El agua cayó como agua bendita para el campo. El 2024 dejó un saldo de 700 a 1200 mm en la región núcleo, mientras que el 2023 cerró con 700 a 900 mm. El fantasma de los días de sequía va quedando atrás, sin embargo, diciembre 2024 terminó con lluvias por debajo de la media y las reservas de agua del suelo van de escasas a sequía en el 50% de la región y se encienden luces de alerta. El área más afectada es el NE bonaerense, advierte un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
El 2024 terminó con más lluvias que en 2023, pero con menos reservas de agua
En la región núcleo se registró 26% más de agua pero hay algunas zonas complicadas por la falta de precipitaciones en diciembre
“Los pronósticos de mediano plazo no prevén, más allá de algún evento aislado, precipitaciones de consideración para la primera quincena del año”, señaló el consultor de la BCR Alfredo Elorriaga.
En el 2024 la región acumuló un promedio anual de 960 mm y las lluvias se acercaron al típico gradiente de 800 a 1.200 milímetros de este a oeste, resalta el informe realizado por los especialistas de la Bolsa rosarina Marina Barletta, Florencia Poeta y Cristián Russo.
“La mayoría de las estaciones metereológicas de la Red GEA registraron valores superiores al año previo, dejando en promedio 26% más de agua que en el 2023. Las mayores diferencias se evidencian en Hernando, con un 90% más de lluvias que en el 2023, Montes de Oca con un 70% más y Pozo del Molle con 60% más. Solo dos estaciones quedaron con valores por debajo del año anterior: Irigoyen y Gral. Villegas, con 2 y 11% menos de agua, respectivamente”, se indicó.
Desde la entidad resaltaron que las lluvias del otoño -influenciadas por el fenomeno “Niño” que tuvo lugar durante el verano 23/24- sumadas a la recomposición de lluvias durante la primavera de este año, fueron los factores que aportaron más agua al 2024.
Sin embargo, diciembre rompió la racha y el sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires terminaron con unos escasos 35 mm, muy lejos de los 110 considerados valor medio histórico para la zona. Solo el sudeste de Córdoba fue el sector más beneficiado con las últimas lluvias.
De esta manera, las reservas de agua de los suelos al primer metro de profundidad (considerando el consumo de una pradera permanente) actualmente van de escasas a sequía en la mitad de la región núcleo, y si se suma el área con contenido de agua regular, el guarismo asciende al 80%, siendo el noreste bonaerense el sector más seco.
Impacto diferenciado en la región núcleo
El panorama climático en el norte bonaerense comienza a generar preocupación. El cultivo más afectado es el maíz temprano, una elección casi obligada este año debido al riesgo de la chicharrita. “Los maíces sembrados son casi todos de fechas tempranas de octubre y septiembre; no hay maíces de primera tardíos y apenas un 10% de maíces de segunda”, comentan los asesores locales. Aunque los primeros estadios del ciclo contaron con buena provisión hídrica, la falta de lluvias en diciembre deterioró los cuadros: “Están en su periodo crítico y lo transitarán casi sin lluvias”.
Los asesores explicaron que el cultivo generó mucha materia verde al inicio, pero al cortarse las lluvias comenzaron a secarse las hojas basales, se produjo mortandad de macollos y hoy presentan una coloración más pálida. Aunque aún no se reportan daños críticos, los rindes ya están comprometidos: La soja también enfrenta dificultades. Además, entre un 10% y un 15% de los lotes siguen sin sembrarse por falta de agua, y otro 10% fue implantado a la espera de lluvias de fin de año, que nunca llegaron.