela y trips que suelen entrar al campo por sectores y en forma tardía.
Petroni reconoció que “para este año esperaban condiciones más complicadas en cuanto a plagas, pero por el momento eso no se cumplió”. No obstante, las poblaciones de arañuelas y trips suelen verse favorecidas en años secos, por lo que aconsejó estar atentos a estos pequeños enemigos en los próximos meses, y “cuando se observen varias zonas del cultivo infestadas, ya pensar en realizar un control químico”.
Con respecto a las chinches, el monitoreo frecuente y representativo es fundamental, ya que se trata de insectos muy escurridizos siendo complicado estimar realmente su nivel poblacional. En este caso, “el punto está en evaluar la posibilidad de aplicar entre R2 y R3 (floración completa e inicio de formación de frutos) para tratar de conservar la mayor cantidad de flores y vainas, ya que en ese período el daño puede ser muy grande”, advirtió.
En planteos con alta participación de cultivos de servicio (CS), puede surgir la preocupación de que éstos funcionen como un refugio o “puente” de supervivencia de insectos hasta el cultivo de renta posterior. Sin embargo, esto no es impedimento para incluirlos en las rotaciones agrícolas y aprovechar todos sus beneficios, porque “con seguimiento de cerca y la aplicación de productos selectivos en complemento con herramientas para manejar insectos benéficos”, es posible mantener las plagas a raya, resaltó.
En lo que refiere a enfermedades de fin de ciclo (EFC), en la región suelen presentarse bacterias y hongos como Tizón de la hoja y Mancha púrpura (Cercospora kikuchii), Mancha ojo de rana (Cercospora sojina) y Mancha marrón (Septoria glycines) que afectan el follaje y provocan importantes pérdidas de rendimiento en la soja. En función de las condiciones ambientales de humedad predisponentes y de su incidencia (% de plantas afectadas) se decidirá si aplicar en toda la superficie o solo en aquella parte que va a producción de semilla propia. En experiencias anteriores registraron “300 kg más de grano en lotes semilleros con adecuada aplicación de fungicidas e insecticidas en comparación de lotes comerciales sin tratar”, detalló.
¿Qué hay de nuevo en herramientas de control químico?
Daniel Ferreras y Ezequiel Gandino (Syngenta) dieron detalles sobre el insecticida recientemente lanzado por la firma: Virantra, con tecnología Plinazolin. Ésta es una solución innovadora, con un nuevo modo de acción que pertenece al grupo 30 según el esquema de Clasificación de Modo de Acción. “Actúa por contacto y posee gran residualidad sobre un amplio espectro que incluye chinches, lepidópteros, trips y ácaros, sumando una nueva herramienta de bajo impacto ambiental para el manejo de la resistencia de insecticidas”, subrayaron.
Los técnicos recomiendan su aplicación temprana durante el período de formación y desarrollo de frutos (R3 a R4), estadío en el que es posible llegar a cubrir bien el tercio medio de la planta para tener mayor probabilidad de respuesta y un óptimo control de las plagas presentes. Ferrero señaló que se encontraron 400 kg de respuesta al tratamiento de trips durante período crítico, e incluso mayores en soja de segunda. En chinches vieron respuestas positivas en la calidad y cantidad de granos.
En cuanto a novedades para el manejo integrado de enfermedades, recientemente UPL lanzó una nueva “carta química” para patógenos de difícil control como los del género Cercospora. Se trata de GoldLeaf, una mezcla sistémica y multisitio para soja, compuesta por Azoxystrobin, Protioconazole y Mancozeb, “que ha demostrado ser muy efectiva en el control y manejo de enfermedades resistentes”, precisó Andres Fabbris, representante de la empresa.
El momento clave para la aplicación del fungicida es entre R3 y R5.5 (entre inicio de formación de frutos y llenado de granos), “lo que impacta en un 8-12% más de rendimientos”. Durante ese período “toda precipitación caída que acumule 40 a 50 mm, sumando lluvias de al menos 7 mm, debe ser criterio para evaluar la posterior aplicación del producto, ya que es el principal factor que desencadena la presión y dispersión de las enfermedades”, recalcó.
Además, el profesional llamó a “ser lo más preventivos, proactivos y conscientes posibles en el uso de las herramientas”, y recomendó rotar de modos de acción, conocer el historial sanitario del lote, monitorear y considerar las condiciones ambientales predisponentes. “Si decidimos aplicar, será importante hacerlo en condiciones adecuadas y con un buen coadyuvante para favorecer la eficiencia del control”, agregó.